Para la mayoría de las personas la vida religiosa es sumamente importante, la creencia en el Espíritu Santo suele ser una de ellas que pasa a ser en la vida de los cristianos de respeto y fervor. En este artículo hablaremos de los cinco minutos del Espíritu Santo; invitamos al lector a conocer más de ello.
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Los cinco minutos del Espíritu Santo
En cuanto a este tema de los cinco minutos del Espíritu Santo, podemos decir que el mismo resulta muy gratificante y hermoso en relación al recorrido por la vida de los santos, para que podamos comprender y sentir lo que hace el Espíritu Santo en la vida de cada uno de los seres humanos, y como trabaja en cada vida y logra los cambios necesarios para que las personas logren una vida feliz y lograr la elevación espiritual. En este caso podemos recordar lo que hizo el Espíritu Santo en la vida de San Ignacio de Loyola.
Luego de la batalla que se suscitó en defensa de Pamplona, el gran Ignacio resultó herido. En ese momento el Espíritu Santo supo aprovechar la situación y hacer su trabajo. Desde el momento que tuvo de reposo Ignacio de Loyola se dedicó a leer y tal acontecimiento logró que conociera más de la vida de Jesucristo con la lectura e igualmente de la vida de algunos santos.
Todo lo cual hizo que se encendiera la llama en su corazón y surgió la entrega ferviente al Señor. En lugar donde se encontraba el altar de la Virgen de Montserrat colocó su espada y se inició en la peregrinación con atuendos de mendigo. Pasado algún tiempo logró alcanzar la profundidad espiritual que fue expresión de los ejercicios espirituales.
Posteriormente a su formación, se ordenó de sacerdote formando un grupo reducido con intenciones evangelizadoras. De este momento nació la fecunda Compañía de Jesús. Tanto sus obras como las de su Compañía son numerosas. Cuando sucedió la muerte de Ignacio de Loyola, ocurrida en el año 1556, ya la Compañía se había ramificado hacia la India y Japón.
Todo con una gran alegría y creatividad de evangelización. En cuanto a esto la Iglesia le suele estar muy agradecida en relación a la tarea de evangelización.
Los últimos años de su vida los pasó disfrutando de muchas vivencias místicas, caracterizadas por mucha ternura y místico gozo, que suelen verse reflejadas en su vida diaria. El pensamiento de Ignacio de Loyola, Dios tiene que ser el principio y el fundamento de todo.
Por ello, lo más importante en la vida de todo cristiano es aceptar que el amor rige nuestra vida y fue creada para adorar, amar y servir a Dios Padre. Esto debe de ser aceptado con sinceridad y teniendo claro que es posible dejar todo y entregarlo hasta el final, sin arrepentimiento. De tal modo que la vida de Ignacio de Loyola se consagró a la búsqueda de la gloria de Dios, y las obras que hacía estaban dirigidas en torno a esto.
Pidamos al Espíritu Santo que la vida de cada uno de nosotros sea vivida sin mediocridad, que sirva para nuestra transformación hasta el fondo y nos haga vivir en absoluta entrega y profundidad. Nosotros mismos no podríamos hacer nada por nuestra propia cuenta, sin embargo el Espíritu Santo sí puede si cooperamos en él.
¿De qué se trata?
Las reflexiones diarias han sido tomadas del libro «Los Cinco Minutos del Espíritu Santo», del autor, el sacerdote católico Víctor Manuel Fernández. El autor nos lleva en estos minutos diarios para que abramos nuestro corazón al Espíritu de Dios y percibir la fuerza de su consuelo.
Exactamente ¿qué recibirás?
En esta comunidad se encontrará diariamente una meditación o una oración que se dedica al Espíritu Santo. Proponemos al lector que luego de leer, quedemos unos minutos en reflexión ante la presencia del Señor para que haga su trabajo en nuestra parte interior, de esta forma y día a día se puede intentar abrir el corazón al «dulce huésped del alma».
¿Para qué?
