La Biblia Sobre la Llamada Santidad a Jehová

Jehová o Dios como se desee llamar es como todos sabemos el espíritu más puro y dueño de la creación del mundo entero, él nos invita a practicar sus leyes mostradas a Moisés, para que nosotros como su pueblo las cumplamos y así ser hombres y mujeres santos. En este artículo hablaremos de la Santidad a Jehová que debemos practicar.

santidad a jehova

Santidad a Jehová

Para algunas personas podrá existir algo de confusión al adentrarse en el tema de la santidad sin saber a ciencia cierta lo que es la misma. Podría ser que dos personas escriban de ella y lo hagan de forma diferente. Si nos vamos a lo que dice con exactitud el Diccionario la palabra o el término Santidad viene de la palabra “Santo” y ésta está relacionada con la “pureza”, “separación” o “apartarse” de alguna determinada situación.

En la primera carta del Apóstol Pedro se determina: “Pero cómo aquél que hizo el llamado es santo, sed también ustedes santos en toda su forma de vida, ya que escrito está: Sean  santos, porque yo soy santo. “Sin que podamos dudarlo de ninguna forma Pedro se está refiriendo al versículo hermoso del libro Levítico 20.26, el cual nos hace un llamado directo a que seamos santos y así lograr la total santidad.

En el libro de Levítico, se establece lo siguiente: “Habéis pues de serme santos, porque yo Jehová su Dios, soy santo, y los he apartado de los pueblos para que sean míos” (Levítico 20.26). En relación al versículo podemos preguntarnos: ¿Cómo Dios es “puro”? ¿De qué  forma es “separado”?. En cuanto a esto las dos opiniones se pueden convertir en una sola ideología: lo que quiere decir que la pureza es apartarse totalmente de la impureza.

Igualmente el término de “separación” se trata de puro, de algo fuereño, o sea no se mezclan entre sí. La figura de Dios irradia sólo amor, y él siempre nos da a conocer que no se encuentra mezclado con el egoísmo u otro sentimiento negativo. Dios es sólo Verdad, pureza lo que quiere decir que no está a la par con la hipocresía.

Consagrado a la espiritualidad

La forma o manera en que Dios estuvo cercano a la parte física o carnal sucedió cuando se hizo hombre y caminó por 33 años con esta imagen de hombre. Y aún así conviviendo con todos los hombres y cercano al pecado de la humanidad, jamás contagió su santidad.

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Durante todo el tiempo Jesús estuvo en el mundo sin formar parte del mismo. Como todos sabemos fue tentado muchas veces pero jamás cometió pecado ni se dejó llevar por el mismo.

Lo más cerca que Dios estuviera a lo carnal y lo físico era cuando tomó forma del hombre Jesús y caminó durante 33 años como hombre. Con todo, no contagió su santidad. Estaba en el mundo sin ser parte de el mismo. Fue tentado en todo, pero sin pecar. En cuanto a ello podemos ver que Jesús siempre nos hace el llamado de que seamos como él, que sigamos sus pasos y su camino; él mismo nos ha manifestado:

“Porque ejemplo les he dado, para que como yo he hecho, ustedes igualmente lo hagan”. Como es sabido por la mayoría cuando Jesús estuvo en el mundo caminó por todas partes y jamás sirvió a las tentaciones de la carne ni tan siquiera por un solo momento.

Todo esto se resumen en una sola palabra “santidad”: es el transitar por un camino donde existe una sociedad mala, contaminada de tentaciones y vivencias demoníacas, pero que en ningún momento se le concede agrado.

Colocando por obra el llamado

Si nos fijamos en las propias palabras de Jesús, veremos que nos hace el llamado: “Sed santos porque yo soy santo”. Sin duda alguna nos hace el llamado para que seamos santos. Ello lo vemos igualmente en la Biblia en Hebreos 12:14, que señala: Seguid la paz con todos, y la santidad, ya que sin ella ninguno verá a Dios.

No es difícil para nadie entender que lo que nos trata de decir la enseñanza es que si no somos santos, no tenemos opción de relacionarnos con Dios, ya que él es totalmente santo. La naturaleza de Dios es ser santo y así es y será siempre. Por tal motivo no puede verse afectada su santidad con algo que esté contaminado o impuro.

Solamente lo único que puede estar cerca de la santidad de Dios tiene que ser consagrado de forma total y a nivel de lo espiritual, ya que no puede estar en contacto con él algo que no esté consagrado ni que esté contaminado espiritualmente. Si queremos transitar con él, debemos ser santificados.

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La humanidad por naturaleza es todo lo contrario. Todo el tiempo tratamos de tener experiencias agradables a los ojos con la propia belleza, o de forma que le damos placer al cuerpo de manera que satisfacemos nuestro ego.

De modo que cuando tratamos de estar en reconciliación plena con Dios, nos encontramos causando afectación a las situaciones que van en contra de su naturaleza. La de Dios es la total pureza y el estar lejos de lo carnal, y la de la humanidad está completamente ligada al egoísmo. Por tal motivo Jesús decía: “El que no vuelva a nacer no tendrá la dicha de ver el reino de Dios”.

La ley del aceite para ungir

Existen las leyes del Antiguo Testamento las cuales se denominan leyes espirituales, y las mismas nos conceden leyes del Reino de Dios en sombras y términos. Estas leyes fueron dadas para la guía al pueblo judío de tiempos antiguos. Sin embargo en cuanto a lo espiritual suelen ser sombras del porvenir: las cuales están provistas del Reino de Dios que es espiritual, eterno e invisible. Al igual que los efectos que tiene el viento, asimismo el el Reino de Dios crea frutos evidentes, sin embargo la fuerza que lo hace no es visible.

A continuación queremos exponer lo investigado en cuanto a la ley mosaica, las cuales determinamos así:

En el libro del Éxodo 30:22-33 se determina y profetiza con absoluta claridad del Espíritu Santo, que es ungimiento nuestro. En cuanto a esto trataremos algunos versículos en cuanto a ciertas leyes sobre ello, a saber:

Versículo número 30: Los sacerdotes: en cuanto a esto el sumo sacerdote y los de menos autoridad; tenían que dar sus servicios en el templo. De esta misma forma sucede en el Reino de Dios, con el propósito de ministrar de manera efectiva a la humanidad, para ello se requiere la unción divina.

Versículo 32: El aceite tenía la característica de ser único. Sin duda alguna no existe nadie como el Espíritu Santo.

Versículo 33: En cuanto a esto el tratar de parecernos a él consiste en un pecado muy grave. Jamás podremos imitar un mensaje, una reunión o consolación realmente ungidos.

En cuanto a esto podemos sacar provecho sobre las denominadas sombras de la ley. Sin embargo lo que debemos tener presente es el versículo 32: el aceite “no” puede ungir la carne.

E igualmente debemos tener presente que Dios “no puede” ungir los corazones y acciones carnales. Ello va en contra de la ley, ya que el aceite es santo y no puede mezclarse con la carne, ni tampoco con la persona o la acción inspirada en la vanidad carnal. Insistimos en que el aceite tiene la característica de ser santo y el modo de que podamos recibirlo es que igualmente seamos santos.

