Historia de Jesús y la Samaritana

El artículo que vamos a desarrollar es una bonita enseñanza de las tantas experiencias o pasajes que se nos muestra de la vida de Jesucristo, el mismo se denomina Jesús y la samaritana. Invitamos al lector para que conozca más de esta bella reflexión.

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Jesús y la samaritana

Este pasaje hermoso de Jesús y la samaritana, está perfectamente detallado en la Santa Biblia, el mismo es una bella reflexión que debemos tener presente en cada momento de nuestra vida ya que es otra de las muchas enseñanzas que el mismo Jesús nos dejó cuando estuvo en la tierra, como hombre.

Historia

A continuación vamos a detallar el fragmento de Jesús y la samaritana a objeto de que el lector tenga conocimiento pleno del tema en cuestión. Aunque el tema resulta bastante extenso trataremos de resaltar lo más importante de esta experiencia entre Jesús y la samaritana.

A partir del momento en que Jesús comprendió que los fariseos escuchaban que Jesús bautizaba más que el mismo Juan el Bautista, sin embargo debemos aclarar que Jesús únicamente bautizaba a los discípulos de él. Posterior a ello Jesús sale de Judea y se va de nuevo a Galilea; sin embargo debía pasar por Samaria.

Llegó a una ciudad de Samaria denominada Sicar, esta era la heredad que Jacob dejó a su hijo José. En la ciudad se encontraba el pozo de Jacob. Jesús estaba agotado y se sentó a orillas del pozo; sería la hora sexta aproximadamente. Pasado un rato llegó una mujer de Samaria con el propósito de sacar agua del pozo; Jesús le dijo: “dame de beber”. Lo hizo ya que sus discípulos se encontraban buscando algo para comer.

La mujer preguntó a Jesús: ¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy samaritana?; los judíos y samaritanos no se tratan entre ellos. A esta interrogante Jesús le contestó: “si tú supieras del don de Dios, y supieras quién es el que te pide de beber; serías tú la que le pedirías, y él te daría agua viva”.

Luego de ello la samaritana comentó: Señor, no tienes cómo sacarla, y el pozo es profundo. ¿De dónde, sacas el agua viva? ¿Acaso tú eres más que Jacob, que nos dio este pozo, del cual se saciaron sus hijos, ganados y él mismo. Jesús le contestó: el que beba de esta agua volverá a tener sed, más el que beba del agua que yo le doy, jamás tendrá sed de nuevo; ya que el agua que yo le doy será fuente de vida eterna.

La mujer samaritana dijo a Jesús: Señor, dame de esa agua y así no tendré ya más sed, ni será necesario que venga hasta aquí a sacarla. Jesús respondió: anda y busca a tu esposo y regresa aquí. Ella le dijo: no tengo esposo. Jesús comentó: haz dicho bien, porque cinco esposos has tenido y el que ahora tienes no es marido tuyo; has dicho la verdad.

La mujer dijo: Señor, me da la impresión de que eres profeta. Nuestros padres adoraban en este monte, y tu dices que en Jerusalén es que se debe adorar. A esto Jesús contestó: Mujer, créeme, que la hora llegará en el momento en que ni en este monte ni en Jerusalén adoraren al Padre. Ustedes adoran lo que no saben; nosotros adoramos lo que sabemos; ya que la salvación llega de los judíos.

Más la hora vendrá, y ahora es, cuando los adoradores reales alaben al Padre en espíritu y en verdad. Dios es Espíritu y los que le alaban en espíritu y en verdad suele ser necesario que le adoren. La mujer dijo: estoy segura que el Mesías vendrá, será llamado el Cristo; cuando llegue nos dirá todas las cosas. Jesús comentó: “Yo soy”, el que esta hablando contigo.

Luego de esto llegaron los discípulos de Jesús y se emocionaron de ver que conversaba con una mujer; sin embargo ninguno de ellos se atrevió a preguntarle ¿qué preguntas? o, ¿qué hablas con ella?.

Luego la mujer soltó el cántaro y se fue a la ciudad y le comentó a los hombres: vengan, vean a un hombre que me ha comentado todo lo que he hecho. ¿será el Cristo?. Posteriormente los hombres se fueron de la ciudad, y fueron a él. Por otra parte los propios discípulos le decían: Rabí, come; a lo que Jesús les dijo: la comida que yo como ustedes no la saben.

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Los discípulos se preguntaban: ¿alguien le habrá traído algo para comer? Jesús, que los escuchaba comentó: “mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que culmine su obra”. ¿ustedes dicen que faltan cuatro meses para que llegue la siega. Yo les digo “levanten la mirada y observen los campos, ya están blancos para la siega.

El que trabaja recogerá el fruto de la vida eterna, que el sembrador disfrute en conjunto con la siega. Lo antes narrado es verdad: uno es el que siembra y otro siega. Yo los envió a segar lo que ustedes no han labrado; ustedes han entrado en sus faenas. Algunos de los samaritanos que vivían en la ciudad aceptaron lo que Jesús les decía, e igualmente por el testimonio de la mujer samaritana.

Ella decía: “me determinó todo lo que he hecho”. Posteriormente los samaritanos llegaron a él y le pidieron que se quedara con ellos, y allí se quedó por dos días. Y de este modo muchos más pudieron creer en la propia palabra de Jesús; dijeron a la samaritana: creemos en él, no sólo por lo que nos dijiste, ya que nosotros mismos lo hemos escuchado y estamos seguros que se trata del Salvador del Mundo, llamado Cristo.

Jesús y la samaritana reflexión 

Este pasaje bíblico tal como dijimos anteriormente es bastante amplio y extenso, sin embargo queremos realizar un pequeño esquema de los distintos pasos que lo conforman y que encontramos en las Escrituras, los mismos los detallamos a continuación:

En el Evangelio de Juan se enseña la ida de Jesús a Galilea y el paso de Él por Samaria. (Esto está determinado en Jn 4:1-4).

jesus y la samaritana

La conversación entre Jesús y la samaritana. Este aspecto esta igualmente determinado en la Biblia de igual forma en el Evangelio de Juan (el lector podrá revisarlo completo en Jn 4:5-26).

Conversación de Jesús junto a sus discípulos. De igual forma Evangelio de Juan (Jn 4:27-38).

El siguiente paso es el contacto con los hombres de Samaria. Evangelio de Juan (Jn 4:39-42).

De igual forma debemos tener presente tres temas importantes que creemos que es positivo para el lector que analicemos, aunque de forma resumida a objeto de conocimiento de los mismos, los cuales son:

Lección de evangelismo personal.

La real o verdadera adoración.

La siembra y la siega.

El Señor se va de Judea y sale a Galilea

Jesús en un tiempo estuvo en Judea al inicio de su ministerio. Este período de vida en Judea no es determinado en ninguno de los Evangelios de las Santas Escrituras. Sin embargo podemos decir de ello que ese tiempo Jesús, se encontraba cercano a Juan el Bautista y los dos se encargaron de la bonita obra de bautizar con el fin de lograr el arrepentimiento de los israelitas que se acercaban a ambos.

Sin embargo el Evangelista asegura que: Jesús no bautizaba sino únicamente a sus discípulos. Pasado tiempo en Judea, los fariseos llegaron a saber del exitoso ministerio de Jesucristo, el cual realizaba en ese momento como era bautizar junto a Juan, sin embargo se conoce que Jesús bautizaba más personas que el mismo Juan el Bautista.

Posiblemente esta situación hubiera sido comentada en Jerusalén y tal vez de forma preocupante. A los fariseos, ni líderes judíos, les era grata la popularidad que tenía Juan el Bautista en el pueblo. Su ministerio era únicamente el inicio de lo que había anunciado, de que vendría alguien más grande que él y faltaba poco para que ello sucediera.

Esto se encuentra establecido en el Evangelio de Juan 1:25-27. De modo que los mismos fariseos observaron el ascenso de Jesús de forma veloz, y se presume que debido a ello deben haber estado alarmados, ya que en el interior de sus corazones comprendían que así como crecía su ministerio perderían de igual forma la popularidad y autoridad del pueblo.

Debido a la narración anterior el mismo Jesús decidió irse de Judea. La razón de ello era que no quería que existiera enfrentamiento entre los fariseos y los lideres judíos, de modo que tomó la decisión de irse del área de mayor autoridad y volver a Galilea, donde existía menos poder y multitud.

