Dejad que los Niños se Acerquen a Mí ¿Orden de Jesús?

Cuando Jesús estuvo entre los hombres con figura humana nos dio muchas enseñanzas e igualmente se codeaba con todo tipo de personas debido a su sencillez y humildad de corazón. Igualmente gustaba de estar con todos de allí viene su frase: dejad que los niños se acerquen a mí.

dejad que los niños se acerquen a mi

Dejad que los niños se acerquen a mí

Esta frase dejad que los niños se acerquen a mí, es muy famosa en Jesús y se encuentra establecida en el Evangelio de San Marcos 10, 13-16.

Todo sucedía porque en aquellos tiempos las personas le acercaron a Jesús unos niños para que lo tocaran, sin embargo los discípulos no querían que ello sucediera y lo impedían. Al ver lo que sucedía el propio Jesús se molestó y dijo:

“Dejad que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios es de los que son como ellos”. Y continuaba diciendo: “Les aseguro que el que no reciba el Reino de Dios como un niño, no podrá entrar en él”.

Posterior a lo que había sucedido tomó en sus brazos a los ni{os y procedió a bendecirlos imponiéndose las manos. Todo esto es Palabra del Señor. Debemos meditar en lo que Jesús nos quiere enseñar con este mensaje, tratamos de llenarnos de su palabra y sabiduría para entender y aplicar en nuestra vida lo que él quiere que hagamos.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria

Mi vocación, mi misión, mi llamada… todo para ti, Señor, para darte gloria.

Meditemos en lo que Dios nos muestra por medio del Evangelio

Jesús está allí, predicando, enseñándonos de la misericordia de su Padre, de lo bello del mundo, de lo maravilloso. Podemos poner el siguiente ejemplo mientras Jesús está hablando se le acerca un niño y le pregunta de forma insolente: ¿por qué vienes a fastidiar?. Tal niño se voltea, y cuando vemos su rostro, nos damos cuenta de que somos nosotros.

Ese niño que cada uno de nosotros tiene dentro ha aflorado y le ha dicho a Jesús cómo lo tratamos mal, con qué falta de respeto lo hemos apresado ante la mirada de los demás, cuántas veces nos ha pasado que necesitamos renunciar a nuestras ideas de niño por el temor de que los demás piensen diferente.

Es entonces cuando Jesús nos observa y con sólo la mirada nos dice todo, lo decepciona que lo hayamos dejado, ese niño estaba ilusionado y no permitió que se manifestara ello; el mismo niño se alegraba de lo que veía, sentía alegría en cosas tan sencillas como un dulce, observaba la maravilla en un gatito, en la lluvia, en las aves, etc.

A veces es complicado ser grande, y lamentamos no poder ser siendo niño, para disfrutar sin que nadie nos diga que es extraño, raro, reírnos de todo, jugar con lo que tengamos a mano y poder compartir una caricia con quien lo necesite.

dejad que los niños se acerquen a mi

Lo malo es que no podemos verlo con la misma sensibilidad, los recuerdos se pierden de una manera poco a poco, ya no vemos muchas de las cosas que pueden estar bien o mal, y lo peor es que no puedo hablarle como antes solía hacerlo.

Pidámosle y dirijamonos a él: “Déjame hablarte como antes, Señor, sin tener miedo a lo que los demás me digan, sin temor a lo que piensen de mí; únicamente déjame abandonarme en tus amorosos brazos como un niño en los brazos de su madre”.

En el Evangelio se nos enseña del afecto con el que Jesús acogía a los niños, llevándolos en sus brazos y bendiciendolos ya que él mismo lo sostenía que: «de los que son como ellos es el reino de los cielos». Y las palabras más fuertes de Jesús son justamente para los que escandalizan con los más chicos:

«Más le valdría que le colgasen una piedra de molino al cuello y lo arrojaran al fondo del mar».

Por ello, debemos dedicarnos a la protección de la dignidad de los niños con amor, ternura e igualmente con mucha determinación, luchando en todo momento con las fuerzas en contra de esa cultura de separación de hoy día que es manifiesta de muchas formas en detrimento sobre todo de los más desposeídos, débiles y vulnerables, como sabemos que son precisamente los menores.

Diálogo con Cristo

Un diálogo directo con Cristo hemos de tenerlo como la parte más importante de la oración o conversación con Cristo. Debemos prepararnos para conversar con él con mucho amor y tener presente que es un Dios de amor hacia todos sus hijos.

Propósito

En este punto como lo dice el título es nuestro momento privado con él para proponernos un propósito de tipo personal.

Debemos poner en práctica cada enseñanza que Dios nos da y sobre todo escuchar con atención a los niños que se me acerquen, tal cual como el propio Cristo lo haría.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, bendiciones a todos tus hijos que te amamos, tu que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Conclusión

Este artículo aunque resulta bastante resumido, no es menos cierto observar el mensaje tan maravilloso que el propio Jesucristo nos muestra. Por ello debemos de ser como sus niños y sentirnos queridos, protegidos por un Padre que es todo amor con todos sus hijos. Por tal motivo tengamos siempre presentes en nuestra vida a Jesús y ese amor que nos profesa, y aprendamos a vivir como sus niños y dejémonos abrazar y guiar por él.

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