La ley de la casa

En la Biblia, principalmente en Ezequiel 43, vemos que el plan de Dios en cuanto a la Iglesia, lo hace a través de una visión de la ciudad y el templo. En cuanto al versículo 12 encontramos la “ley de la casa”, y debido a que todos los cristianos somos la casa de Dios mismo, dicha ley nos pertenece. “…el recinto entero, todo en derredor será SANTÍSIMO”.

¿Cómo aplica esto en la vida de cada uno de nosotros? ¿podremos pensar que únicamente el santuario interno debe de ser santo, y lo exterior no tiene importancia: tal como sostienen las personas ignorantes, “Lo que importa es sólo el corazón?”.

De acuerdo a lo que establece la “ley de la casa”, únicamente no será el santuario interior y exterior lo que será consagrado, igualmente el recinto entero y todo lo que lo compone, así todo será santísimo.  Debemos de darnos total cuenta que no es sólo santo, sino “Santísimo”. Un sabio consejo al lector es que la ¡La santidad al Señor no puede ser opcional!; o se es santo en todo aspecto de la vida o no seremos parte integrante de la Iglesia.

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Pentecostés el aceite inunda la casa

Esta frase que se menciona anterior no aparece en la Biblia como tal, sin embargo es lo que sucedió en Hechos 2. Y determina en cuanto a ello que para que el aceite pueda fluir, el envase deberá estar desligado de lo carnal, y deberá estar consagrado totalmente a lo espiritual.

Igualmente en Hechos 1:14 podemos observar que algunos se guardaban de manera acorde con oraciones y ruegos. En el capítulo que sigue, podemos observar que “estaban todos unánimes juntos,” con ello nos demuestran que de forma junta estaban listos para poder recibir el aceite. Sin embargo podemos preguntar: podría considerarse perfecta dicha consagración, sin que tuviera más fallas?. La respuesta es indudablemente que no.

Sin embargo no encontramos a Pedro en el momento de pesca con el fin de ganar más dracmas, para la decoración de la barca; Juan tampoco se encontraba en el festival de arte. Andrés tampoco se encontraba en la Universidad local solicitando un doctorado. Ellos todos sólo tenían su corazón y su vida avocados al Reino de Dios de manera absoluta…y así cayó el aceite.

Posteriormente al recibimiento del renacimiento del cielo, podemos ver en la Biblia en Hechos 2:46, que continuaban con su misma forma de actuar. Lo que se requiere es la palabra clave que es la “sencillez de corazón”.

Esta palabra o frase es indicativa de un sólo propósito espiritual. Pureza: separación a algo específico. Lo espiritual. Corazón sencillo: de manera literal quiere decir que posea “un único propósito”, el de servir solamente a Dios.

Si el corazón del hombre tiene dos deseos a la vez dentro de sí, a pesar que el segundo abarque nada más que el 1%, no es considerado un corazón sencillo. Ya que dentro del verdadero corazón sencillo, cada kilogramo de fuerza, voluntad y deseo, tendrá una ocupación en la “una cosa necesaria”, esto lo vemos en Lucas 10.42. Lo demás no les es tan importante.

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En cuanto a lo antes narrado vemos algunas veces a cristianos recibiendo la unción en una posición santificada. Sin temor a dudas el mismo fuego divino purgó sus almas en mayor cantidad. El acudir a Dios sin un esfuerzo o teniendo una forzada actitud de “sencillez de corazón” no tienen ningún tipo de valor; ya que el aceite no puede ser vertido sobre la carne.

La casa debe ser santísima. Ello no quiere decir que seamos totalmente perfectos y puros para ir a Cristo. Pero si que nuestros deseos y propósitos deben de ser en actitud de arrepentimiento, con un ferviente deseo de alcanzar la Santidad de Dios.

Y reconociendo que tenemos sentimientos de egoísmo y Dios no lo es. Sin embargo si acudimos a Dios con un corazón sin sencillez, y que todavía siente intenciones temporales de la vida, hará que el aceite no sea derramado; ya que como hemos dicho varias veces el aceite no será derramado sobre la carne.

Los frutos del aceite

En este punto vamos a ilustrar algunos de los frutos sobre el derramamiento del Espíritu Santo en el libro de Hechos 2:41-47, el cual manifiesta:

  • Aferrarse al cuerpo de Cristo: todo el que es nacido de Dios tendrá la necesidad y hambre de unirse a la iglesia (Versículo 41).
  • Oración: el compañerismo que tenemos con Dios se torna muy hermoso. (Versículo 42).
  • Tener temor de Dios: esto trata del sentido de respeto profundo a Dios cuando comprendemos quien es y quienes somos. (Versículo 43).
  • Todas las cosas en común: se trata del compartir los bienes materiales unos a otros. (Versículos 44).
  • Se trata de una única meta perseguida por todos: el bienestar común (Versículo 44-45).
  • Alabanza a Dios de manera natural y cordial (Versículo 47).

Debemos preguntarnos ¿Qué hace falta en la lista antes mencionada, si tomamos en cuenta los pensamientos populares de la actualidad?. La reunión de los jóvenes con un juego de fútbol y papas fritas, un festival musical cristiano, la venta de galletas para la construcción de un templo, etc. ¿Debido a qué no están estas actividades en el Nuevo Testamento?.

Igualmente podemos hacernos otra interrogante: ¿por qué no existe la unción en cultos populares de la iglesia de la actualidad? La respuesta responde a las dos preguntas: y es debido a que el aceite santo, como ya hemos dicho en varias ocasiones, no es permitido derramarse sobre lo carnal. Santidad se trata de separación; apartarse totalmente de los deseos carnales y la autoglorificación del yo mismo.

Una interrogante que se presenta de entre individuos y las iglesias cuando hablamos de la forma que lo hemos hecho: ¿Qué de malo puede tener ello? Tales afirmaciones nos llevará a lo siguiente.

¿Qué significado tiene lo anterior en términos prácticos?

Si hacemos nuestras propias conjeturas y estableciendo en la carne y los deseos, la propia vida de cada uno no podrá ser ungida. Pudiéramos tratar de soñar que sí, hacer lecturas de otras personas ungidas, asistencia a una iglesia con presencia del Espíritu Santo; sin embargo no portentaremos el olor dulce del único aceite. Y consecuentemente nuestra vida continuará dejando perfume a nuestro paso a muerte.

La santidad y la moralidad

En cuanto al término de “Moralidad” está dado para explicar las relaciones propias de los seres humanos entre unos y otros. Esto es resumido en la “Regla de Oro”: haz a los demás como quieres que te hagan a ti. Algunas iglesias e incluso personas han compartido este cómodo estancamiento; el sentido de conformismo en cuanto a lo moral en vez de sentir conformidad con la santidad.

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La moralidad está referida al comportamiento o actitud hacia los demás seres humanos o nuestro prójimo, sin embargo a diferencia la santidad trata nuestra actitud y comportamiento directamente con Dios. Algunas personas viven una vida moral más no santa, una excursión no afecta los derechos de alguien, sólo se trata de una “diversión inocente”.

En este caso en cuanto a la moralidad afirmativamente pasa la prueba. En cuanto a la santidad está totalmente reprobado. En los deportes suele pasar lo mismo. ¿Qué existe de malo con relación al fútbol para los adultos?.