Y le era necesario pasar por Samaria

Este es otro de los versículos que componen la reflexión de Jesús y la samaritana. Es importante que digamos y conozcamos más algo de los samaritanos y su geografía.

En cualquiera de las Biblias que existen, en el Nuevo Testamento se señala que en los tiempos de Jesús; Palestina estaba dividida en tres partes: Judea hacia el Sur; Galilea en el Norte y Samaria que pertenecía a la parte central de las dos anteriores. Tales divisiones expresaban las diferentes ideologías religiosas que existía entre samaritanos, galileos y judíos.

Ejemplo de ello es que los samaritanos representaban una combinación de judíos y personas de otras naciones. El origen de los samaritanos según su historia, la vemos en (2 R 17:24-41). En esta parte se observa el momento que el Rey de Asiria dominó el reino del norte, llevando a casi todos los judíos a otras tierras dominadas por él; poblando de esta forma la ciudades samaritanas con personas de otros sitios.

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Con el transcurrir del tiempo se propició una combinación racial, sin embargo de tipo religioso, ya que las personas que venían de otros lugares traían consigo prácticas de distintas formas de idolatría, así como dioses; las cuales fueron introducidas al culto de Jehová.

Pasado el tiempo y siendo que los judíos volvieron del cautiverio en Babilonia; empezaron la reconstrucción del templo así como de la ciudad. Los habitantes de samaria no estaban en acuerdo con esto y se convirtieron en sus opositores.

Pasado un tiempo los mismos levantaron un templo en Gerizim de su propia mano, y poseían igualmente de ejemplares del Pentateuco, afianzando lo que Moisés reveló en sus tiempos, pero no estaban de acuerdo con los otras escrituras del Antiguo Testamento.

Lo anterior debe darnos una ideología del motivo de la rivalidad entre judíos y samaritanos, ello está señalado en el Evangelio de Juan en Jn 4:9. Sin embargo debemos pensar que no era únicamente que no se dirigían palabra, existía igualmente un odio marcado en sus corazones, tanto de unos como de otros.

Tal es el caso de esto, que en el momento en que los judíos trataron de ofender a Jesús, le dijeron que era «samaritano y que tenía demonio»; esto se encuentra en Jn 8:48. Y como debía imaginarse los samaritanos acogían a los judíos cuando éstos transitaban por sus tierras. Debemos recordar el percance cuando Jesús mandó a varios de los discípulos a una aldea de Samaria con el fin de que se prepararan y los samaritanos no permitieron su entrada, debido a su aspecto que era como de ir a Jerusalén.

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Los discípulos pidieron a Jesús que hiciera llover fuego del cielo sobre ellos y los quemara y consumiera. Ello determinado en el Evangelio de Lucas (Lc 9:51-56).

Como consecuencia de la tensión que había entre ambas naciones, cuando los judíos viajaban a Galilea, acostumbraban era pasar por el río Jordán hacia la parte este, atravesando Perea por los bordes para finalmente llegar al Norte; desde donde volverían a regresarse de nuevo a Galilea.

Debemos aclarar que éste no era el camino más corto, sin embargo de esta forma evitarían el paso por Samaria, y debido a la hostilidad que existía, se evitarían muchas situaciones y problemas ásperos.

Luego de aclarado el punto anterior, vamos a seguir narrando el versículo perteneciente a Jesús y la samaritana; y en ello observamos que en el viaje de Judea a Galilea, Jesús pensó en ese momento que era necesario que transitara por Samaria. ¿Cuál era la razón para esto? ¿Por qué motivo no podía cruzar el río Jordán como los demás judíos? ¿Por qué era tan imprescindible pasar por Samaria?.

Debido a lo acontecido en el lugar, y según lo narrado en este capítulo, queda perfectamente establecida la necesidad de que esto pasara así debido a la misión divina que sucedería en Samaria, y de manera particular con la mujer samaritana que le era necesario.

Jesús, cansado del camino, se sentó junto al pozo

Jesús llega a la ciudad de Samaria llamada Sicar, ésta era la herencia de Jacob para su hijo José. Cuesta un poco determinar lo exacto a que se refiere el lugar. Algunos piensan que la ciudad se llamaba Siquem, de acuerdo al libro del Génesis podemos saber que Jacob compra un terreno en las cercanías de allí, donde fueron enterrados los huesos de su hijo José.

Sin embargo, y de acuerdo a la historia sagrada no podemos saber de un pozo que Jacob diera a José, ni tampoco tener la total seguridad de que Sicar sea Siquem. En cuanto a ello deberían de haber más estudios arqueológicos sobre el tema.

Sin embargo si nos damos cuenta de otro punto es importante decir que: «Jesús agotado de caminar se sentó junto al pozo». De acuerdo a la narración Jesús se encontraba más agotado que los discípulos, ya que se quedó descansando, mientras que los discípulos iban a la ciudad a comprar alimentos.

Podríamos pensar que la fuerza del espíritu en cuanto a la enseñanza, sanación y restauración que Jesús hacía, producía en él un agotamiento de las fuerzas que no experimentaban los discípulos que únicamente eran espectadores. En cuanto a esto lo que quiere decir el evangelista es que la naturaleza de Jesús es real y humana.

Y se torna interesante que en el Evangelio de Juan, donde vemos tratado varias veces el tema de la divinidad del Hijo, el propio evangelista hace un detenimiento frecuente con el fin de enseñarnos sus relaciones humanas; ejemplo de ello es el momento en que dice que Jesús llora ante la tumba de Lázaro; esto se encuentra en Juan (Jn 11:35).

Por este motivo, su espíritu se perturbó ante la proximidad de la cruz, o de igual manera su alma estaba conmovida ante la traición y entrega de uno de los discípulos. Observemos otro detalle existente que es de igual importancia. El mismo es que Jesús manda a sus discípulos a comprar comida en la ciudad.

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Este hecho no tendría nada de maravilloso, sien embargo en capítulos siguientes vemos que Jesús multiplica los panes y peces para que coma la multitud; debemos hacernos una interrogante ¿porqué no hizo en ese momento un milagro parecido?; y así los discípulos no tendrían que haber ido por comida a la ciudad y así calmarían aprisa el hambre.

La respuesta a estas interrogantes es que Jesús no hacía milagros con el fin de satisfacerse así mismo. Por el contrario vivía como todos y se ajustaba a como lo hacían. Con este método de vida nos demostraba que Dios no hará por cada uno de nosotros lo que nosotros mismos debamos hacer. Y el objetivo de los milagros de Jesús no es solucionarnos las situaciones, es glorificarse ante el mundo.

Vino una mujer a sacar agua

De acuerdo a la óptica humana, se podría pensar que el único propósito de Jesucristo era quedarse sólo para descansar, mientras los discípulos iban a buscar la comida. Jesús tenía otro plan distinto.

Había pasado por Samaria en busca de aquella mujer que necesitaba de sus palabras de forma urgente. Y debido a que Jesús sabía todo lo que sucedería ya estaba en cuenta que debía de estar allí para aquella mujer que se cruzaría con el junto al pozo para sacar el agua.

Al parecer la hora sexta no sería la más adecuada para buscar el agua en el pozo, ya que según la narración, la única que había elegido ese momento para sacar agua era ésta mujer samaritana precisamente. Posiblemente los demás habían asistido antes o después, esperando que la intensidad del sol fuera bajando.

Sin embargo por otra razón la mujer asistiría sola sin ninguna compañía, esto igualmente era positivo para Jesús ya que podían tener una conversación más personal y sin interferencia alguna. De esta manera observamos que Jesús buscaba especialmente a ésta mujer y escogió ese momento acorde para acercarse a la misma.

En este caso como ejemplo podemos decir en cuanto a la evangelización de Jesucristo a las personas que lo necesitan y que estén lejos de las enseñanzas. Veamos en este caso la sencillez con la que Jesús le dio a conocer a la samaritana la verdad, le enseño la necesidad de vivir lo espiritual, asimismo la conciencia.

Respondió lo que le inquietaba en su alma, y de esta forma ella adquirió fe en su Señor como verdadero Mesías y Salvador de la humanidad.

