¿Cómo Confesarse Siendo un Cristiano Católico?

El Cómo Confesarse, llega a ser una de las preguntas que muchas personas se han llegado a realizar, al igual que para qué sirve y cómo se hace. Por lo que en el siguiente artículo conoceremos todo lo relacionado a Cómo Confesarse siendo una persona con las creencias católicas.

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La Confesión: Una Guía Paso a Paso

En este artículo le vamos a presentar una especie de guía para una buena confesión y saber cómo puede llegar a recibir con gran beneficio el sacramento de la reconciliación. En el mismo se incluye una breve explicación de los pasos para poder acercarse a lo que es la confesión, los exámenes de la consciencia y también algunos textos para llegar a meditar en lo que es la grandeza del perdón de los pecados y qué es lo que Dios nos quiere llegar a dar.

San Josemaría solía llegar a llamar a la Confesión como el sacramento de la alegría, debido a que por medio de este se logran recuperar el gozo y la paz que es la que nos trae la amistad con Dios, una especie de don que solo el pecado llega a ser capaz de robar a las almas de los cristianos.

¿Qué es la Confesión?

El sacramento de la Reconciliación llega a ser un sacramento de curación. Cuando una persona va a confesarse es con el fin de sanarse, el poder curar su alma, sanar el corazón y algo que llegó a hacer y que no funciona bien. La confesión consiste en que una persona asiste a la iglesia católica ante un cura o padre, con el fin de confesar los pecados que ha llegado a cometer con el fin de que Dios le perdone cada uno de los mismos.

¿Por qué Confesarse?

El Papa Francisco llega a explicar lo siguiente: El perdón de los pecados no llega a ser algo que podamos llegar a darnos nosotros mismos. Yo no puedo decir: me perdono mis propios pecados. El perdón se pide, se pide es a otro, y en la Confesión es cuando pedimos el perdón de los pecados al señor Jesús. El perdón no llega a ser el fruto de nuestros esfuerzos, sino que se trata de un regalo, una especie de don del Espíritu Santo.

¿Cómo Confesarse Bien?

Todo en esta vida tiene que llegar a ser tomado muy en serio y aún más cuando las cosas se encuentran asociadas con Dios. Por esto, es importante saber cómo confesarse bien y que las personas deben de llegar a practicar con mucha fidelidad lo que son las enseñanzas de la Iglesia sobre el sacramento de la Confesión, en todo momento confiados de que, por medio de él, llegan a ser perdonados todos nuestros pecados, y que somos auxiliados a no llegar a recaer en ellos y nos es nuevamente restituida la paz de nuestra conciencia. Cuenta un testimonio lo siguiente:

Era un día jueves soleado y también húmedo en la capital paulistana, próximo al fin de año. La catedral llegaba abrir sus puertas a los fieles muy temprano, como llega a ser costumbre. A las 9 de la mañana se veía a ciertos sacerdotes andando por todos los pasillos laterales de este gran edificio en dirección a los confesionarios, ante los cuales muchos de los fieles ya se encontraban esperándolos.

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¿Para qué se encuentran haciendo una cola dentro de la iglesia? Le llegó a preguntar un observador curioso a uno de los fieles. Por lo que este hombre le respondió: Vamos a confesarnos. Nuevamente le pregunta el observador: ¿Qué es eso? Y el creyente le dice: Esta fila llega a ser para la Confesión, para que el sacerdote nos atienda.

El observador le pregunta: ¿Es usted católico? Responde el devoto: Sí… Hace mucho tiempo oí hablar de esto. Únicamente en la Primera Comunión. Curioso el observador le pregunta: ¿Entonces de qué se trata? Por lo que le responden: La Confesión llega a servir para que Dios sea el que nos perdone nuestros pecados. Nos arrodillamos en ese lugar, en el confesionario, ante el sacerdote, y éste es el que nos perdona en nombre de Dios.

¡Ah! Y… ¿Dios de verdad llega a perdonarlos? ¡Claro que sí!, en todo momento que exista un verdadero arrepentimiento. El observador dice: He cometido tantos errores en mi vida… En ese momento se hizo un prolongado silencio, entre tanto que el visitante iba mudando de expresión y se abstraía de las cosas de su alrededor.

Este observador había entrado en la catedral simplemente llevado por la mera curiosidad y desde ese momento en su conversación con el fiel devoto ahora se sentía como invitado a cambiar de vida. Por lo que dice: Hacía tanto tiempo que no me llegaba a confesar, ¿más o menos 30 o 40 años?, y no sabía ni cómo llegar a hacerlo. Será que ¿Me puedo poner también en la cola?