En cuanto a esto, éste deporte no lastima a nadie, suele ser mucho menos dañino que tomar una cerveza. Sin embargo cuando se trata de la Santidad, los deportes que comparten los adultos, se tornan como uno de los deseos carnales sin valor eterno.

Como ejemplo de ello podemos decir que el joven rico es un caso particular de vivir la honradez sobre lo moral, sin embargo suele olvidarse de la propia santidad. Que hombre podría volverse un hombre destacado en cuanto a muchas iglesias en la actualidad. Éste no fumaría, no se pasaría de tragos, no cometería robo, ni iría a centros como prostíbulos. Los  hombres ricos habrían vivido así “desde el momento de su juventud,”

Éstos deben haber conocido la ley mosaica y la respetaban. Pero de la buena moral, no caminaban en la santidad: ya que amaban al dinero. O sea que se encontraba movido sobre sí mismo. Aún algunos hombres tienen esta actitud: cuando están en edad joven se arrepienten de algunos pecados de índole “moralmente dañinos”. Sin embargo y de manera triste no accesan a la vida santa, lo que se traduce como la “no unción”.

La santidad se trata de algo más profundo que la moralidad. Cierto es que se necesita moralidad para que podamos acercarnos y relacionarnos con Dios, pero únicamente la moralidad no será suficiente. Incluso la moralidad puede ser un requerimiento de tipo secundario; ya que la santidad es la antecesora de la moralidad real.

El más grande mandamiento

Cuando nos aplicamos con todo esfuerzo en una sola forma; ¿cuánta será la fuerza que sobre para otra actividad? Por supuesto la respuesta será: ninguna. Sin embargo si colocamos todo nuestro esfuerzo, propósito, deseo y nuestras aspiraciones en lograr amar a Dios (esto se traduce en el mandamiento más importante que existe); no nos quedará ni una gota más de fuerza para otra actividad. Debido a la intensidad del amor de nuestro corazón a Dios, ello nos vuelve santos y alejados para el Reino de Dios.

Jesús dio enseñanzas sobre el primer mandamiento y recalcó que debemos ser santos. El segundo como es bien sabido por todos “amar al prójimo”; es el resultado del primero. Sin embargo debemos decir que no trabaja de la forma opuesta. Algunas iglesias se mantienen en la moralidad (que no suele ser mala), pero no logran alcanzar la Santidad, el amor a Dios; ello se establece en Mateo 22:37 38.

Existen algunos testimonio personales sobre estos dilemas. Uno de ellos es una persona que creció como una persona moral. Compartía “placeres y entretenimientos inocentes”. Practicaba la caza, pesca, hacía deportes, todo sin dañar a nadie con ello.

Sin embargo esta persona se adentró en los textos Bíblicos y comenzó a compartir pensamientos sobre: si puedo gastar mucho dinero en un rifle que no es necesario, y lo hago sólo por placer, ¿por qué motivo he de condenar al hombre cuando adquiere billetes de lotería?.

Si ello le da placer, y tal persona puede sufragar los gastos, ¿por qué condenarlo?. Este pensamiento es totalmente correcto. Si una semana de actividad de cacería es inocente, igualmente lo es un viaje semanal a la ciudad de Las Vegas, que como todos sabemos en un sitio de juegos de azahar ubicado en Nevada, en los Estados Unidos.

Asimismo el hombre que compra marihuana con el propósito de drogarse en casa, sin afectar a otros, sería inocente. En cuanto a esto podemos entonces determinar que los deportes, natación, cacería, billar, fumar marihuana, la televisión; todos están en la clasificación ante el santo Dios, a pesar de que ninguno de ellos es considerado inmoral a los mundanos.

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No existe entonces diferencia alguna en fumar marihuana y jugar fútbol en relación a lo eterno. Estas dos actividades no suelen aportar nada provechoso a la vida espiritual. Esto es la absoluta verdad. Cuando las personas logren entender esto, dejar las actividades que perjudican como cacería, música, deportes y comiencen en serie a buscar el reino de Dios; podrán experimentar como cae el aceite sobre su vida.

Inmundicia

Esta palabra es usada con frecuencia en las Sagradas Escrituras. En Ezequiel 22:26 y 44:23 podemos encontrar una representación que sirve de ayuda en cuanto a la definición del término de la inmundicia. Tales versículos manifiestan: “Entre lo santo y lo profano…entre lo limpio y lo inmundo.”.

De acuerdo a un estudio más a fondo vemos más en cuanto a esta palabra, sin embargo por ahora sólo trataremos limpieza como el cien por ciento de pura consagración en cuanto a lo espiritual.

La santidad se trata de la dedicación al cien por ciento del corazón a Dios. La pureza igualmente se trata que no tengamos en nuestro espíritu ninguna cantidad de egoísmo interno. En este caso podemos ver que la Santidad a Dios tiene mucha más importancia de la que nos imaginamos.

Éste término de inmundicia se nombra entre “las obras de la carne”; todo ello se encuentra  en Gálatas 5:19. Igualmente en Efesios 5:3 y Colosense 3:5 se coloca a la par con los pecados graves como la fornicación.

En 1ª de Tesalonicenses 4:7 se establece: “Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino por el contrario a la santificación.” En toda las leyes encontramos menciones sobre la inmundicia. A continuación mencionaremos algunas:

Isaías 35: 8: El camino de santidad

En la maravillosa profecía de Isaías se nos muestra la venida del Reino de Dios y la redención de la humanidad. Que bello resulta observar las promesas y profecías y ver como se realizan en la Iglesia a través de los siglos.

Sin embargo debemos decir que tales promesas son condicionales y una de ellas es que “no pasará inmundo por él.” Aquellos que viven dando o complaciendo al egoísmo, “no” pueden ir por el camino de Dios ni entrar a su Reino; la Santidad y el Reino de Dios son inseparables.

Libro Levítico y la Santidad a Jehová

Este libro fue escrito por el propio Moisés y está formando parte del Pentateuco, todo lo cual se refiere a los cinco primeros libros de la Biblia, escritos como ya dijimos por Moisés. El mismo está considerado el gran libro sobre la adoración, y en su comienzo está determinada la palabra hebrea “va-yick-rah”, que significa: “Y llamó”.

Dios ya no hace el llamado desde el Monte Sinaí sino lo hace directamente a su pueblo con la finalidad de que se reúnan con Él en el tabernáculo y les enseña la forma como deben ir y como caminar con él. Esto puede considerarse un gran mensaje para la iglesia. El verdadero significado de la palabra “iglesia”, (la “ekklessia”), son “los llamados afuera”. Esto se trata de que los que han creído, serán los llamados afuera.

En esos tiempos Dios habló desde el tabernáculo solicitándoles que se acercaran a Él. En la actualidad lo hace igualmente y nos señala en Juan 10:27: “Mis ovejas escuchan mi voz…”.  Por lo narrado el libro tiene una gran y poderoso mensaje para la humanidad entera en la actualidad.

Levítico es igualmente conocido como el libro de la adoración. En el mismo se aglomeran las fiestas, ceremonias, sacrificios, liturgias, instrucciones, amonestaciones, convocatorias, lavamientos, entre otros, pero todos están almacenados en este gran Libro. Todos los ejercicios físicos que son dados con el fin de enseñar realidades espirituales, están en él.