Jesús le dijo: dame de beber

En el momento que la samaritana llegó al pozo no sospechaba lo que Jesús tenía preparado para ella, la misma iba a tener un encuentro con el Hijo de Dios, el cual cambiaría su vida en todo sentido.

En relación a esto entre Jesús y la samaritana, fue él quien inició la conversación y de manera curiosa lo realizó solicitándole un favor: «Dame de beber». En este caso no debemos tener duda que la samaritana se sintió henchida de gozo. Ella en ese momento era la única posible de sacar agua del pozo.

Debemos ver como Jesús se aproximaba tanto a hombres como a mujeres con absoluta humildad, no tratando de que vieran su majestad y gloria. Si Jesús lo hubiera hecho de esta manera todos, incluyendo a la samaritana habríamos salido huyendo de puro temor. Solamente falta que recordemos el tiempo que Dios entregó sus leyes a los israelitas a través de Moisés en el monte Sinaí, allí fue manifiesta su gloria absoluta. En ese momento los que estaban allí sintieron temblor y miedo.

Por tal motivo cuando Jesús tenía relación con los hombres, trataba de cubrir su gloria tras la figura humana, y de esta forma aproximarse con suma facilidad a la persona pecadora sin que éste sintiera temor de él.

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Ahora, Jesús había solicitado a la samaritana el agua, y podemos preguntarnos ¿querría la samaritana dar de beber a este desconocido judío?.

¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana?

En la respuesta la mujer samaritana siente de inmediato la falta de confianza que había entre judíos y samaritanos. Aparte de esto existen diferencias de sexo, ya que la samaritana también es figura de «mujer». Y aparte de esto, Jesús no tuvo en cuenta los parámetros sociales que eran característicos de aquellas culturas, que prohibían que un maestro judío solicitara cualquier cosa a una mujer.

Sin embargo Jesús, no tuvo presente las diferencias que existían entre los hombres, fueran estas de cualquier origen sexo, religión, raza o cualquier otro. El motivo de esto se debe a que el ser humano está necesitado de salvación de forma igualitaria, de este modo así sean judíos o samaritanos, Jesucristo se relacionó con todo por igual.

Lo primero que la samaritana vio es que Jesús siendo judío no era igual a los demás. Él mismo estaba dispuesto a estar cerca de los «odiados samaritanos» y tratar con ellos. Ello no servía para que la mujer samaritana accediera a darle agua a Jesús para la sed que tenía.

Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber

A pesar de la negatividad de la samaritana, Jesús sigue su conversación con ella y le hace ver que él tiene un agua mejor que la del pozo, y estaría preparado para entregarla a ella y otros. Jesús a partir de este momento empieza a conversar con la samaritana de las verdades espirituales: «el don de Dios» y «el agua viva».

 

Tengamos en cuenta como Jesús trata el asunto. Inicia comentándole lo siguiente: «Si conocieras…». Existe un roce de misterio cuyo objetivo es causa de rareza en la samaritana y la lleva a la reflexión. Es la manera de estimular a la mujer samaritana a que realice las preguntas y así se sienta interesada en lo que Jesús trata de decirle.

Posteriormente le conversa sobre el «don de Dios», ya que la samaritana no conocía el regalo que Dios le daba. Debido a esto podemos pensar en algunos detalles como: ¿En qué consiste tal regalo? ¿verdaderamente Dios me quiere regalar algo?. Ella pensaría lo siguiente: la vida suele ser muy dura… todo debemos ganarlo por nosotros mismos… me parece extraño que alguien me de algo sin recibir algo a cambio…

Como último punto le habla de Él mismo: «si conocieras quién es el que te dice: Dame de beber». Aunque ella no se imaginaba quien era Jesús en ese momento; ni pensaba que es el regalo de Dios para los pecadores del mundo. En el Hijo, el Padre manifiesta su gracia, justicia, misericordia, santificación y perdón; en favor de toda la humanidad.

Tú le pedirías, y él te daría agua viva

El mismo Jesucristo le hacía una oferta sumamente interesante a la mujer samaritana, a pesar de que ésta se negaba a darle a beber del agua del pozo. Si analizamos la actitud de la samaritana veremos una opinión muy sencilla de ella, sin embargo si analizamos este hecho más profundamente, de la misma forma sucede con el humano.

Siempre estamos ante la negativa de entregarle a Dios lo que le toca de la vida de cada uno de nosotros, sin embargo a pesar de ello Jesús sigue amándonos y nos ofrece su don de “agua viva”.

¿De qué trata esta «agua viva»? en respuesta a esta interrogante debemos decir que el pozo donde se encontraban conversando se llenaba con la lluvia cuando el terreno estaba saturado. Se podría decir que era un cisterna con buena agua; sin embargo de ninguna forma era comparable con el agua que fluye de un manantial fresco.

Todo ello no era más que una visión de las realidades espirituales de Jesús, queriendo compartir con la samaritana y luego se señalaba hacia la vida eterna con grandes bendiciones infinitas.

En todos los casos, vemos la importancia que a pesar de que esta “agua viva” se encuentra a la mano de toda la humanidad sin costo alguno, solamente los que la solicitan podrán obtenerla.

La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla

La samaritana en este caso no comprendió de manera total el lenguaje espiritual que Jesucristo le mostraba. Ella no sabía que el Judío con quien hablaba se trataba nada menos que del Mesías y el Salvador de la humanidad. De la misma forma tampoco entendía lo grande del tema de la salvación que Jesús le ofrecía.

En la opinión de la samaritana Jesús no era sino un judío necesitado, que se sentía cansado, con sed y con las manos vacías. ¿Qué podía ofrecerle? A diferencia ella era una mujer autosuficiente, y que lograba contar con los recursos necesarios para ayudarlo a tranquilizar su sed.

Aquí el tema por lo tanto, es que los dos se necesitaban de forma mutua. O podía ser que Jesús necesitaba a la samaritana o ella necesitaba de Jesús. Ella solamente observaba en él a un viajero en situación desfavorable que no contaba ni con los medios para sacar agua de aquél pozo.

De esta misma forma algunos todavía relegan a Jesucristo crucificado, que ya en sus momentos en que estaba vencido de cansancio, y en esos momentos de agonía decía: «Tengo sed».

No se logra divisar que detrás de su humanidad el que estaba allí era nada menos que el Hijo de Dios, el cual ofrecía al mundo la vida eterna. En tiempos actuales la humanidad se siente autosuficientes, y de esta actitud piensan que ellos no necesitan a Dios en sus vidas. Y por el contrario son capaces hasta de pensar en dado caso que creyeran en Jesús, los mismos serían los que favorecerían a Jesús.

¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob?

Sin embargo, en ella se despertaba una sospecha de que Jesús podía tener autoridad, y tal vez por eso ella tomó una actitud en defensa: «¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?». Como ya dijimos anteriormente en los textos sagrados no se determina que existiera un pozo que Jacob entregara a sus hijos en la tierra en Palestina.

Tal vez sea una tradición, sin embargo la samaritana trató de comparar a Jesús con Jacob, y lo ponía como en una posición inferior. ¿Quién se creía este joven judío para dar «agua viva» de mejor calidad que la que estaba dentro del pozo dado por Jacob?

No cabe duda que todos los samaritanos sentían orgullo de Jacob; todo lo cual sentían que descenderían por medio de los hijos de Jacob, Efraín y Manasés. Para ello la posición de su Padre Jacob, era muy respetada y la mantenían muy en alto; todo esto aunque los judíos difirieran de este punto.

Sin embargo debemos decir que lo que planteaba la samaritana igual es importante: ¿Es Jesús mayor que el mismo Jacob, el padre de la nación judía? ¿Quién es Jesús?

A esta interrogante de la samaritana el propio Jesús le contestaba: “Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed» más del agua que él ofrecía no tendrían mas nunca sed y se saciarían quedando satisfechos.

Con esta respuesta Jesús deja muy claro que él era muy superior al mismo Jacob.

Como de primer punto lo primero que muestra a la samaritana es que el agua del pozo que era de Jacob, no saciaba de forma absoluta su sed. Jacob sólo podía haber dado sólo asuntos materiales, como agua, que no deja saciado a los hombres. Sin embargo debemos tener presente que el espíritu necesita cosas más profundas que ningún asunto material puede saciar y dejar satisfecho a los hombres.