Cualquiera que lo llegara a ver iba a percibir el sufrimiento interior de ese hombre desconocido, a quien Dios estaba llamando a la conversión. El fiel devoto le respondió feliz: Por supuesto, póngase delante de mí. Había llegado a ser dado un decisivo paso en la vida de ese hombre ese mismo día el cual lo condujo al camino de la salvación de su alma.

Ese mismo día se puso con los demás a la espera de llegar su turno, sin embargo, no podía ni hablar, ya que las lágrimas les brotaban a torrentes por sus mejillas. “¿Acaso quiero yo la muerte del malvado?”.

Muchos casos como ése no llegan a ser extraños en nuestros días. ¡Cuántos y cuántas han llegado a hacer la Primera Comunión y luego, infelizmente, llegan a ser arrastrados por las preocupaciones de la vida, se han dejado llevar por todas las cosas atractivas del mundo y hasta han olvidado por completo todos sus deberes para con Dios!. Siguen siendo creyentes católicos, claro, sin embargo, unos católicos de la cual cuya fe se ha llegado a convertir como una especie de brasa sofocada bajo la espesa capa de ceniza de sus pecados. Y el mal guarda en su memoria cierto resto de las primeras lecciones del catecismo que llegaron a aprender en el transcurso de su infancia.

No obstante, Dios no los olvida. En cierto momento en específico, Jesucristo llama paternalmente a la puerta de sus corazones y de sus almas con una invitación muy cariñosa para que hagan logren hacer una buena confesión. Cómo llegaría a ser de horrible que una persona, por consecuencia de sus graves pecados, se llegase a condenar a las mazmorras eternas, en donde los réprobos llegan a ser castigados con el alejamiento de Dios, para el cual han llegado a ser creados, y que sufren los incontables tormentos, sin ningún tipo de alivio.

Sin embargo, sumamente siendo misericordioso, Él nunca desea para el pecador tal destino por lo que dice en su palabra: “¿Acaso quiero yo la muerte del malvado oráculo del Señor, y no que se convierta de su conducta y viva?” (Ezequiel 18:23). Dios quiere llegar a perdonarnos y para esto él es el que pone una condición: La Confesión de nuestros pecados llega a ser uno de sus ministerios.

¿Es Complicado Confesarse?

No lo llega a ser tanto, en el Catecismo, la Iglesia es la que suele proponer unos 4 pasos para poder lograr una buena confesión, los cuales son los siguientes:

  • Examen de Conciencia
  • Contrición o Arrepentimiento (Este es el que incluye el propósito de no llegar a pecar nuevamente).
  • La Confesión
  • La Satisfacción (Es lo mismo que llegar a cumplir la penitencia).

Estos son unos 4 pasos que una persona puede llegar a dar para poder lograr recibir el gran abrazo de amor que nuestro Dios nuestro Padre nos quiere llegar a dar con este sacramento: “Dios es el que nos espera, como el padre de la parábola, con sus brazos extendidos, aunque no lo lleguemos a merecer. No importa nuestra deuda. Como en llega a ser en el caso del hijo pródigo, el cual hace falta solamente que abramos el corazón”.

Por lo que en lo siguiente explicamos estos 4 pasos, que nos van a ayudar a poder vivir en toda su grandeza este tipo de sacramento de la misericordia de Dios.

Examen de Conciencia

El examen de conciencia es aquel que consiste en simplemente reflexionar sobre todo aquello que nos haya llegado a alejar de Dios. De acuerdo a la opinión del Papa Francisco él pregunta: ¿Qué consejos le daría a un penitente para hacer una buena confesión? A lo que él mismo responde: Que piense en la verdad de su vida frente al Dios Todopoderoso, qué siente, qué piensa. Que sepa cómo llegar a mirarse con una sinceridad a sí mismo y a su pecado. Y que se llegue a sentirse pecador, que se deje de sorprender, de asombrar por Dios”.

El examen de conciencia es aquel que consiste en llegar a reflexionar sobre todas aquellas acciones, sobre todos los pensamientos o las palabras, que nos hayan podido llegar a alejar de Dios, el haber ofendido a los demás o incluso dañarnos interiormente. Es el momento de comenzar a ser sinceros con uno mismo y también con Dios, sabiendo que Él es el principal que no quiere perdonar nuestros pecados pasados para que los mismos no nos opriman, sino que seamos liberarnos de ellos para poder lograr vivir como buenos hijos suyos.