Igualmente vemos en la primera carta del Apóstol Pablo, en Corintios, capítulo 10, versículo 11: “Y estas cosas les sucedieron como ejemplo, y están descritas para amonestarnos a todos, a quienes han alcanzado los fines de los siglos”. Igualmente en el mismo capítulo 10 de primera a los Corintios, versículo 6, se señala: “Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para todos nosotros”.

Asimismo en la carta a los Romanos, capítulo 15, versículo 4, señala: “Porque las cosas que se escribieron con antelación, para nuestro conocimiento se escribieron, con la finalidad de que por medio de la paciencia y la consolación de las Escrituras, gocemos de esperanza”.

Igualmente podemos decir que el libro de Levítico contiene una serie de ordenanzas interesantes para la humanidad en los tiempos actuales, ya que nos muestra a Cristo de una forma muy maravillosa. Tyndale, en su “Prólogo al Tercer Libro de Moisés”, sostenía:

“Aunque los sacrificios y ceremonias no pueden considerarse base ni fundamento para la edificación, o sea aunque no tengamos como comprobar nada a través de este tipo de situaciones, sin embargo cuando encontramos a Cristo y sus misterios.

Podemos en este momento tomar prestadas las figuras, o mejor dicho las similitudes, ejemplos que conllevan el revelado de Cristo y los secretos de Dios Padre, y así los veremos más claros y vivos y los declararemos de una forma viva y perceptiblemente con todas las palabras de este mundo”.

El principio que motiva básicamente al libro Levítico es la “santidad a Jehová”. Levítico nos ilustra y aporta enseñanza en cuanto a que el único camino a Dios es a través del sacrificio. El término o la palabra “expiación” aparece en el libro cuarenta y cinco veces. Este término de expiación significa “encubrir”.

Es ilógico pensar que la sangre de los toros y los machos cabríos ciertamente eliminara el pecado. Sin embargo lo encubría hasta que llegara el momento de la venida de Jesucristo, para quitar la totalidad de los pecados del mundo.

El Apóstol Pablo, se refiere a esto en su carta a los Romanos, capítulo 3, versículo 25, cuando dice: “A quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados”.

Jerusalén la ciudad de Dios

En otro paraje de la Biblia como es Isaías 52 encontramos más cantidad de profecías del evangelio y la redención. Jerusalén dice que será liberada de los que la oprimen. De igual forma es importante la promesa que se determina en el primer versículo, sobre ser limpiado interiormente. Nadie inmundo ni que esté en contra de lo puro entrarán en ella. Como vemos estas dos palabras están referida al alejamiento existente en el mundo.

De igual manera establece el Apocalipsis 21:27, que en la ciudad de Dios, o sea la iglesia; “no podrá entrar nada inmundo o contaminado”. Como hemos visto en lo narrado de manera anterior. ¡La santidad no puede ser opcional!.

La separación del mundo

Existe un término o palabra que se hace muy común pero no es correctamente interpretada como es “el mundo”. Muchas veces algunas personas se imaginan que “el mundo” está referido a los perdidos.

Igualmente el término o palabra se encuentra asociado a los deseos de la carne. Todos los humanos forman parte integrante del mundo debido a ser nacidos en carne. En otra parte de la Biblia, específicamente en 1ª Juan 2:16, se nos enseña que es el mundo y determina: “los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida”.

De acuerdo a lo anterior es necesario reconocer que todos somos participantes de ellos. Igualmente nuestro pensamiento sobre lo mundano en los términos de satisfacer lo que el ojo observa y el sencillo motivo de dar placer al cuerpo. Si permitimos que tales deseos nos dominen nos hará inmundos y consecuentemente seremos incapaces de accesar a la Jerusalén celestial, que es el capital del Reino de Dios.

Hablando de manera clara, la inmundicia, se trata de no estar consagrados a Dios debido a que permitimos los deseos propios y centrados en nosotros mismos, esto hace que afecte nuestras decisiones diarias. Muchas veces podemos fallar en nuestro caminar hacia la santidad, como ejemplo si comemos frijoles, sabiendo que hemos comido ya suficiente dulce.

Lo anterior quiere decir que nuestra lengua desea el dulce; pero nuestro cuerpo requiere el hierro que le proporcionan los frijoles. Entonces vemos en este ejemplo minoritario la necesidad de tomar una decisión cuando se nos enfrenta ante el deseo de probar el dulce y el cumplimiento de la voluntad de Dios.

El ascetismo

Muchas veces podemos oír predicas poco relevantes, por ello la situación que hemos mencionado anteriormente puede llevarnos a cometer un error garrafal, lo cual establece que todo placer es pecado. Esto no es así, el placer no se considera pecado; lo que sí es pecado es el ir por él y satisfacer los deseos que están aparejados con el egoísmo.

Algunas veces la toma de nuestras decisiones, hace que nos cause placer pero sin estar separados de forma total de Dios, ejemplo de ello es sentarnos en una silla en vez de estar de pie, tal decisión de tomar asiento para ver la puesta de sol posterior a un día que ha sido agitado o difícil. Si en nosotros se encuentra el cumplimiento de la voluntad de Dios, el placer vendrá. Sin embargo una persona que no toma decisiones esenciales en búsqueda de placer y egoísmo.

Cuando nuestra actitud está basada en practicar y hacer lo bueno, lo agradable ante Dios, afianzamos el placer de por ejemplo oler una flor; lo veremos como un don de Dios mismo y exclamaremos ¡Gloria a Dios!.  Sin embargo si por obedecer a Dios vamos a la cárcel, igualmente damos cumplimiento como si estuviéramos en un sitio florido.

El ascetismo trata de explicar que el placer es pecado. Por ello cuando observamos una flor, es bueno mirar al lado contrario. Si nos dan un colchón cómodo para descansar, hay que buscar una tabla con clavos punzantes.

Debemos tener claro que ayunar y negar el cuerpo suele ser provechoso, sin embargo de la misma forma podemos recibir gracias por medio de la mano de Dios de vez en cuando. Lo que se quiere decir es que el error sobre el ascetismo, trata de ver mal lo que trae el gusto al cuerpo en relación con cualquier momento o situación.

No servir los deseos de la carne

Existe una situación que podemos decir que es distinta en cuanto a la búsqueda del placer de manera egoísta y recibir el que la vida nos brinda, y se distingue entre lo necesario y lo que es deseo. Como es sabido por todos el cuerpo necesita tanto descanso como comida y nosotros mismos somos los que debemos cuidar de nuestros cuerpos.

En relación a lo antes expuesto podemos hacernos la siguiente interrogante: ¿Por qué las personas no escatiman en comprar aros de magnesio para el automóvil cuando estos lo necesitan? Igualmente debemos preguntarnos: ¿Por qué algunas mujeres se pintan, se colocan adornos e incluso usan ropas con encaje, oro y prendas escotadas?.

Porqué las personas se tornan glotonas?; ¿Por qué se cree que es pecado la pereza al trabajo?. Igualmente nos preguntamos ¿Por qué el fornicar no se considera una gran tentación?.

La respuesta a todo esto es que todos ellos se tratan de deseos de la carne con el fin de que nos sintamos bien y cómodos e igualmente los deseos de la vista con el fin de que observemos situaciones agradables, pero que no suelen ser necesarias.