Las personas que viven en comunidades materialistas tenemos la conciencia de que esto es totalmente real. En la actualidad los hombres se tornan afanosos por las necesidades materiales y pueden llegar a la desesperación por tal motivo y viven para lograrlo pasando por situaciones duras y sin embargo no lo logran.

Cada día se necesitan más cosas así como se pasan situaciones más duras con el único fin de llenar un vacío que en todo momento aumenta dentro del ser humano. Deberíamos luego de esta narración tener presente las palabras del propio Jesús sobre: «Cualquiera que bebiere de este agua, volverá a tener sed».

En esta parte de la charla de Jesús y la samaritana, ella pensaba desde su propia experiencia: ¿Acaso ella se encontraba satisfecha con su vida? ¿No percibía que su espíritu estaba sediento? ¿No era cierto que la religión le había dejado vacía y triste sin respuesta alguna en cuanto a las necesidades espirituales? Si estaba Jacob en el pozo,¿ de qué le había servido ingerir de ese agua por tanto tiempo? ¿En qué cambió su vida?

Mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás

De una vez que fueron señaladas las restricciones sobre lo que se decía de Jacob o de otras personas que ofrecieran a los demás, Jesús decía lo siguiente: «Mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna».

Esto se trata de una promesa más de Jesucristo, ya que él es el único capaz de llenar el vacío interno y que logremos la felicidad de forma duradera. Sin embargo esto no ocurrirá a menos que le ofrezcamos sinceramente nuestras vidas.

En relación a las aguas del pozo de Jacob igualmente Jesús ofrece un manantial fluido de agua. Todo ello lo explicó de forma clara que y se trataba del Espíritu Santo, el que concedería los que en él creyeran.

Otro ejemplo de esta agua que Jesús ofrecía está perfectamente bien determinada en el Evangelio de Juan (Jn 7:37-39) en la Sagrada Biblia, y la cual establece: «En el último y gran día de la fiesta, Jesús se paró y levantando la voz, dijo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. Quien cree en mí, tal como establece la propia palabra, de su interior circularán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que recibirían los que creyeran plenamente en él».

En la actualidad esta oferta que hizo el Señor, se encuentra más vigente para toda la humanidad. De esta manera nos lo recuerda y establecido en el Apocalipsis en su última parte, que dice: «…El que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente».

Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla

Estas palabras de Jesús lograron por fin encajar en la mujer samaritana, la cual en un momento determinado le pide que le de del agua que él ofrece. Sin embargo pareciera  que no se había fijado del todo de las palabras que Jesús decía: «una fuente de agua que salte para vida eterna».

La samaritana sólo podía pensar en el agua física, tal como cualquiera lo haría; sin embargo a lo que se refería Jesús era a lo espiritual y eterno. Ella sólo imaginaba su comodidad y de esta forma no tendría que ir a diario al pozo en busca de agua; sin embargo lo que ofrecía Jesús era la vida eterna. La samaritana podemos verla como ejemplo real de las dificultades de la humanidad de manera natural y de manera de entender la propia Palabra de Dios.

Jesús le dijo: ve, llama a tu marido, y ven acá

De pronto, Jesús se volteó de forma rápida durante la conversación con la samaritana, solicitándole que buscara a su marido. ¿Cuál seria la necesidad que él viniera para que ella pudiera recibir el agua de vida?. Realmente la presencia del esposo no era necesaria, ya que todos podemos tener una comunicación directa con Jesús, aún teniendo personas a nuestro alrededor, inclusive los cónyuges de la persona si ésta es casada.

Sin embargo el propósito de Jesús era de otro tipo. El lo que buscaba con todo ello era que la samaritana comprendiera que no puede haber disfrute de los beneficios del Evangelio, sin aceptar el pecado por medio de la confesión y el arrepentimiento de corazón sincero.

Y seguramente al igual que todas las personas en el mundo, ella tenía pecados que confesar en este aspecto; de manera que Jesús como conoce a la perfección la vida de la samaritana, quiso llamar la atención sobre algo que a ella le daba dolor y sentimiento de frustración como era el fracaso del matrimonio y la inmoralidad del sexo.

Cabe destacar que la vida de la samaritana solía ser como un libro abierto frente a Jesús; ella sabía que no había nada que pudiera ocultar. Jesús haciendo uso de sus conocimientos y con el único sentido de dar luz a su conciencia, con ello le estaría demostrando la necesidad de perdón y purificación de su vida.

«Respondió la mujer y dijo: No tengo marido»

En esta misma conversación de Jesús y la samaritana, luego de la  orden que Jesús le da a ella, la misma responde: «No tengo marido». Estaba tomando una actitud a la defensiva. Se podría decir que tenía temor de ser descubierta y que todo saliera a la luz. Sin embargo, ¿por qué le era incomodo el tema? No tener esposo no es pecado; ella podría ser soltera, viuda; pero no era motivo para que se sintiera juzgada.

Tanto Jesús y la samaritana estaban claros que la respuesta era solo una realidad pero no completa. De manera que ante la emoción de la samaritana, Jesús le dice: Bien has dicho: No tienes marido, ya que cinco has tenido, y el actual no es tu marido; has dicho la verdad». Jesús fue directo a lo que buscaba, en ningún momento disfrazó nada ni adornó sus palabras.

Puso a la luz las cosas como debían ser y con ello descubrió las lacras de la vida moral de la samaritana; pensamos esto debió hacerla sentir muy mal, sin embargo cuando las personas asumen sus culpas y fracasos, es en ese momento que Dios trabaja para la salvación de esa alma. Es como: sólo quien sabe que está enfermo va al médico.

Por lo anterior podemos decir que realmente la samaritana estaba verdaderamente enferma del espíritu y necesitaba ayuda. Tal como se narra ella había tenido cinco esposos, seguramente de manera seguida, con ello se puede ver el fracaso en su vida así como la tragedia que esto conlleva debido a lo que había y estaba pasando en su vida.

Posterior a esto deja a un lado las formalidades del matrimonio y se nota que sólo vivía con su último marido sin haber matrimonio de por medio; ella jamás hubiera podido defenderse de una situación que sólo se trataba de un pecado.

Lo anterior era una evidencia de la bajeza moral que la samaritana vivía. Y posiblemente debido a esta situación y a lo doloroso que esto le producía por sus fracasos matrimoniales, igualmente vivía el constante acecho y desprecio de sus vecinos; por tal motivo es por lo que fue a buscar el agua a una hora que el calor era agobiante y de este modo evitar las miradas juzgadoras de las personas.

Igualmente es importante que observemos como Jesús da valor a algunas actitudes que podrían ser «normales» en la actualidad. Por una parte se encuentran los que acumulan matrimonios y divorcios. En cuanto a esto pareciera que la idea del matrimonio para toda la vida ha quedado desfasada en algunas personas.

Algunos artistas como cantantes, actores y los mismos deportistas, son los que parecieran fundir el carácter de las sociedades actuales; debemos pensar cuál de ellos no tiene dos o tres o hasta más uniones matrimoniales clandestinas?.

Esto muchas veces lo hacen ver como sin ninguna importancia o algo normal relativo a la libertad. Sin embargo si vemos el pasaje de Jesús y la samaritana, tal situación se trata como deterioro moral y vacío existencial.

Igualmente existe la situación en la que el hombre o la mujer hacen vida en pareja sin tener un matrimonio como debe de ser y nunca se molestan en legalizar su relación. Esta situación de igual forma fue rechazada por el propio Jesucristo. Debemos en este caso ser como Jesús que decía las cosas por su nombre y así debemos aprender a actuar nosotros. Veámoslo como ejemplo.

Asimismo debemos tener presente la intención de ganarle almas a Jesucristo, jamás debemos de evitar los asuntos del pecado. Únicamente los que se encuentran sumidos de pecados o se encuentran perdidos, podrán ser salvados. En cuanto a esto podemos decir que son pocos los que se sienten dispuestos a reconocer sus situaciones no legales.

Les dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta

El conocimiento que tenía Jesús de la vida de la mujer samaritana prueba la omnisciencia de Jesucristo. En Hebreos se determina: (He 4:13) «Y no hay cosa que haya sido creada que no sea puesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.»