Lo más importante es que logres entrar en el propio corazón tuyo y admitas las faltas propias que has cometido. Si quieres, en el transcurso de la confesión puedes incluso llegar a pedir al sacerdote que te ayude proponiéndote otras cuestiones.

Contrición y Propósito de no Volver a Pecar

La contrición, o el arrepentimiento, llega a ser un dolor del alma y también un rechazo de nuestros pecados, que llega a incluir la resolución de no volver a pecar. La contrición, o el arrepentimiento se trata de una especie de don de Dios: por eso, si te parece que todavía te encuentras apegado al pecado que, por ejemplo, no te ves con las fuerzas suficiente de abandonar un tipo de vicio, el lograr perdonar a una persona o incluso enmendar un daño causado, puedes pedirle a Él que obre en tu corazón, para que logres rechazar el mal.

En ciertos momentos, el arrepentimiento llega con un tipo de sentimiento intenso como de dolor o de vergüenza, que es el que nos ayuda a poder enmendarnos. No obstante, no llega a ser indispensable el sentir ese tipo de dolor: lo importante es que podamos comprender que hemos obrado de una manera muy mala, además de llegar a tener los deseos de poder mejorar como cristianos y lograr hacer el propósito de no volver a concurrir en dichas faltas.

“La contrición, según lo que explica el Papa, llega a ser el pórtico del arrepentimiento, es esa clase de senda privilegiada la cual lleva al corazón de Dios, que nos acoge y también nos ofrece otra clase de oportunidad, en todo momento que nos abramos a lo que es la verdad de la penitencia y nos dejemos de una vez por todas transformar por su misericordia”.

Existen muchas clases de oraciones que funcionan para poder manifestar la contrición, como, por ejemplo, la siguiente:

Dios mío, me arrepiento de todo corazón de todos mis pecados y los aborrezco, porque al pecar, no solo merezco las penas que causan, sino que principalmente te ofendo a ti, sumo Bien y digno de amor por encima de todas las cosas. Por eso propongo firmemente, con ayuda de tu gracia, no pecar más en adelante y huir de toda ocasión de pecado. Amén.

Confesar los Pecados

Una buena confesión llega a tratar de decir todos los pecados cometidos al sacerdote de una manera clara, concreta, concisa y también completa. La confesión es la que consiste en la acusación de todos sus pecados hechos delante el cual se realiza ante un sacerdote.

“Confesarse con un sacerdote llega a ser una manera de poder colocar su vida en las manos y también en el corazón de otro, que en ese preciso momento llega a actuar en el nombre y por cuenta del señor Jesús. Es de gran importancia que usted vaya al confesionario, que se coloque a usted mismo frente a un sacerdote que es el que representa a Jesús, que se arrodille frente a la Madre Iglesia la cual se encuentra llamada a distribuir la misericordia de Dios.

Existe una clase de objetividad en este tipo de gesto, en arrodillarse frente al sacerdote, que en ese mismo momento es el tipo de trámite de la gracia que le llega y le cura”. Se suele llegar a decir que una buena confesión posee unas “4 C” que son las siguientes:

  1. Clara: Debe de Señalar cuál fue la Falta en Específica, sin llegar a Agregar Excusas.
  2. Concreta: Debe de Decir el Acto o el Pensamiento Preciso, no Utilizar Frase Genéricas.
  3. Concisa: Debe de Evitar e llegar a dar Explicaciones o Descripciones Innecesarias.
  4. Completa: No debe de Callar ningún Pecado Grave, Siempre Venciendo la Vergüenza.

El saber cómo confesarse suele ser un tipo de sacramento, de la cual cuya celebración es aquella que incluye algunos gestos y palabras de parte del penitente y también del sacerdote.

Cumplir la Penitencia

El sacerdote es el que señala una clase de penitencia para poder reparar el daño ocasionado. La satisfacción es la que consiste en el cumplimiento de algunos actos de penitencia (pueden ser unas oraciones o alguna mortificación, entre otras), que el confesor le indica al penitente para poder reparar el daño que ha sido causado por el pecado. Es una especie de ocasión igualmente para llegar a dar gracias a Dios por el perdón que ha sido recibido, y lograr renovar el propósito de no volver a pecar nunca más.

