Conoce el Santo Acto de Contrición Católico

¿Has sentido deseos de expresar tu arrepentimiento?, el Acto de Contrición es la propia oración para manifestar arrepentimiento ante nuestras ofensas a Dios. Para reparar tales injurias hemos de acudir al Sacramento de la Confesión, mediante el cual se logra el acto de contrición para el debido arrepentimiento y la promesa de no pecar de nuevo. Al seguir esta lectura te enterarás mucho más.

Acto de contrición

Acto de Contrición

Cuando se realiza un acto de contrición este no obedece a un sentimiento de aflicción, vergüenza o intranquilidad. Es una determinación de la inteligencia y del libre consentimiento, no de la sensibilidad.​ Es la postura de aquella persona pecadora, que de esa manera asume su arrepentimiento, dolor, pesadumbre por la falta cometida al haber ofendido a Dios.​

La angustia por los pecados, es debido al arrepentimiento de haber injuriado a Dios por ser Él quien es, y no únicamente por los premios que no se obtuvieron o por los castigos merecidos.​ El arrepentimiento es lo de mayor importancia en el acto de contrición, ya que mediante él se repudia la falta y se retorna a orientar la vida a Dios. La persona ha de estar plenamente arrepentida para orar el acto de contrición.

Características Principales

Un acto de contrición es una hecho de naturaleza religiosa, particularmente de la religión católica. Acontece cuando una persona incurre en un pecado y se haya arrepentido. El acto de contrición se estima como un sacramento: el sacramento de la penitencia. Al realizarse el acto de contrición, la persona renuncia a consumar actos semejantes que ofendan al Señor.

La persona debe reconocer el grave error que cometió con sus actuaciones y ha de prometer de manera firme no pecar de nuevo. Quien efectúa un acto de contrición de ningún modo ha de ser coaccionado para ello. La doctrina contempla que si el arrepentimiento no se origina como iniciativa propia, verdaderamente no tendrá valor alguno o significado ante el juicio divino.

Elementos del Arrepentimiento

El arrepentimiento consta de tres componentes: sentimiento o pesar, repudio o renuncia e intención de cambio. Todos ellos han sido y son elementos esenciales para legitimar el arrepentimiento, de manera que con sólo uno de ellos se dudaría de lo legítimo de esta resolución moral.

Acto de contrición

El primero es el pesar que provoca el hecho de reconocerse pecador, de haber injuriado a Dios. En segundo posición se encuentra la renuncia al pecado, el franco sentimiento de dejar atrás la falta. El tercer componente es la intención de cambio, la firme resolución de no pecar de nuevo. Si no se está arrepentido de manera sincera, debe implorar al Espíritu Santo el don del arrepentimiento. Esto se consigue por medio de la plegaria de la Coronilla de la Divina Misericordia.

Los Tipos Principales de Actos de Contrición

No solo existen actos de contrición para las ofensas a Dios, igualmente se conocen entre otros: el acto de contrición para primera comunión, el acto de contrición católico completo, el acto de contrición católico antiguo, el acto de contrición corto para niños, etc. A continuación se reseñan los más conocidos actos de contrición en los que, además de reconocer el arrepentimiento, se deja claro cuál es el propósito de enmienda de cada uno de ellos:

Acto de Contrición Sencillo

El Acto de contrición católico constituido por tres palabras: “Señor mío, perdóname”, “Señor mío, perdóname”, es particularmente, de acuerdo a la Iglesia, para quienes se encuentran en riesgo de muerte, ya que el sentido de la escucha es el último en perderse a la hora de morir y es igualmente empleado para el Sacramento de la Penitencia (Confesión).

Para conseguir un Acto de Contrición no se requiere de fórmula alguna, pero si contar con la justa conciencia de retractarse de los pecados consumados. Entre los actos de aquel que peca, la Contrición se encuentra en primera posición. Es «un tormento del alma y un aborrecimiento de la falta cometida con la determinación de no pecar de nuevo». (Catecismo de la Iglesia Católica, 1451)

Acto de Contrición en la Misa

Durante la Eucaristía, a continuación del saludo a la Congregación de parte del sacerdote se efectúa el Acto Penitencial, en el que el oficiante convida a la concurrencia a admitir los pecados propios acompañándose de la plegaria que ruega a Dios el perdón (acto de contrición). La Congregación acata un instante de silencio, para que los presentes se arrepientan de sus faltas, conscientes de ellas.