La samaritana  no reniega lo que Jesús determinaba en cuanto a lo que ella vivía, por el contrario no podía cubrir su emoción, sorpresa y admiración y reconocía la posibilidad de que Jesucristo fuer profeta. Esto tiene mucha significación tal como ya decíamos, los samaritanos solamente creían en el Pentateuco, o sea los cinco libros que inician la Biblia, ellos no esperan un Rey sino un profeta o Mesías.

Esto se encuentra definido en el libro del Deuteronomio (Dt 18:15). De manera que cuando la mujer dijo que Jesús le parecía profeta, no era más que presentaba ya la sospecha de que Jesús era muy importante y alguien muy especial.

Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén

Es común que la mayoría de las personas se resistan en el momento de reconocer los pecados o el tener que admitir el fracaso. Podría decirse que por este motivo la mujer samaritana intentó en el momento evitar la conversación que tenía con Jesús en ese momento en cuanto a su vida personal y trataba en su lugar de crear una diferenciación teológica:

«Nuestros padres adoraron en este monte, y ustedes dicen que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar».

No podemos tener con claridad las intenciones reales de la mujer samaritana frente a la conversación con Jesús. Como ya decíamos posiblemente la razón sería para tapar su vida personal fracasada; sin embargo tal vez de igual forma determinaba la frustración religiosa que le producía el intento de conocer las cosas de Dios.

Puede parecer extraño que algunas personas culpan a la religión la ausencia de la fe en sus vidas. En algunas oportunidades escuchamos que personas se quejan mencionando así: «Yo creo en Dios pero no en la religión». Estas personas al igual que la mujer samaritana, se sienten en confusión en cuanto a la religión.

Vosotros adoráis lo que no sabéis

Jesucristo de ninguna manera trató de evitar la conversación con la mujer samaritana, y por el contrario lo trato de frente, y concediendo la divinidad al problema. La respuesta resulta bastante interesante ya que lo mencionado por la mujer samaritana aún en la actualidad tiene mucha vigencia. Algunos se hacen la siguiente interrogante:

Si existe un solo Dios ¿por qué existen tantas religiones?, ¿cuál es la religión real? ¿Dónde debemos hacer la adoración?. Existen otras personas que tienen su propia opinión en cuanto a las religiones; en ello hay algo de cierto y lo que hay es que sacar lo mejor de cada religión que exista. Otros piensan que lo que importa es tener creencia en algo.

¿Qué dijo el Señor Jesucristo acerca de esta cuestión?

En relación a esto y siempre con la claridad que caracterizaba a Jesús, dirigiéndose a la mujer samaritana le dijo lo siguiente: «Ustedes adoran lo que no saben; nosotros adoramos lo que sabemos; ya que la salvación viene de los judíos».

En cuanto a este debate o divergencia, sobre el tema del lugar de adoración de forma correcta los propios Judíos decían que Dios había escogido a Jerusalén, a diferencia de éstos los samaritanos construyeron un templo alterno en el monte denominado Gerizim. Jesucristo estaba claro en lo que decía y no había duda en él.

La respuesta de Jesús no fue con síntoma de dualidad, sino de manera que pudiéramos pensar en que fue brusca, ya que determinó que los samaritanos adoraban lo que no tenían claro. Esta era una manera de determinar que estaban equivocados y que lo que hacían no gustaba a Dios.

No todo es claro ni vale a la hora de la adoración. Los samaritanos olvidaron un asunto muy importante: la propia Palabra de Dios. En el Antiguo Testamento se decía que los israelitas tenían que adorar en el sitio que Dios Padre escogiera para colocar su nombre. Todo ello está determinado en el libro del Deuteronomio en (Dt 12:5), que determina:

«El lugar que Jehová Dios escoja de entre todas las tribus, para colocar allí su nombre para su habitación, ese buscaran, y allí tendrán que ir.». asimismo en otra sección de las Escrituras, Dios determinaba a los fines de lo anterior: «A Jerusalén he escogido para que en ella esté mi nombre»

¿Cuál era la base del problema de los samaritanos?

La respuesta a tal fin es que los samaritanos únicamente admitían una parte de lo revelado, de forma concreta como fue lo dicho por el propio Moisés en el Pentateuco. Por lo tanto, al resistir el resto de la Palabra de Dios, habían ido a «adorar lo que no sabían».

En este sentido,  y a pesar de que tenían ventajas sobre otras naciones paganas, a la final se hallaban tan lejanos de la real adoración al igual que los idólatras, a estos el apóstol Pablo consiguió en adoración delante de un altar que tenía la inscripción: «Al Dios no conocido». Esta enseñanza esta determinada en la Biblia en el libro de los Hechos (Hch 17:23).

Podemos finalizar de diciendo que no es posible hacer la adoración de manera inadecuada a Dios, si no conocemos su Palabra. Jesús se refería a esto en textos posteriores cuando decía: «los verdaderos adoradores adorarán al Padre en verdad». Debemos reflexionar de manera seria sobre esta situación, ya que se puede dar el caso de ser un adorador falso; ello si no conocemos perfectamente la Palabra de Dios.

Porque la salvación viene de los judíos

Tanto la ternura y gracia de Jesús no era impedimento de declaración de la verdad, aunque ésta no fuera de agrado del que escucha. De tal manera que aseguró de manera terminante sobre algo que a la samaritana no le agradaría: «La salvación viene de los judíos».

Con esta afirmación se podía entender que los samaritanos estaban errados en el camino que transitaban en la búsqueda de la salvación. Esto se trata de una seria ordenanza para toda la humanidad, ya que de forma contraria a lo que muchos piensan, no todos los caminos son correctos para lograr la salvación del alma.

Ahora debemos hacernos la siguiente pregunta: ¿en qué sentido la salvación viene de los judíos? ¿Cómo debemos entender estas palabras de Jesús?. Tal afirmación está basada en el hecho que Dios hizo su revelación de forma especial por medio de los Judíos.

Ellos fueron escogidos por el propio Dios como instrumento, afín de recibir, transmitir  y guardar la Palabra de Dios. Y únicamente por medio de la revelación de Dios, es que tenemos la forma exacta de saber el camino que se debe transitar para el logro de la salvación.

En el Libro de los Romanos se determina: (Ro 3:1-2) «¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿o de qué manera aprovecha la circuncisión?. Esta respuesta es la aprovechan de muchas formas; Primero, ciertamente, que les ha sido confiada la palabra de Dios.». esto suele tornarse importante ya que el Mesías o Salvador de la humanidad, sería un ser descendiente del mismo Abraham y su generación. Ya la Biblia lo daba a conocer con claridad.

«Son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas; de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Jesucristo, el cual es Dios sobre todo, bendito por todos los siglos. Amén.»

Por lo anterior los propios samaritanos no estaban en lo correcto en relación a la espera de la salvación de quien venía en relación a su pueblo. El Salvador de la humanidad es judío. De este modo podemos pensar en la resistencia que ellos tenían en cuanto a la aceptación de que el Salvador de la humanidad era Judío.

Pudiéramos imaginar el aguante que tenían para aceptar que el Salvador era de nacionalidad judía. Existe algo que afectaría las relaciones entre ambos pueblos y ello es precisamente el odio. Igualmente ello sigue ocurriendo en los tiempos de actualidad entre millones de árabes que no aceptan que la salvación de la humanidad viene de Dios y por consiguiente de los judíos.

Le dijo la mujer: sé que ha de venir el Mesías

Las doctrinas que recibía la mujer samaritana fueron causal de una actitud de sorpresa al punto de que pensaba que podía ser el propio Mesías, el cual cuando viniera daría enseñanzas de todas las cosas.

Algo interno en ella le hacía pensar que el judío que se le acercó a pedirle agua podía tratarse del mismo Mesías que estaban esperando. Pareciera que tanto en su corazón como en su mente existiera una conexión entre ambos (Jesús y el Mesías). Por otra parte así lo determinaron los samaritanos posteriormente: «Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo?», todo esto se encuentra en el Evangelio según San Juan (Jn 4:29).

En este caso a la mujer samaritana no le quedó duda de que Jesús era el Mesías, ya que el propio Jesús se lo dijo: Yo soy, el que habla contigo».

Debemos analizar esta parte del texto ya que fue en el que Jesús mismo hace alusión a su naturaleza y a la misión mesiánica que tenía. Igualmente nos asombra que tomara en cuenta precisamente a la mujer samaritana y aparte con problemas de moral. Sin embargo Jesús decía:

«En aquel tiempo, respondió Jesús: te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, ya que ocultaste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las diste a conocer a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó.». el texto anterior se encuentra establecido en el Evangelio de Mateo en (Mt 11:25-26).