Cuando nos afecta el deseo del ego, esto hace que las personas se vanaglorien de la vida. Por tal razón es que suceden actividades como dominar a los demás; escuchar música en todo momento, igualmente se busca que los demás reconozcan nuestras virtudes o logros, tratan de tener un doctorado.

Igualmente Dios nos hace el llamado a dedicarnos a él y a su reino. Asimismo tenemos el llamado a cuidar de nuestro propio cuerpo, tal como cuidamos una herramienta con el fin de que logre su función y propósito.

Algunas personas comparten actividades que resultan placenteras como la comida, estar en un lugar al aire libre, ya que esto anima, el canto de alabanzas a Dios. Sin embargo los seres humanos siempre están buscando satisfacer deseos carnales, esto es considerado pecado.

La locura de la cruz

El hombre por su naturaleza no gusta de la vida santa o la tiende a rechazar. Es capaz de conceder respeto a las persona de buena moral, sin embargo los santos le serán presentados como loco. Todo esto se da así ya que la santidad toca directamente el ego de las personas. Quiere decir que está bien ante el hombre natural concederle fidelidad a su esposa, sin embargo el entregarse a la oración lo ve como demasiado.

Abandonar el hecho de la bebida o embriagarse es aceptado como un paso positivo en la vida, sin embargo el dejar las camisas lucientes y los trajes de lujo por unas más humildes, no. La mente que está imbuida en lo carnal encuentra como una estupidez el transitar el camino de la santidad.

Esto se debe al cese de la persecución al cristianismo en la actualidad. De igual manera a ciertas personas el mundo, se trata de una locura y reprochan una iglesia de tipo santa, sin embargo reciben con total gusto a las iglesias morales.

De tal modo, el mensaje de Dios viene a convertirse en una verdad al hombre que es santo, tanto sus ojos, carne y hasta el mismo ego, llaman de forma diaria al agradecimiento, sin embargo el hombre santo elimina sus pedimentos. En cuanto a las situaciones comidas y deseos carnales lo que hacen es matarlos. El hombre que practica la santidad anda solamente con la intención de agradar a Dios y al prójimo, no para él mismo.

Jesús en todo momento nos enseñó que debemos practicar el respeto, todos los que lo seguían trataron de hacerlo rey, pero a medida que se adentro más a fondo, comenzó a enseñar sobre la santidad, y luego lo coronaron, pero con espinas. De esta misma forma puede sucederle a cualquier persona o iglesia e individuo que practique la santidad.

La santidad y la cruz no pueden estar desunidos jamás, ya que el hombre pide ser complacido. Sin la existencia de una cruz que conlleve a matarlo de forma diaria, él nos dominará y de esta forma perderemos la santidad.

Renunciar a todo

En cuanto a este mensaje sobre la cruz y el mensaje Jesús nos lo muestra en Lucas 14:33; el mismo contiene tres palabras que son claves:

“Todo”: esta sencilla palabra está afianzada dentro del mensaje de santidad. Lo mismo sucede en el primer mandamiento en el cual se observa la misma situación: “con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas.”

“Renuncia”: en el idioma griego este verbo es apotasomai, lo cual significa “decir adiós, apartarse, olvidar. Un “adiós final” significa que algo queda atrás, sin intenciones de regreso, a diferencia de que la voluntad de Dios sea contrario a ello. De esta manera vemos un total abandono de la totalidad de lo que somos y tenemos; asimismo colocamos todo esfuerzo y necesidad de amar a Dios.

Esto es la santidad. De forma no favorable, se ha explicado al lector el versículo de la forma siguiente: “no tienes que hacerlo literalmente, sino solamente estar a disposición de cumplirlo”. Detallemos estas palabras: ¿dice “el que no está dispuesto a renunciar…” o“ quien no renuncia a la totalidad de lo que posee? Muchos dicen: ¡yo estoy dispuesto! Sin embargo, a la hora de la realidad no lo hacen.

De acuerdo a lo antes mencionado, las iglesias andan afectadas, sin poder vencer. Algunos de nuestros bienes o pertenencias se convierten en cargas en el camino hacia el cielo, Dios nos da la orden que debemos deshacernos de ellas si fuéramos capaces de escuchar la llamada con el fin de cumplirlo. Si no lo hacemos así, no podemos ser discípulos.

Esto quiere decir que debemos renunciar a la familia y a nuestra casa?. Pues sí, si queremos ser discípulos debemos despedirnos de algunas situaciones especiales sin deseos de volver, a diferencia de que Dios mismo nos lo ordene. Puede ser que a veces Dios nos pedirá que nos quedemos pero algunas veces no.

El hombre carnal siente temor de hacerlo. Recomendamos al lector volver a releer el versículo. Dios lo que buscará es ungirnos con su aceite, en el momento en que renunciemos a lo que poseemos. Lo anterior nos llevará al siguiente punto.

“no puede”: si es el caso que no renunciamos a todo será imposible que seamos discípulos de Jesús. La Biblia nos muestra que él no renunciara y se convertirá en un discípulo miserable o de segunda clase. La verdad tal persona no puede ser un discípulo de Cristo.

Cambiemos las reglas

La mayoría de las personas giran su vida en torno a una regla o norma, de forma consciente o inconsciente y se trata de: “Todo es de provecho para mi vida, a menos que Dios tenga otros planes para mí”. Sin embargo podemos retarlos a que se ciñan a otro regla por un momento: “No hago nada en mi vida, a menos que Dios me haga ver con claridad que así lo haga.”

De esta manera podemos eliminar las denominadas “cosas inocentes.” Si la iglesia viviera estas prácticas de esta forma, se convertiría en un golpe certero al demonio. Sin embargo debemos de ser prácticos. Tal vez algunas personas estén cansadas de normas que no conllevan a la practica. Los principios no son cosas sublimes, sin embargo si tal principio no nos lleva a la práctica se convertirá solamente en pura teoría.

La santidad debe estar a la par de nuestra vida diaria, en todas las formas posibles. Existen otros versículos que utilizan la palabra “todo” o “nada”, y entre éstos tenemos:

“…hagámoslo “todo” para la gloria de Dios”. Esto se establece en 1ª de Corintios 10:31.

“…háganlo “todo” en el poderoso Nombre de Dios, dándole gracias a Dios Padre…”. De igual forma esto se encuentra establecido en Colosenses 3:17.

“Absteneos de “toda” especie de mal”. Establecido en 1ª de Tesalonicenses 5:22.

“Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni “nada” con lo que nuestros hermanos choquen, se ofendan o se debiliten”. Esto se encuentra en Romanos 14:21.

“La fornicación y “toda inmundicia”, avaricia, no sea nombrada entre ustedes como conviene a los santos”. Efesios 5:3. Con estos versículos plasmados en nuestra mente, debemos practicar una vida santa en todo los aspectos de ella.

Boca santa

En este punto del tema tenemos que empezar a considerar la boca. La boca que es santa jamás permitirá que dentro de ella salga o entre algo a diferencia que sea para alabar a Dios y glorificarlo. Debemos comprender de todas las formas que la glotonería es pecado ya que el comer es un acto que se centra en el yo, no mantener la salud del cuerpo.