El acto de contrición se dirige al Dios Omnipotente, ya que el pecado trunca el diálogo con Él; a los hermanos, ya que de acuerdo a la teología de la Iglesia, el pecado perjudica la santidad de la Iglesia, de la que íntegramente somos responsables.​ Para tal acto el Misal Romano brinda tres modos distintos de Acto Penitencial:

El primero es el «Yo Confieso», el más usual, el cual cuenta con una doble faceta del arrepentimiento y el convertimiento; al injuriar a Dios se apacigua con él; si ha llegado a ofender a la Iglesia, igualmente convoca a apaciguarse con la Iglesia, por el cual se ruega a los santos y a la Iglesia congregada en Asamblea, que se rece por los pecados consumados con la siguiente oración:

“Jesús, mi Dios y Redentor, me he arrepentido de todos los pecados que he consumado hasta hoy, y me duele de todo corazón ya que con ellos injurie a un Dios tan benévolo. Manifiesto con firmeza no pecar de nuevo y confío que por tu infinita conmiseración me has de otorgar la absolución de mis culpas y me has de conducir a la vida eterna. Amén”

El segundo modo, es una conversación que aúna la esperanza de que Dios manifiesta su conmiseración y otorga su redención. El tercer modo, son letanías que se alternan con súplicas o el canto del “Señor, Ten Piedad”. El misal muestra una serie diversa de peticiones para el tercer modo, otorgando al oficiante la posibilidad de escoger de acuerdo al tiempo litúrgico. Adicional a estos tres modos, el Misal sugiere el Rito de la bendición y rociado del agua, sobre todo en las Eucaristías dominicales.

Contrición Extrasacramental

La Contrición perfecta extrasacramental únicamente es permitida en riesgo de muerte del pecador y es autorizada únicamente si se tiene el deseo sublime de conseguir el Sacramento de la Reconciliación (Confesión). El Concilio de Trento acordó que no debe “imputarse la reconciliación a la misma contrición, sin el objetivo incluido en ella de obtener el Sacramento». El acto de arrepentimiento o contrición ha de ser saludable, interior, sobrehumano, universal y máximo en cuanto a su estimación.

Atrición

«No es usual que los hombres, particularmente los no cultivados de espíritu, pueden acceder fácilmente a una contrición perfecta, contando como única referencia al mismo Dios. La tradición de la Iglesia enseña que igualmente son magnánimos los sentimientos de repudio del pecado por otras razones menos teocéntricas y más antropocéntricas: el miedo al castigo, la no consecución del Cielo, el arrepentimiento, la vergüenza, etc». Pedro Chico González

La atrición no son sentimientos acabados, pero si competentes para guiar al espíritu contra el mal. La atrición es temerosa del castigo, siendo por ende un sentimiento egoísta. Este es un miedo que acerca al arrepentimiento y remite a la conversión, al cual considera la Iglesia como un recurso para alcanzar la reconciliación sacramental.

El Concilio de Trento estipuló que «la atrición no es suficiente, sin el sacramento de la penitencia, para disculpar al pecador, pero que puede arreglar para obtener la gracia de la justificación mediante el sacramento.» (Denz. 898)

De acuerdo a la teología es el acto de arrepentimiento sin tener como finalidad el enmendar la conducta, de tal manera que siendo Contrición imperfecta, genera la Contrición perfecta. La atrición estima al pecado como una injuria a Dios y no una falta, estima la fealdad del pecado en sí mismo, igualmente el miedo al infierno y al castigo (Denzinger 898).

División de la Contrición

La teología separa la contrición de acuerdo a su calidad en perfecta (“contritio caritate”) e imperfecta (“contritio late dicta”), a la cual se denomina igualmente atrición.