Jesús nunca se dio a conocer ante Nicodemo, siendo el principal de los Judíos, ni a los escribas, ni fariseos; lo hizo precisamente a una mujer de samaria. En otro orden de ideas es de importancia tal la manera clara de tal declaración. Jesús decía: «Yo soy». Por tal motivo y si nos vamos a la gramática Jesús lo que trataba de decir era: «Yo soy el Mesías».

Cualquiera que conozca el Pentateuco se dará de cuenta que las palabras de Cristo comparadas con las de Dios cuando se presentó ante Moisés cuando la zarza ardiendo. Esto se encuentra establecido en el libro del Éxodo (Ex 3:13-14).

En este momento que acabamos de narrar es la primera vez que aparece por vez primera la frase «Yo soy», la cual es muy utilizada varias veces en el Evangelio de Juan, y de esta manera descubrir su real naturaleza.

En esto vinieron sus discípulos, y se maravillaron de que hablaba con una mujer

¿Qué razón era la que existía en los discípulos para que se impresionaran de que Jesús hablara con una mujer? En la actualidad esto podría ser algo normal, sin embargo entre los judíos existía un requisito de los rabinos, que establecía: «Nadie hable con una mujer en la calle, ni con su propia esposa». Los discípulos siempre trataron a Jesús como un rabí, por tal motivo les parecía que su actuación estaba por debajo de la dignidad.

Pero a pesar de que ellos compartían esta opinión de ello, ninguno se atrevía a replicarle nada al respecto ya que lo respetaban y sentían reverencia por él.

Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad

En esta parte del texto la mujer samaritana desaparece de forma veloz y regresa a la ciudad. En la narración se deja ver que la mujer samaritana dejó el cántaro de agua, esto se considera un detalle muy importante.

¿Qué podemos pensar de este hecho anterior?

En cuanto a esto podría existir la posibilidad que la mujer samaritana se le pasara dejar el cántaro de agua para que Jesucristo tomara agua. A pesar de la sed de Jesús y su necesidad, la mujer no le dio el agua.

Aunque esto podría ser posible, podría ser que dejara el cántaro allí para irse más rápido y llegar más pronto a la ciudad. Como vemos ella sentía la necesidad de decirle a todos que había descubierto que Jesús era el Mesías. El corazón de aquella mujer seguramente estaba henchido de emoción y por tanto si llevaba el cántaro con ella esto la haría retrasarse más.

También era un claro indicio que su intención era volver a donde se encontraba Jesús en el pozo. Otro dato interesante es que sus bienes materiales ya no eran importantes para ella tanto como la figura de Jesús. Esto se podría ver como algo positivo ya que la semilla que el Señor sembró en ella comenzaba a dar frutos.

Otra prueba de lo anterior es que de forma sorpresiva  comenzó a sentir de compartir con los demás las realidades que había descubierto sobre Jesús, el Salvador de la humanidad. Ella sentía que no debía quedarse callada ante lo que acababa de descubrir. Ello igualmente se puede ver como la bella prueba del renacimiento a la vida de Cristo.

Igualmente se puede establecer una relación entre el pasaje y la obra de Felipe el Evangelista, la cual se refería a los samaritanos en años posteriores y conseguimos estos relatos en el libro de Hechos de los Apóstoles (Hch 8:5-8). En el caso que se narra, Felipe segó donde ya Jesús había sembrado.

Por tal motivo vemos que la acción entre los samaritanos logró una gran proyección, sin embargo no debemos pasar por alto que Dios utilizó en su comienzo a la mujer samaritana que tenía características de falta a la moral por lo cual era muchas veces despreciada por los propios habitantes de la ciudad.

De esta forma vemos como Dios una vez más se agrada en utilizar maneras frágiles para lograr su objetivo de la obra. Frecuentemente muchos de nosotros tenemos tentaciones a pensamientos que nos invaden de que para realizar una gran obra debemos valernos de medios televisivos, publicitarios, periódicos o cualquier otro medio despampanante.

Sin embargo Jesús sólo tuvo una conversación personal con una mujer sencilla, que no revertía mayo importancia social.

Y así se dio el inicio de una gran experiencia personal entre los samaritanos. Esto nos debe llevar a una gran reflexión. Y los propios samaritanos comentaban a la mujer samaritana que ya no creían en Jesús por el sólo hecho de que ella se los dijo, sino porque ellos mismos lo escucharon y sabían de ello.

De cierto que el testimonio de la mujer samaritana resultó ser de mucho impacto entre las persona que lo conocían en esa ciudad. Esto debe haberse dado por un cambio radical seguramente en sus vidas.

Asimismo pudo ser la fuerza, alegría, entusiasmo y sobre todo la convicción de como hablaba Jesucristo. Esta fue la primera razón por la que los samaritanos creyeron en Jesús. Y normalmente, siempre es así; llegamos a Jesús porque alguien nos habló de él.

Sin embargo cuando se produce el encuentro entre Jesucristo y los samaritanos, éstos debieron haber comprobado de forma instantánea que Jesús era especial, y debido a esa seguridad que obtuvieron pudieron solicitarle que se quedara con ellos; a lo que Jesucristo dio afirmación de que lo haría. Esto resultaba algo sorprendente, ya que tal como observamos en el inicio del capítulo, los judíos y samaritanos no se trataban mutuamente.

A partir de este momento es que los samaritanos pueden conocer de forma personal a Jesús, y según sus propios pensamientos llegaron a concluir que Jesús era el Salvador de la humanidad o el Cristo, que esperaban.

Y con esta actitud trataron de dejar muy en claro que al principio se acercaron a él por el testimonio de la mujer samaritana, sin embargo posteriormente creyeron realmente ya que ellos mismos tuvieron la experiencia de escuchar al propio Jesús de forma personal hablar de sus enseñanzas. Por tal razón cada hijo de Dios debe tener su encuentro íntimo con él.

La fe que profesemos no sólo será sentida por el hecho de lo que nos pueden hablar de Jesús, sino debemos tener la fe real por su “Palabra que es Verdad y Vida”.

En la finalización del pasaje que hemos relatado, se ve que los samaritanos ya se encontraban de acuerdo en que Jesús era el Mesías o Salvador de la humanidad”. Esto se convirtió igualmente en un paso importante; si vemos las diferencias religiosas que existía entre los judíos y los samaritanos.

Ellos llegaron a comprender y afirmar que Jesucristo no se trataba únicamente de un Mesías sólo para los judíos, sino que se trataba del Salvador del mundo”. ¡Qué hermosa experiencia hubo durante el ministerio de Jesucristo entre los samaritanos. Con todo lo que hemos conocido en este relato, ahora sabemos porque y cuál fue el motivo de que Jesús pasara por Samaria.

Con todo lo relatado en este pasaje debemos ver y reflexionar que Jesús rebosa de bondad para con todos sus hijos, sin importar raza, sexo o creencia religiosa. Esto nos debe llevar a la reflexión y debemos pensar de igual forma, de tratar a todos con respeto independientemente de su raza, sexo o ideología. Jesús lo que busca es que conozcamos la verdad que nos llevará a la vida eterna que él nos ha prometido.

Y debemos como hijos de Jesucristo darla a conocer a las personas que estén lejanas de él de manera preferente, sin embargo debemos hablarle a todos los que podamos sin espera de recompensa solamente teniendo como recompensa las promesas que Dios hizo para todos nosotros como sus hijos.

¿Cuál era el nombre de la mujer samaritana?

Hemos dado a conocer todo acerca del hermoso pasaje de Jesús y la samaritana, sin embargo habrá personas que se pregunten como era el nombre de aquella mujer samaritana que tuvo la dicha de que Jesús le pidiera que le diera agua de beber; ya que como vera el lector en todo el texto bíblico no se menciona en ningún momento el nombre de ella.

Por el motivo anterior queremos despejarle esa duda al lector y a los cristianos que puedan tener la misma.

Como inicio de esta respuesta debemos decir que en el cristianismo oriental la mujer samaritana se denominaba Photine, Photini o Photina de “la luminosa”; este nombre se trata de una denominación científica, sobre un género de insectos y Photina viene de un género de plantas; igualmente es transcrito como Fiotina.