Dios Perdona a Través del Sacerdote

La Confesión llega a ser uno de los signos más palpables de lo que es la bondad de Dios. Gravemente ofendido por el que llega a pecar mortalmente, El Creador tiene el gran poder para fulminar con una clase de sentencia eterna a la condenación al pecador, y haciéndolo practicaría únicamente un acto de justicia. Con todo eso, el señor nos dejó ese llamado sacramento por medio del cual llega a perdonar al penitente de todos sus pecados, por muy graves y los numerosos que sean.

Llega a ser muy conocido el episodio de la primera aparición del Maestro a todos sus discípulos luego de la Resurrección. Por gran temor a ser perseguidos y también condenados, de la misma manera ellos mismos, estaban reunidos en una habitación a puertas cerradas, cuando de pronto se les llega a aparecer el señor Jesús.

Y soplando sobre todos ellos les dice el Señor: “Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos” (Juan 20:22-23). Había llegado a ser instituido el sacramento de la Confesión.

De esa manera, pues, desde los inicios de la Iglesia los fieles siempre buscaban a los Apóstoles para poder confesarles cada una de sus faltas y llegar a recibir de ellos la absolución. El poder de perdonar, había sido dado por Cristo a la Iglesia, el cual es conferido a los presbíteros por medio del sacramento del Orden. De esta forma llegó a ser pasando de generación en generación a lo largo de los muchos siglos hasta los actuales días.

Requisitos para una Buena Confesión

Desde luego que nuestro Dios podría llegar a perdonar todos los pecados de otra manera, sin embargo, dejó claramente y expresa lo que es su voluntad de llegar a hacerlo por medio de un sacerdote en el sacramento de la Reconciliación: “En verdad os digo que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en los cielos, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en los cielos” (Mateo 18:18), fue lo que le dijo el señor Jesús a sus Apóstoles.

¿Cómo Beneficiarnos de ese Sacramento?

Dios, el cual es sumamente misericordioso, al igual que es justo. Para que usemos bien lo que es ese recurso tan maravilloso él quiere que nos sometamos a ciertas condiciones sin las cuales la confesión no sólo no llegaría a servir de nada, sino que se llegaría a volver nociva para el alma de la persona.

¿Cuáles son los requisitos de Cómo Confesarse? En síntesis, la Iglesia católica llega a enseñar que suelen ser imprescindibles unas 5 cosas para una excelente confesión las cuáles son las siguientes:

  1. El Hacer un Buen Examen de Conciencia
  2. Tener Dolor de los Pecados
  3. Hacer el Propósito de no Cometerlos Más
  4. Confesarlos
  5. Cumplir la Penitencia Impuesta por el Confesor

El Dolor de los Pecados

Lo más importante para que el penitente llegue a lograr obtener el perdón de Dios es el arrepentimiento, esto quiere decir, que debe de sentir un gran disgusto por la falta que ha cometido y también llegar a tener una voluntad firme de no volver a recaer más en la misma.

Naturalmente, no suele ser requerido el llegar a derramar unas lágrimas por el dolor de los pecados, sin embargo, se debe de lamentar desde lo más profundo de su corazón haber llegado a ofender a Dios, más que si le hubiera llegado a suceder cualquier otra clase de desgracia a la persona.

Sin el arrepentimiento, la Confesión no llega a tener ningún tipo de valor. No suele ser posible lograr conseguir el perdón de Dios sin tener que odiar la falta cometida, sin la clase de disposición de no repetirla nunca jamás. Esta clase de postura del alma debe de llegar a extenderse a todos los pecados mortales, sin ninguna clase de excepción.

Y para lograr obtener el perdón de todas las faltas en la Confesión, basta solamente con el arrepentimiento verdadero por miedo a todos los castigos que pueden ser acarreados por el pecado la atrición, aunque lo mejor es llegar a arrepentirse por haber habido ofendido a Dios. El arrepentimiento igualmente es el que abarca la confianza en la misericordia divina, porque el dolor de los pecados sin esa clase de virtud podría llegar a terminar en una especie de desesperación.

¿Debo Humildemente Acusarme?

Se llega a contar que en cierta ocasión se llegaba a encontrar San Antonino de Florencia en una iglesia y que percibió que había un tipo de demonio muy cerca de la fila de la Confesión. El Santo arzobispo Disgustado, se dirigió al ángel del mal y le preguntó: ¿Qué estás haciendo aquí? A lo que respondió: Pues, practicando una buena acción. El arzobispo le dice: ¿Pero eso es posible?