«Cuando nace del amor de Dios adorado sobre todas las cosas, la contrición se denomina «contrición perfecta»(contrición de caridad). Tal contrición absuelve las faltas veniales; logra igualmente el perdón de los pecados mortales si incluye la firme determinación de acudir lo más pronto posible a la confesión sacramental. La contrición denominada «imperfecta» (o «atrición») es asimismo un don divino, un impulso del Espíritu Santo».

«Emerge de la apreciación de la fealdad del pecado o del miedo de la condena eterna y de las otras penas con las que se amenaza al pecador. Tal turbación de la conciencia puede ser el inicio de una evolución interna que finaliza, bajo la acción de la gracia, en el perdón sacramental. No obstante, por sí misma la contrición imperfecta no logra el perdón de las faltas graves, pero determina obtenerlo en el sacramento de la Penitencia». (Catecismo de la Iglesia Católica, 1452, 1453)

La contrición perfecta absuelve las faltas veniales y mortales. Su motivación se encuentra en el amor a Dios, en postura de tristeza producida en las habilidades superiores, talento y voluntad, ante la injuria hecha a Dios, Ser Supremo.

Concilio de Trento

De acuerdo al Concilio de Trento en el Capítulo IV, se manifiesta que el acto de contrición es como «un profundo dolor y aborrecimiento del pecado consumado, con intención de no pecar de nuevo… en todo tiempo se ha requerido de  este movimiento de contracción, para lograr la absolución de los pecados”.

De acuerdo a Martín Lutero la contrición que se inspiraba en el miedo al castigo del infierno hacia del cristiano un hipócrita, un penitente. Los contricionistas de mayor relevancia fueron Alejandro de Hales (1186-1245), Miguel Bayo (1513-1570) y a posteriori los autores jansenistas.

Contrición en la Teología Actual

De acuerdo a la teología y la Iglesia la contrición es el primer y más relevante acto de arrepentimiento. Al acto de contrición se le considera un retorno al Padre como el Hijo dadivoso, resultando que «ésta contrición del corazón está subordinada a la verdad de la penitencia» (Reconciliatio et Paenitentia, 31).

La teología analiza el acto de contrición de dos maneras, la del repudio del pecado y la redirección de la propia existencia a Dios, incluyendo adhesión a la redención cedida por Cristo y comprobada por la Iglesia.

Oraciones para el Acto de Contrición

Pese a que no están contenidas en el rezo del Rosario común, se pueden incluir en tu rezo del Rosario cualesquiera de estas oraciones sobre el acto de contrición. Son en sí oraciones de arrepentimiento por las faltas y pecados cometidos, en las cuales se implora perdón y se promete no volver a cometer los pecados. Hay numerosas plegarias diferentes, con el mismo significado, lo importante es que sientas la oración y se la ofrendes a Dios con sinceridad.

Acto de Contrición Corto

Señor mío me duele haberte injuriado sabiéndote yo tan benévolo, perdóname, no deseo ofender de nuevo.

Oración de Arrepentimiento

Mi Señor, Jesucristo, Dios y hombre auténtico, Creador, Padre, Salvador mío,
por ser tú el que eres, benevolencia perpetua, y porque te adoro por sobre todas las cosas,
me duele de todo corazón haberte injuriado, igualmente me duele porque puedes mortificarme con
las aflicciones del infierno.
Movido por tu divina gracia, planteo con firmeza
jamás pecar de nuevo, confesarme y consumar la penitencia con que fuese castigado,
para la absolución de mis pecados. Amén.

Oración Yo Pecador y Acto de Contrición

Mi Señor, estoy arrepentido de todo corazón de todo la maldad que he ocasionado y de lo bueno que he dejado de hacer; ya que pecando te he injuriado a ti, que eres el Supremo bien y digno de ser adorado por encima de todas las cosas. Planteo con firmeza, con tu favor, consumar la penitencia, no pecar de nuevo y eludir las oportunidades de pecado. Otórgame perdón, Señor, por las virtudes de la Pasión de nuestro Redentor Jesucristo. Amén.

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