De igual manera en la lengua eslava el nombre significa “luz”. Este nombre igualmente aparece a veces como mártir y santa (Santa Fiotina o en griego Agia Fotia). Sin embargo en todo el texto no aparece el nombre de la mujer.

El texto de la mujer samaritana o Jesús y la mujer samaritana en el pozo se trata de una mención de tipo convencional sobre un episodio de la Biblia el cual de forma frecuente suele ser representado en el arte cristiano.

El agua del pozo se compara por el mismo Jesús como la gracia divina; de allí que él dice que si beben del agua que él da no tendremos más sed, o sea que se trata no de un agua común, Jesús nos ofrece el agua de vida eterna, que viene junto con su palabra que es lo que salva el espíritu realmente.

Igualmente Jesús hace la comparación de los distintos ritos de adoración de samaritanos y judíos, mencionando la También compara los diferentes rituales de adoración de judíos y samaritanos, indicando la solución de esas diferencias como una nueva forma de relación directa con Dios:

Créeme, mujer, llega la hora en que ni en esta montaña ni en Jerusalén se adorará al Padre. Y Jesús continúa diciendo: Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos.

La hora se acerca, y ha llegado, a través de la cual los adoradores reales adorarán y alabarán al Padre en espíritu y verdad, esos son los adoradores que quiere el Padre. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y verdad.

Con la mujer en el pozo

Como ya dijimos durante todo el texto Jesús se detuvo a descansar en el pozo que estaba en Samaria. Los discípulos de Jesús se habían ido a la ciudad en busca de comida. En ese momento que se queda Jesús sólo con la mujer samaritana es el justo momento en que Jesús le dice: “Dame de beber”.

La impresión que le causa este hecho a la mujer samaritana no tiene otra causa sino que ella siendo samaritana y el judío, se sabe que ambas razas no se relacionaban jamás. Incluso la mayoría de los samaritanos no les agradan los judíos. Tal vez esto fue el motivo que ella se sorprendiera tanto y más que Jesús se dirigió precisamente a ella.

Sin embargo Jesús siendo como es todo amor, todo bondad; jamás iba a despreciarla ya que la ve como una más de sus hijos y la trata con absoluta amabilidad, amor e incluso le da enseñanzas sobre la vida espiritual.

En el relato se determina lo siguiente:

Señor, comenta la samaritana: el pozo es muy profundo y no tienes nada con que sacarla. ¿Dónde conseguirías esta agua que da vida?

Jesús en cuanto a esto explica que el agua de este pozo volverá a darle sed, pero le ofrece el agua de Jesús que es agua viva y le dice a la samaritana que el agua que él ofrece no dará más sed ya que se trata de agua viva, que nos concede la vida eterna.

Posteriormente la mujer pide a Jesús del agua de vida eterna, y confía en lo que él le está diciendo. Así debemos nosotros en todo momento creer en Jesús cuando nos promete algo en nuestra vida. Debemos creerle sin duda alguna y confiar en él tal como lo hizo la propia mujer samaritana en ese momento en que el Señor le ofrece el agua de vida y ella le dice que donde se consigue esa agua.

En otra parte del texto se ve la intención de Jesús de que la mujer samaritana reconozca lo que no estaba acorde en su vida ya que ella había sido esposa de 5 hombres y llevaba una vida no muy ejemplar. Con esto Jesús lo que busca en ella es que reconozca el pecado en su vida y la anima a regenerar su vida por medio de enseñanzas sencillas y amorosas.

Ella a la orden de Jesús responde: Yo no tengo esposo. A ello Jesús le dice respondiste bien como tratando de hacerle ver que está sumida en una vida incorrecta.

La actitud de sorpresa de la samaritana es debido a que ve que Jesús lo sabe todo de su vida y no entiende cómo puede ser esto. De hecho Jesús lo sabía ya que él era el Prometido o Mesías que esperaban y como Dios podía saberlo todo. Pasadas unas horas los discípulos regresaron y se sorprende que Jesús esté hablando con la mujer y más siendo samaritana.

¿Qué podemos aprender de esto? Lo que se observa en todo esto es la bondad de Jesús que aplica con todos sin importar la raza, ni sexo ni absolutamente nada ya que lo que lo mueve es el amor hacia los demás.

Todos los cristianos debemos de tener presente las enseñanzas de Jesús tanto en este hermoso pasaje como en toda su vida ya que todo el tiempo lo que Jesús busca es que lo imitemos y hagamos como él quiere que vivamos, sobre todo confiando en él y en sus promesas.

Jesucristo en todo momento cuando estuvo en la tierra fue un gran maestro de vida, por medio de sus parábolas y relatos enseñaba a todas las personas que se mantenían a su lado y a todos los trataba por igual, nunca tuvo diferencias con nadie, y aún en la actualidad Jesús ama a cada uno de sus hijos de forma igualitaria.

Por ello vemos como la samaritana aún siendo de Samaria, lugar donde los judíos no eran amigos; el no importándole lo que pudieran decir igual la trata y entabla conversación con ella y encima le da enseñanzas sobre la vida espiritual verdadera. Jesús siempre busca en sus hijos que le crean y confíen plenamente en sus palabras, ya que si no tenemos fe será muy difícil que lleguemos a conocerle y a sentir el río de agua viva que el nos promete en su palabra, tal como se lo dijo a la mujer samaritana.

Cuando Jesús se dio de cuenta que los fariseos escucharon de él que estaba bautizando y que incluso escucharon que Jesús bautizaba muchas más personas que el propio Juan el Bautista. Sin embargo determinan los evangelios que Jesús únicamente bautizaba a los discípulos.

Un poco de historia sobre Samaria

Aunque esto no tiene que ver directamente con el tema que nos ocupa, a modo de información al lector queremos hacer un muy breve resumen de la historia de Samaria; y lo hacemos ya que en la historia tiene una participación importante ya que es el lugar donde se desarrollan los hechos que narran el pasaje de Jesús y la samaritana.

La ciudad de Samaria está situada en el centro de las montañas que componen a Israel, cercano a Siquem y colinda con la ciudad de Sebastián. Samaria es una colina alargada que presenta igualmente laderas levantadas pero no inaccesibles, igualmente presenta una parte alta pero aplanada.

De acuerdo a datos sobre la historia hebrea, compró tal colina al propietario de ese tiempo denominado Shemer, y la compra fue por dos talentos de plata, que era la moneda de esos tiempos.

El rey logró que la gente se mudara de la villa de Tirsa y construyó una nueva población en la gran cumbre de la montaña y le llamó Shomeron o mejor conocida como  Samaria. Esto se encuentra plenamente determinado en el Libro Primero de Reyes (1 Reyes 16:24). El sitio tenía cantidad de ventajas. Omrí, que así se llamaba el Rey, vivió en el lugar por un tiempo de seis años del reinado que le toco presidir.

Existió una guerra perdida con Siria, y el Rey parecía que sentía un gran compromiso con los sirios de tomar las calles de Samaria. Esto llevó a la consecuencia de una gran población de siria.

Samaria fue atacada varias veces. En el período de mandato del Ajab, Ben Hadad II agredió las laderas de la ciudad con un número no menor de treinta y dos reyes vasallos; sin embargo fue con una fuerte destrucción. Lo determina la Biblia en (1 Reyes 20:1-21). Se dice que el ejército que pertenecía al Rey era un grupo de pequeños niños; si lo comparamos con el del Rey de Ben Hadad.

Posteriormente al año siguiente hubo otro ataque con Joram de Israel, siendo derrotado una vez más y esto hizo que se viera obligado a rendirse al Rey Ajab (1 Reyes 20:28-34).

La muralla fue eliminada durante la destrucción de la ciudad por Juan Hircano en el año 108 antes de Cristo. Las huellas que quedaron luego de la pérdida que causó Hircano fue conseguida por los arqueólogos, sin embargo la ciudad fue reconstruida y su población aumento, todo esto bajo el mando de Alejandro Yanai, antes de Cristo, éste era hijo de Hircano.