Responde el espíritu inmundo: Sí, he venido a hacer una clase de devolución. Generalmente los cristianos tienen vergüenza de llegar a pecar y por eso es que trato de sacarla de su espíritu antes de que lleguen a practicar una mala acción, sin embargo, ahora que se encuentran a punto de confesar, conviene que se la devuelva para que cuando estén delante del confesor omitan sus faltas.

Una Mala Confesión puede llegar a llevar a un alma a condenarse y eso es lo que el demonio desea. En ciertas ocasiones puede llegar a ocurrir que las personas sean tentadas a callar sus pecados ante el confesor o a no llegar a contarlos convenientemente. Para que esto no llegue a suceder es interesante que siempre recuerde cómo confesarse y cómo debe de ser la acusación de los pecados en el sacramento de la Confesión.

Primeramente, es requerido, siguiendo el mismo principio de lo que es el examen de conciencia, el llegar a contarle al sacerdote todos aquellos pecados mortales que fueron cometidos luego de la última Confesión bien hecha. Si alguien llega a esconder un solo pecado grave de propósito, además de no lograr recibir el perdón de ninguno de los pecados, sino que acaba cometiendo otro, por estar ofendiendo algo que es sagrado el cual fue instituido por el propio señor Jesucristo. Esto quiere decir, es al mismo Jesús a quien se le está mintiendo en ese momento. Por lo que para que no se le pase ninguno de los pecados cometidos puede llegar a elaborar una lista de pecados a confesar.

Dios Perdona a los que se Confiesan Bien

Todo en esta vida debe de llegar a ser tomado muy en serio y aún más cuando las cosas se encuentran asociadas con Dios. Por ello, debemos de llegar a practicar con mucha fidelidad lo que han sido las diversas enseñanzas de la Iglesia referente al sacramento de la Confesión, siempre confiados de que, por medio de este es que llegan a ser perdonados todos nuestros pecados, y que la persona llega a ser auxiliada a no volver a caer en ellos y les es restituida la paz de la conciencia.

En una ocasión se le presentó a San Antonio de Padua un gran pecador para llegar a confesarse. El pobre hombre se encontraba tan confuso que casi no lograba hablar. Lloraba y también sollozaba con tanta vehemencia que no podía expresar al santo alguna de sus faltas. El confesor para poder ayudarlo le sugirió de manera dócil que hiciera un examen de conciencia de forma escrita a lo que le dice:

Ve a escribir tus pecados y luego vuelve para confesarlos. El penitente siguió el consejo dado por el sacerdote. Más tarde, leyó en el confesionario todas sus faltas, tal como las había llegado a escribir. Tan pronto como llegó a terminar la Confesión, ¡un gran milagro!: el papel en donde el pecador había llegado a escribir de forma cuidadosa todas sus ofensas quedó completamente en blanco, debido a que Dios y el Señor Jesús perdonado sus pecados y habían limpiado la hoja.

Los Efectos de la Reconciliación

El principal, como el mismo nombre lo indica, llega a ser que nos reconcilia con Dios, esto quiere decir, que nos restituye, si la hemos perdido, a la Gracia de Dios, que no es otra clase de cosa que la participación de la Vida Divina, la cual es comunicada al hombre por el Sacramento del Bautismo. El perdón de todos los pecados, lleguen a ser estos veniales o mortales, tiene como resultado, además, la paz y también la tranquilidad de la conciencia, a las que acompaña un gran y profundo consuelo espiritual. El saberse y también sentirse perdonado por Nuestro amado Padre amoroso llega a ser una verdadera resurrección espiritual. Es como un nacer de nuevo, libres por fin del peso de todos los pecados.

El pecado menoscaba o también rompe de forma total la comunión fraterna. No hace falta llegar a mencionar todos los pecados con los que el hombre llega a ofender a su prójimo: Las mentiras, el odio, los rencores, las injurias, las traiciones, las calumnias, los golpes, los asesinatos… Sin embargo, no solamente estos tipos de pecados son los que hieren directamente al prójimo, también son los que rompen la comunión fraterna: todavía los que ofenden directamente a Dios o los muy personales, son los que repercuten en la comunión de los santos, al mermar la santidad de la Iglesia.

Si le ha sido de mucho interés nuestro artículo sobre cómo Confesarse, te invitamos a que visites los siguientes enlaces los cuáles pueden ser de su ayuda:

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