De manera que a la hora de comer debemos considerar la gloria de Dios, no sólo el placer de saborear lo que queremos. Asimismo la glotonería es un pecado que de forma no frecuente está provista de disciplina en las iglesias. Éstas podrán recibir a diez personas glotonas, mientras que el fumador es rechazado. Sin embargo debemos de tener presente que el fumar y comer sólo por placer se vuelven ambos vicios que van a la par.

En relación al tema de lo que sale por la boca nos encontramos con el modo de hablar de manera profana. Las palabras que van contra lo honesto, las necedades, truhanerías no deben ser en ninguna forma utilizadas por los cristianos, no deben ni tan solo nombrarlas. ¿Por qué?. La respuesta a ello es que tales actitudes no edifican para nada al hombre en lo espiritual, sino que distraen a los carnales.

Dentro de todo el texto bíblico no encontramos algo que Dios diga que sea broma. Él es santo y apartado a lo espiritual. Nosotros debemos de tener como norte a no mencionar nada a menos que el propio Espíritu Santo nos lo haga decir. Cuando meditamos sobre esto debemos pensar en la cantidad de habladurías profanas de la humanidad, el hablar de forma contaminada con el yo.

Ojos santos

En el siguiente punto veremos lo que se trata de tener ojos santos. Esto trata de hacernos ver que en el hombre espiritual lo que prevalece es la mirada en lo que lo edifique, y muchas veces vemos lo inesperado o nos topamos con ello. Por supuesto, la santidad elimina de todas las formas la pornografía y las personas que practican lo deshonesto. Sin embargo el tener ojos santos agranda todo eso.

Para muchas personas el deseo de los ojos se trataba de lo que tocamos en el párrafo ya mencionado anteriormente. Sin embargo si lo estudiamos más a fondo veremos que la pornografía se trata de más que un deseo carnal que de los propios ojos.

El problema verdadero que afecta al hombre de una manera radical es el uso de los sentidos con el fin de tener experiencias corporales o la de glorificar al propio yo. Y, exceptuando que el propio Dios nos conduzca a un cambio total de nuestro corazón a través de la gracia, nos encontramos en todo momento en la búsqueda de tales experiencias.

El deseo del ojo al que se refiere Juan en la primera carta donde describe la mundanalidad se trata de andar en busca de agradar al ojo con el placer. El mundo está saturado de esto, ya que la mayor parte de las personas no son conversas. Sin embargo como ejemplo vemos que se basan en adornos de sus vestimentas, tener autos, casas exageradas, esto si abunda en ellos, pero sólo para dar placer al ojo.

Oídos santos

Los oídos que practican y son santos no deben escuchar con fines lo profano. Primeramente pensaremos en la música ya que se trata de un medio muy fuerte. Solamente un violín ha provocado al hombre sentimientos y necesidad de llorar. Las tiendas transmiten la música suave para invitar a las personas a que compren mayor cantidad. Un ritmo fuerte induce a los deseos del sexo. Por ello la música no se considera un juego inocente.

Debido a esto la iglesia de antes, no utilizaba instrumentos musicales al comienzo de la misma, tampoco utilizaban en cultos de carácter público ni en el hogar. Todo ello muy a pesar de la sociedad que convivía alrededor y las costumbres judías estaban en contra. ¿Por qué? En relación a lo anterior pasamos a exponer algunas citas de la iglesia primitiva, a saber:

Las reuniones de índole paganos suelen ser aborrecibles. Ya que existen comidas muy exageradas y algunas flautas que producen movimientos lascivos. Esta opinión la sostiene Justino Mártir (160 d.C.).

En cuanto a este tipo de personas, el Espíritu Santo nos señala: «Beben vino a la música de las cítaras, los panderos, liras y flautas, pero ni observan las maravillosas obras de Dios, ni contemplan las obras creadas por sus manos». Sostenido por Ireneo 180 d.C.

Las personas que se encuentran ocupadas tocando flautas y salterios; o en coros, danzas, aplaudiendo e igualmente en otras situaciones que no están en el orden, se tornan indecorosas. Esto sostenido por Clemente de Alejandría (195 d.C.)

Igualmente el mismo Clemente de Alejandría sostiene que los que tocan flautas se involucran en actos de idolatría.

En este tipo de fiestas y cultos de tipo divino, el propio Espíritu Santo canta: “Alabadle con el son de bocina;” ya que con el sonido de este tipo él resucitará a los muertos. Denle alabanzas con el salterio;” ya que l lengua es el salterio de Dios. Alabemoslo con arpa. El arpa significa la boca que es tocado por el propio Espíritu.

“Alabemoslo con pandero y danza, esto se refiere a la iglesia que hace meditación en cuanto a la resurrección de los muertos encontrándose ella en la ruidosa piel. “Alabadle con cuerdas y flauta.” El cuerpo se llama “flauta”, y los nervios son considerados las cuerdas, por medio de los cuales el cuerpo recibe tensiones de tipo armonioso.

Cuando es tocado por el Espíritu se dan voces humanas. “Alabadle con címbalos resonantes.” Él llama a la lengua el címbalo de la boca, lo cual hace que doble con el movimiento de los labios. En cuanto a esto, Jesús hizo llamado a la humanidad. “Todo lo que respire alabe a Jehová,” él sólo quiere que su creación completa este bajo sus cuidados y respire.

El hombre se considera un instrumento pacífico, sin embargo los otros instrumentos, si investigamos, se tornan guerreras, todo lo cual provoca las codicias, la concupiscencia e igualmente la ira escandalosa. En la actualidad las personas solamente utilizan el único instrumento de paz, se trata de la palabra por medio de la cual damos honras a Dios.

En la actualidad ya no se usan el salterio, la trompeta, la flauta, ya que los que practican la guerra están unidos a todos ellos en sus coros y festividades. De modo que si sentimos la necesidad de cantar acompañados por una de estos instrumentos, no existe culpa alguna. Sólo se trata de imitar al justo rey hebreo en la actitud de agradecimiento a Dios Padre.

“Alégrense, oh justos, en Jehová; En los íntegros es hermosa la alabanza” esto lo determina la profecía. “Confesemonos a Jehová con arpa; Cantémosle con salterio y decacordio. Cantémosle con cántico nuevo”. ¿Clemente de Alejandría (195 d.c.).

Satanás hace tentaciones ante los ojos por medio de imágenes seductivas y placeres los cuales se dan con facilidad a la vista con el fin de destruir lo casto. Satanás tienta los oídos con exquisitas músicas, con el fin de que al escuchar los sonidos dulces logra debilitar la fuerza del cristiano. Esto lo estableció Cipriano (250 d.C.)

En cuanto a lo anterior podemos resumirlo que los primeros cristianos vivían tratando de ser santos. Para que ellos se alejen de la música instrumental y sensual, será necesario un versículo específico que permita que esto suceda. Estos efectos de vida de santidad, se exteriorizan desde la santidad interior, hasta que se llega a un punto de convertir los oídos en santos.

Antes de que terminemos este punto, haremos una diferenciación de ciertas músicas “cristianas” tanto la actual como la época apostólica. En la actualidad, existe un ritmo fuerte, que crea una bulla de instrumentos, gritos y todo lo que los acompaña a veces como son las palmadas. Existen palabras bíblicas, sin embargo muchas veces no son escuchadas ni son entendidas.