Durante el año 63 antes de Cristo, la ciudad de Samaria fue agregada a la provincia de roma como es Siria. Igualmente podemos decir que durante el año 30, antes de Cristo, Augusto, siendo Emperador, le concedió la ciudad a Herodes el Grande, quien procedió a cambiarle el nombre de Samaria por Sebaste, como homenaje a Augusto, debido a que Sebaste es la forma femenina del griego Sebastos, el cual significa “Augusto”.

Los restos más sobresalientes de este período son:

El Augusteum se trata de un templo y es una gran llanura que fue edificada encima del palacio de Omride en la cúspide de la acrópolis.

  • una puerta de la ciudad.
  • calle con columnas de este hasta oeste.
  • el teatro en la ladera noreste de la ciudad.
  • el templo en homenaje a Kore situada en una terraza al norte de la ciudad.
  • un estadio hacia el noreste, situada hacia el valle.

Al este de la ciudad, se encuentra el foro; en la actualidad es la unión de la antigua ciudad y la moderna villa de Sebastia, rodeado por el oeste con una basílica escarbada de forma parcial. El agua para Sebaste estaba dotada por un acueducto que se encontraba subterráneo, y la surtía desde los manantiales que estaban al este hasta el foro. De la misma manera la ciudad se encontraba bordeada por una pared de 4 kilómetros de circunferencia, unida por dos torres entre oeste y norte.

En el área de la población más actual así como los campos que colindan se escarbaron varios mausoleos con sarcófagos embellecidos.

Vida de la mujer samaritana

La mujer samaritana debido a la vida que llevaba, vida que no estaba muy bien vista por la mayoría de los coterráneos de ella, debido a que tuvo cinco maridos y el actual no estaba casado con ella; esto la hacía llevar una situación triste ya que cada vez que salía a la calle era muchas veces criticada o recibía miradas no muy gratas de todos los habitantes de la ciudad.

Debido a esta vida la mujer samaritana se encontraba urgida de felicidad, paz interna. Ella en varias ocasiones había buscado esa paz que tanto anhelaba, pero no tenía suerte. Debido a su ignorancia en cuanto a su valor personal prefirió tener una vida insegura y las parejas que había tenido no le daban el justo valor que ella debía de tener. Asimismo no estaba en ella la información verdadera y real de la salvación eterna.

Por eso cuando Jesús le da enseñanzas de la verdadera fuente de agua viva, ella reconoce en él no solamente al Salvador de la humanidad entera, sino a su Salvador personal y logra por medio de este conocimiento encontrar la verdadera paz y alivio a su situación vivida.

De este mismo modo debemos nosotros imitar a la mujer samaritana sin cuestionar lo que Jesús quiera cambiar de nuestra vida, ya que los errores que cometemos él nos los hace ver no para echárnoslo en cara, sino por el contrario para que nuestras actuaciones sean reparadas y así poder lograr esa evolución espiritual que él busca para nosotros y de este modo logremos todos vivir con el en el Reino de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Entrada de la iglesia bizantina

Durante el siglo II después de Cristo, la ciudad fue convertida en colonia y posteriormente Septimio Severo dio orden de reconstruirla, sin modificar muchas cosas que puedan considerarse de importancia.

Samaria está íntimamente relacionada con el Bautista, que como todos sabemos es uno de los personajes importantes de la Biblia cristiana, y se cree que su cuerpo ya decapitado fue enterrado en ella. Una pequeña iglesia tipo basílica, la cual fue erigida en el siglo V, igualmente fue escarbada desde la ladera sur de la Acrópolis. Se piensa que éste templo fue el sitio donde enterraron la cabeza del Bautista. En fecha posterior se erigió allí un monasterio.

Igualmente durante el siglo XII se erigió una iglesia tipo catedral igualmente dedicada a Juan el Bautista, y se encontraba al este del foro romano y poseía características en la muralla de la ciudad del período de Roma. Años más tarde se convertiría en la mezquita del pueblo de Sebaste, manteniendo siempre la tradición de los cristianos.

Conclusión

En el artículo que acabamos de desarrollar se trata un tema muy hermoso y se puede considerar aparte de una enseñanza de la Biblia, igualmente es una bonita reflexión que nos muestra el propio Jesús y que debemos aplicar en todo momento en nuestra vida. Ya que en ella se narra la bondad, se ve el sentimiento de ayuda, de cooperación, y sobre todo Jesús en todo momento nos hace ver su magnificencia, poder que como Hijo de Dios Padre detenta.

Es importante que los cristianos tomen en consideración todos los mensajes que se tocan en este bello pasaje, ya que hay muchos que debemos aplicar en nuestro diario vivir y que son importantes en aquellas personas que aún no conocen del todo a Jesucristo o personas que tienen una fe fría o no están seguros de su creencia religiosa, ya que la mujer samaritana en un principio no estaba del todo segura de quien era Jesús, luego de la conversación que tuvo con Jesús se da cuenta de quién era él realmente.

Y todo debido a que el propio Jesús le da algunas enseñanzas durante aquella conversación que tuvieron ambos, de una manera dulce, inteligente, noble, y ella al final se da de cuenta que él es el Mesías que tanto habían esperado, aunque como se dice en el propio pasaje los judíos y samaritanos no eran amigos del todo; sin embargo al final del pasaje se nota que los samaritanos aceptan por fin la magnitud de Jesús como Salvador de la humanidad.

Incluso para ellos se vuelve más importante que el mismo Jacob, quien había sido parte importante de sus vidas, debido a que el pozo donde conversaron Jesús y la samaritana, tal como lo dice el texto fue regalo de Jacob para su hijo José y ellos lo respetaban y protegían mucho. Sin embargo al saber que Jesús era el Mesías se dan cuenta que él era un ser superior, aunque seguían respetando a Jacob en la posición que le tocaba luego de Jesús.

Realmente esperamos que el presente artículo haya servido de guía reflexiva para los lectores e igualmente sea texto de consulta en momentos que nos podamos sentir abatidos por los problemas del día a día y sirva de consuelo de que tenemos un Dios que nos ama y nos ayuda en cualquier situación en la que necesitemos ese amor de Padre, amigo que sólo Jesús es capaz de dar a cada uno de sus hijos.

Vayamos pues animados con estas enseñanzas que el propio Jesús nos da en este pasaje tan hermoso a sentirnos prestos a la ayuda incondicional, a no esperar nada a cambio y sobre todo a poner en práctica todas las buenas obras que podamos hacer a nuestros semejantes y veamos en cada hermano o hermana al mismo Jesús a la hora de ayudar.

Busquemos verdaderamente la fuente de agua viva que como él lo decía es una fuente inagotable y sólo podemos tomarla de él para lograr la vida eterna que necesitamos y así poder gozar de la paz espiritual y llegar a estar con el mismo Jesús en el Reino de los Cielos.

Ya para finalizar nuestro artículo, hemos querido introducir dentro del mismo, aunque como ya decíamos no es un tema directamente relacionado con el texto central del mismo; hemos podido ver como y donde es la ciudad de Samaria, ya que está relacionada con la vida de Jesús desde los comienzos; se dice que allí es donde fue enterrado Juan el Bautista.

Igualmente vemos la importancia que tenía el que Jesús precisamente pasara por esa ciudad, todo tenía un propósito, como todos los planes de Jesucristo; el plan de él era encontrarse con aquella mujer samaritana ya que él sabía que ella necesitaba escuchar de sus enseñanzas, debido a la difícil situación que estaba atravesando con lo de sus cinco maridos y ello la hacía vivir una vida un poco fuera de la moral.

Sin embargo luego de escuchar la voz del propio Salvador, se dio cuenta que aquél hombre no podía ser otro sino el Mesías de que tanto decían que llegaría. Y de alguna manera ella sentía algo de alivio ya que veía en él la tranquilidad que ella necesitaba en ese preciso momento de su vida.

Jesús es fuente de agua viva para todo el que lo necesite, lo que sucede es que algunas personas no lo buscan como deberían o de la forma correcta; y por ello caemos abatidos muchas veces ante situaciones que con sólo tener a Jesús presente en nuestra vida, podríamos sobrellevar y lograr salir de ellas con toda felicidad y paz absoluta.

Creamos verdaderamente en Jesús y no seamos como la mujer samaritana que en un principio no estaba segura de que Jesús se trataba del Mesías o Salvador del Mundo; nosotros debemos creer en él desde el mismo momento en que lo aceptamos en nuestro corazón como nuestro Salvador.

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