Si nuestra intención es que cada día tratemos de dar un lugar en nuestra vida al Espíritu Santo, le daremos una colaboración pequeña para que nuestra vida se vaya transformando. De este modo en los momentos de oscuridad tendremos una esperanza y una luz, en un momento frío se encenderá un poco más el fuego, y resurgirá la alegría a nuestra vida.
Queremos invitar al lector a que vayamos de la mano del Espíritu Santo, y caminemos juntos por el camino con el fin de lograr la mayor gloria de ese Dios que ama a cada uno de sus hijos de una forma incondicional y para nuestro propio beneficio de la santidad.
Oración de asistencia al Espíritu Santo
“Ven Espíritu Santo. Hoy es un día más, quiero vivirlo como si fuera el último, o el único.
No quiero perder ni desperdiciar este maravilloso don de vida, no quiero desaprovechar este maravilloso regalo de amor.
Concédeme la gracia y oportunidad de pasar un buen día, aguantando con total paciencia las dificultades, limitaciones, contrariedades e igualmente disfrutando a plenitud cada experiencia vivida y agradable, reconociendo lo noble de cada ser humano y descubriendo tu presencia en todo momento.
Clamo a ti Espíritu Santo con el fin de que mis problemas no sean tan angustiantes, los dolores, situaciones imprevistas. Ayúdame a que aprende lo positivo de todo lo que viva a diario. Concédeme de igual forma la oportunidad de adaptarme de manera noble a todo, con el fin de continuar el camino en esperanza y calma. Ven Espíritu Santo, y regálame un buen día. Amén”.
Algunas reflexiones
A continuación pasamos a exponer algunas reflexiones que podemos hacer en un momento íntimo con el Espíritu Santo, para que entre en nosotros, nos ayude y nos conceda la protección, las mismas las pasamos a determinar:
En este momento me detengo un momento a respirar. Simplemente soy y respiro. Pongo toda mi atención solamente en mi respiración, al aire que entra y sale de mí. Y así me dejó estar y me abandonó.
De manera dulce y amorosa eliminó y apartó cualquier pensamiento, recuerdo, imagen que aparezca y me vuelvo a concentrar de manera serena solamente en la respiración. Me detengo solamente al disfrute de la existencia que pasa a ser un regalo de gran valor.
De esta manera y entregándome, voy permitiendo el nacimiento de un sentimiento de positivismo y gratitud, así como de verdadera paz. Teniendo presente que a pesar de todo vale la pena el existir y la vida. Es mucho mejor que no ser. Este presente es maravilloso. Gracias, gracias.
Permito que el Espíritu Santo crezca dentro de mí de manera ascendente y me conceda ese sentimiento de gratitud y sensación dulce.
Otros datos de interés
Existen varias formas frecuentes de expulsión del Espíritu Santo de nuestras vidas; y una de las maneras más frecuentes es cuando manifestamos la nostalgia de acuerdo al tiempo que va transcurriendo, debido a la vida que se nos va yendo de las manos, y por el pase de la juventud que igualmente se va alejando o que ya pasó y no hay tiempo de regreso.
Igualmente con el pase del tiempo nos desgastamos y existen ciertas cosas que ya no podremos vivir. Sentimos dolor y existen pensamientos de que hemos perdido o desperdiciado nuestro tiempo y las oportunidades de ser felices, y sentimos igualmente temor de que el tiempo siga transcurriendo y que lloremos por el que no hemos sabido vivir.
Muchas veces olvidamos que existen muchas formas de vivir que ayuda a que el tiempo y su paso no sea destructivo o nos haga perder vitalidad. Existen formas de vida que el pasar del tiempo permiten que se convierta en un proceso de enriquecimiento cada vez más grande, el camino hacia la vida plena, una guía hacia una juventud cada día más llena de vitalidad interna.
Para un árbol, para un vino, para una perla preciosa, cuando pasa el tiempo no se considera un desgaste inminente debilitamiento, por el contrario es la madurez que permite la mejora y el enriquecimiento hace que se fortalezcan. Igualmente sucede con el espíritu del hombre. en cuanto a esto el propio San Pablo decía: “cuando nuestro hombre exterior se va desmoronando, nuestro hombre interior se va renovando día tras día”.