En efecto se trata de una experiencia interesante la música “cristiana” en la actualidad, sin embargo las personas continúan siendo carnales después de que la escuchan.

Los primeros cristianos en sus alabanzas cristianas se hacían sin la participación de ningún instrumento musical, era muy alegre, la propia Biblia determina que no se puede dar honras a Dios por las manos del humano, sin embargo sí permite que se haga por medio de voces juntas y palabras de enseñanza de doctrinas sanas. De tal forma será preservada la santidad de los oídos y sólo se permitirá que entre lo que edifica al humano.

Cuerpo santo

Como punto para culminar se resume lo restante bajo la ley de cuerpo santo. Por ejemplo podemos decir, la nariz busca olores agradables y el tacto siempre se encuentra en busca de algo interesante. En primera de Pablo Tesalonicenses, se señala que el cuerpo debe estar asociado a la santidad y no al placer. De esta forma se nos enseña que el fornicar como todos sabemos es pecado debido a dos puntos:

1) Es totalmente inmoral, ya que perjudica la vida de otras personas.

2) Se trata del incumplimiento del primer mandamiento que instituyó Dios por medio de Moisés, sobre: amar a Dios de todo corazón; todo lo cual es la santidad. Sin embargo por razones de sensaciones físicas de tal pecado de fornicación, el mismo se hace común dentro de la humanidad sólo por placer. Ahora vemos que razón tenía Jesús cuando decía que hemos de nacer otra vez.

El placer y la vida cristiana

En todas partes podemos ver la afirmación de que no hay nada malo en el placer. En un sentido sí es verdad. Sin embargo algunas personas piensan que no es malo la búsqueda del placer, en cuanto a ello se hace necesario un repaso de ciertos versículos. De esta forma vemos que en 1 Timoteo 5.6 señala que la viuda “que se entrega al placer, aunque este viva, no es así”. Estas afirmaciones pueden resultar duras, pero si analizamos son muy ciertas.

La diferencia en ello está en la entrega al placer y las experiencias que se derivan de ello ya que nos persigue muchas veces sin nosotros buscarlo. En Santiago 5.5 se condena al rico que vivía en placeres de forma temporal.

Esto lo podemos ver igualmente en la parábola del sembrador donde Jesús señala que tales placeres de la vida apagan la parte espiritual. Asimismo en Tito 3.3 se nos enseña que en tiempos pasados de la vida, nos encontrábamos sumidos y esclavizados por “deleites diversos”.

Lo anterior es suficiente para determinar que los cristianos no sobrevivirán en la forma espiritual si se están sumidos en la búsqueda de placer. Ahora bien, trataremos de auto examinarnos en relación a lo que nosotros servimos sinceramente. Ante de pasar a este punto damos la siguiente información, no debemos hacer caso a las palabras cuando salen de alguien sobre quien o que la persona sirve.

Algunos cristianos están equivocados en cuanto a esto, ya que el testimonio del verbo no es suficiente para que se entienda qué o quién es amo de la persona. Sin embargo si existe una prueba de veracidad al cien por ciento justa en determinar tal respuesta a la duda anterior.

Cuando se suplen la totalidad de las necesidades de un día como comida, ropa, descanso del cuerpo, etc., debemos preguntarnos ¿en qué nos ocupamos el resto del día?

Como ejemplo pongamos que hemos dormido ocho horas, asimismo trabajamos ocho más y en cuanto a la alimentación y el baño se invierten tres horas. Ello da una total de diecinueve horas y como sabemos el día tiene veinticuatro. Aún faltan cinco para que el día acabe. ¿En qué invertir el resto del día?.

Algunas personas gastan su tiempo de forma innecesaria comprando electrodomésticos. Debemos preguntarnos de igual forma ¿Vamos a patear un fútbol durante todas la horas que podamos? ¿Leeremos un novela romántica? ¿Ayudaremos al vecino en su trabajo? ¿Vamos a orar y leer la Biblia? ¿Saldremos a la calle para dar a conocer las obras y novedades del reino de Dios?.

Ante esto podemos ver perfectamente lo que cada uno de nosotros amamos y buscamos. Si estamos en la búsqueda de placeres del cuerpo o la mejoría de nuestro autoestima, estaremos equivocados, ya que no andamos en Santidad con Dios.

En la actividad que invertimos el tiempo allí se ve nuestro verdadera pasión. Preguntémonos: ¿Será Dios y sus cosas?  ¿O se trata de algo más perteneciente a este mundo?. De esta manera cumplimos con nuestro auto-examen.

A continuación investigaremos una frase en otro versículo a saber: se trata de 2 Timoteo 3.4: “amadores de los deleites más que de Dios.”. Es sumamente claro que tal versículo se entienda como si se estuviera determinando que uno no amara los deleites por encima al amor a Dios. Esto es correcto para los deleites, sin embargo ese amor no será más grande que el amor que debemos profesar a Dios.

Sin embargo la palabra griega cuyo significado es “más” debemos comprenderla como “en lugar de”. El léxico Thayer (en inglés) establece lo que se encuentra siguiente a la palabra “más” todo lo cual se encuentra en 2 Timoteo 3.4: se opone a algo, y lo repone; por ello se puede entender “en lugar de”. Aquí podemos notar dos aspectos:

  1. Como ya hemos dicho de manera anterior, la Santidad a Dios se trata de “amar a Dios de todo corazón”. No sólo un cincuenta por ciento ni un noventa y nuevo por ciento desde el corazón. En cambio sí un cien por ciento del corazón es entregado a Dios. ¿Cuánto está de más para la entrega al placer? ¡Cero, por ciento!.
  2. A diferencia de andar amando los deleites, lo que debemos es amar a Dios. Si existiera aún una pizca de amor por pequeño que sea al placer, tenemos que eliminarlo completamente y ofrecerlo con todo amor a Dios.

Existe otro versículo igualmente fuerte “…a estos evitan.”.

La santidad a Dios no está en discusión

El mismo Pablo cuando escribe a Timoteo sobre el amor en su mayoría al placer en vez de a Dios, había escrito antes: “que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos”.

Desgraciadamente algunas personas malinterpretan esta determinación. ¿Qué fue lo que Dios nos dio con el fin de disfrutarlo? ¿Acaso son la marihuana y la cocaína? ¿O bombas y ametralladoras? La respuesta es totalmente negativa, acaso son las chuletas, rosas o la música clásica?.

Observando lo anterior nuevamente, se observan seis puntos como disfrute de la humanidad, a saber:

  1. Hacer el bien a los demás.
  2. Práctica de las buenas obras.
  3. Dar mucho a todos.
  4. Aplicar el sentimiento del compartir nuestros bienes.
  5. Que guardemos bendiciones para el futuro.
  6. Trabajar duro para lograr la vida eterna.

Ninguna de las actividades que hemos mencionado está en contravención a la vida santa. Pero sin embargo sí todas van en contra de la vida de egoísmo. Debemos aprovechar de estas actividades ya mencionadas; ya que el mismo Dios nos las ha dado para disfrutarlas de forma abundante.

El yo santificado

En relación con este punto debemos hacer la siguiente interrogación: ¿Será posible santificar el yo, o sea el ego?. La humanidad constantemente anda en busca de una notoriedad. Sin embargo Juan lo considera una vanagloria a la vida. El hombre carnal en cuanto a su casa, auto, vestimenta y su ámbito ha de declarar todos en cuanto al prestigio y el valor de él.

Sin embargo si lo que buscamos es el estar con Dios, tenemos que lograr que todo sea santificado, la única forma de lograrlo es eliminar al hombre y sus deseos. ¿A que se debe que se haga tan difícil recibir una corrección?. Es por la sencilla razón del prestigio, que no acepta lo frágil.

Sí, al hombre natural le satisface el corregir a los demás. La venganza no será pecado por el solo hecho en cuanto a lo moral, sin embargo toca de igual forma la santidad, ya que la misma sale del hombre carnal y es con deseo de dominar a los demás. En relación con lo antes expuesto, debemos de tener una actitud santificada.

Lo que no es santidad

El predicador Carlos Finney, explica lo que es algo, para después ensamblar lo que él mismo no es. La santidad es más o menos lo mismo y vamos a explicarlo a continuación.

La pureza

“Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios”, esto se encuentra determinado en Mateo 5.8. Pudiéramos escribir “bienaventurados los de santo corazón,” ya que la pureza y la santidad son prácticamente lo mismo. Lo que enseña el versículo es “bienaventurados los de un perfecto actuar”.

El corazón está estrenado por la santidad y posteriormente se va irradiando poco a poco. Nunca podremos empezar una relación con el Creador sin tener el corazón puro, sin embargo si es posible que iniciemos una relación con él de una forma imperfecta como consecuencia de la ignorancia. Esta ignorancia puede ser de grandes proporciones sin tener claro que el embriagarse fuera pecado.

Sin embargo una vez que el corazón pasa a santificado, la actitud pasará a transformarse poco a poco. De esta forma la pureza del espíritu lleva un tiempo para moldearse, sin embargo hay que tener claro que sin la santidad del corazón, jamás veremos a Dios.

El apartarse del mundo

El que nos apartemos del mundo no es una determinada forma de actuar de manera distinta sólo con el fin de mostrarse propio en lo exterior. A diferencia la santidad si lo hace, permite que todos seamos distintos, sin embargo la manera de comportarse de una determinada forma no santificará a nadie. Pues todos están vestidos con los botones al frente, ¿ya soy santo por haberse puesto mi camisa al revés? ¡Por supuesto que no!

Cuando nos apartamos del mundo debe ser de lo carnal de cada uno, asimismo del egoísmo que vive en cada ser humano por naturaleza. Sin embargo la persona que practica la santidad andará en actitud distintas que los demás en cantidad de situaciones, incluso en su forma de vestir, no con el fin de ser diferente y contencioso.

¿Apartado a qué?

Para poder entender esto pondremos un ejemplo sencillo para ilustrar lo más claro posible al lector. Existe un secreto en la forma de comerse la patilla o sandía. Si sacamos el corazón, puede decirse la parte más sabrosa, y lo resguardamos mientras terminamos lo demás, con ello lograremos gozar de lo mejor al final, ya que en vez de la concha o cáscara, que no suele ser tan dulce.

De esta forma igualmente podremos dejar la mejor parte de la santidad para lo último. Con esto habremos podido notar que alejarse del mundo no se trata de una actitud basada en el sólo ser diferente a los demás. Es igualmente necesario separarse de lo carnal. Pero lo carnal ¿a qué?.

Debemos recordar el versículo primero del libro Levítico que ya mencionamos en párrafos más arriba. Sin embargo ilustraremos nuevamente al lector y lo colocamos ante sus ojos: “Habéis, pues, de serme santos, porque yo Jehová soy santo, y os he apartado de los pueblos para que sean míos”. Levítico 20.26.

Así vemos que la santidad se resume en la parte final de la frase en cuatro palabras: “para que seáis míos.”

No debemos dudar en ningún momento que Dios ama a la humanidad. De igual forma ama a cada persona de forma particular. El deseo de Dios es relacionarse con nosotros, directamente desde su corazón al nuestro; asimismo su deseo de relacionarse con nosotros es que estemos unido en un solo cuerpo cristiano con Él.

Sin embargo la humanidad ha sido muy corrompida desde los inicios del mundo, tal naturaleza es opuesta a la de Dios. Tales dos actitudes no pueden estar entrelazadas, es tan difícil como mezclar el agua y el fuego. Así no es, ya que el hombre como tal y Dios no pueden morar unidos. Y Dios no puede cambiar. Esto se trata de un problema de grandes proporciones como es la situación de la humanidad entera.

Existe un remedio para todo esto. A través de la muerte y resurrección de Jesús, la humanidad tiene la potestad de transformarse de una manera total. Jesús entregó su sangre para darnos vida, venciendo el pecado y su poder el cual alberga en toda la humanidad. Para los que no lo saben: efectivamente, ¡el reino de Dios está aquí!.

A muchas personas les falta reconocimiento de que el corazón debe de ser santificado, consagrarlo a Dios en todas las formas para así poder caminar con Él. El hombre debe estar alejado y arrepentido de la vida egoísta. Debe estar rendido al amor de Dios, y permitirle que haga dentro de él limpieza de lo que no esté acorde en su vida y en su corazón.

¿Por qué debemos de ser santos?

Por la más sencilla de las razones, Dios es santo, y si nuestro propósito de vida es estar cerca de él, debemos por todos los medios estar santificados por su Espíritu Santo, para que podamos caminar con Jesús y disfrutar de su Reino cuando él mismo nos llame. El deseo de Dios es que estemos lejos de lo que no está acorde a la santidad, lo cual lo vive la humanidad en el día a día por todos lados.

Sin embargo insistimos una vez más a fijarnos en la razón por que Dios nos llama e induce al arrepentimiento de estar sirviendo al yo:

El único fin es ¡PARA QUE SEÁIS MÍOS!.

Conclusión

Hemos visto a lo largo de todo el artículo que hemos desarrollado, la importancia tan grande de la Santidad de Jehová. nos explican infinidad de versículos tal importancia así como la vida que debemos practicar para lograr la misma. En este artículo hemos querido tratar de ilustrar al lector la importancia de tomar ciertas actitudes importantes que hacen que nuestra alma esté santificada y podamos estar unidos a Dios.

Entre muchas de estas actividades están el obrar bien ante los demás, el deseo ferviente de compartir nuestros bienes de todo tipo. Asimismo renunciar a todas aquellas situaciones que hacen que nuestra alma y espíritu se contamine y como consecuencia nos aleja más y más de Dios.

Otra de las actividades a tomar en cuenta es la práctica de la ayuda a las demás personas sin la intención de esperar nada a cambio de ello sólo debemos tener la intención de hacerlo y que nos quede la satisfacción de ver a nuestro prójimo feliz.

Vayamos pues animados a hacer todas estas prácticas y ha llevar una vida santificada, alejándonos de lo que nos contamina el alma y el cuerpo, de las actitudes propias del humano, como son los vicios, las fiestas clandestinas, todo lo que sean placeres del cuerpo que tanto nos alejan de poder tener una vida de paz espiritual y de acercamiento con Dios Padre, nuestro Creador. Señor ayúdanos.

El lector podrá revisar:

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Oración A Los 7 Arcángeles Para Pedir Su Auxilio

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