La oración es considerada un diálogo; sin embargo para poder orar es importante y necesario que el mismo individuo descubra que está cerca de alguien que le conoce, que lo escucha, que atiende a todo lo que se puede estar sintiendo, y que lo que se dice se entiende de manera perfecta.
Por tal motivo debemos recordar que el Espíritu Santo se trata de una energía que nos sana y nos hace mucho bien. Se trata de alguien más grande y poderoso que es capaz de profesar un amor por todos de manera perfecta.
Él nos llama por nuestro propio nombre, nos reconoce perfectamente, porque él es Dios, y tiene una inteligencia infinita, una capacidad de entender a la perfección todo absolutamente, sin que nada se escape a su atención. Por ello no es posible que podamos ocultarle nada, ni sentimiento, planes, secretos; ya que el Salmo dice:
“Señor, tú me incentivas y me conoces… Cuando la palabra todavía no llegó a mi lengua tú ya la conoces entera…Y si le pido a las tinieblas que me cubran, y a la noche que me rodee, para ti ninguna sombra es oscura y la noche es tan clara como el día».
Al Espíritu Santo no podemos solicitarle que nos conozca, que entre en nuestros pensamientos, no es posible alejarlo con el fin de que nos ignore algo, no es posible esconderle nada; ni siquiera podemos escondernos constantemente de él; debido a que él sabe todo lo que nos pasa, sabe nuestros temores, sabe de lo que le estamos hablando.
Por tal motivo cuando vayamos a contarle algo, él sabe de manera perfecta de qué exactamente estamos conversando, no debemos sentir temor alguno, ni debemos esforzarnos para que nuestras palabras sean justas y perfectas en cuanto a la explicación. Bastará con que se lo digamos, ya que él lo conoce mejor que nosotros.
Actualmente tenemos la necesidad que el mundo cambie. Sin embargo a la misma vez sabemos que el camino jamás nos brinda la perfección de la meta. Por ello, debemos aceptar de manera serena en cuanto a que esta vida no termina de darnos todo lo que esperamos de ella, y sólo seremos capaces de disfrutar de los pequeños logros aunque no sean todos cumplidos.
De esta forma lo vive el pobre de forma especial, y de este modo se siente libre del peso más terrible, la autoexigencia angustiante de lograr en este mundo el ideal imposible en cuanto a una felicidad perfecta, o de una época insuperable.
Por medio de la esperanza, la Iglesia es considerada «la verdadera juventud del mundo», ya que la misma «posee lo que hace la fuerza y el encanto de la juventud: la facultad de alegrarse con lo que se inicia, de darse de forma gratuita, de renovarse, de partir de nuevo hacia nuevas experiencias» (esto se trata del Mensaje a los jóvenes del Vaticano II).
El Espíritu Santo nos impulsa, e igualmente hace que caminemos hacia un futuro digno, no nos lleva como marionetas o muñecos, por el contrario nos da motivaciones para la toma de decisiones, nos hace utilizar nuestros propios talentos, virtudes, a que trabajemos todos juntos para tener un mejor futuro, la búsqueda de la justicia y la solidaridad.
Sin embargo sabiendo que lo perfecto se encuentra en el cielo, donde se encuentran todas las cosas buenas que se haya logrado, y aún más que eso. Por todo ello, el Espíritu Santo siempre busca y trabaja en cuanto a la esperanza en la vida eterna, nos hace recordatorio a que no fuimos hechos solamente para esta tierra.
Cuando entramos en la presencia del Espíritu Santo es conseguir que por un momento él sea el único importante. Eso produce un encanto diferente y superior en relación a cualquier otro deseo, un gozo que muchas veces los propios creyentes se cohíben.
El tiempo de la oración puede volverse un tiempo vacío y superficial, igualmente puede puede convertirse en un momento en pensar en nuestros propios problemas, planificamos situaciones, imaginamos el cómo podemos solucionar alguna dificultad en nuestra vida. Nos buscamos a nosotros mismos. Sin embargo en ese instante no nos encontramos con el Señor. Eso aún no suele ser que se adentre en la presencia del Espíritu Santo.
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