¿El conocimiento se puede adquirir sin estudiar? ¿A qué se llama ciencia infusa? ¿Esta expresión tiene connotación religiosa o científica? Las interrogantes anteriores serán despejadas en este artículo, es por ello que te invitamos a leerlo con atención.
Indice De Contenido
- 1 Ciencia infusa
- 2 Sobre la ciencia inspirada o infusa del alma de Cristo
- 2.1 ¿La ciencia inspirada o infusa permitió a Cristo conocer todas las cosas?
- 2.2 ¿Sin las imágenes sensibles Jesús hubiera podido servirse de la ciencia infusa?
- 2.3 ¿La ciencia infusa posee carácter discursivo?
- 2.4 ¿Es posible establecer una comparación entre la ciencia infusa y la de los ángeles?
- 2.5 La ciencia infusa del alma de Cristo, ¿se diversificó en distintos hábitos?
- 3 Conocimiento de Cristo
- 4 Otras consideraciones sobre la ciencia infusa
- 5 Aprendizaje por ciencia infusa
- 6 Reflexión final
Ciencia infusa
Popularmente la expresión “conocer por ciencia infusa” hace referencia al conocimiento que se obtiene sin haber recibido una educación formal. Dicho en otras palabras, es saber algo sin haber estudiado para saberlo.
Sin embargo, al desmembrar la frase utilizando las definiciones dadas en el diccionario de la Real Academia Española (RAE), se tiene que:
Conocer es:
- Averiguar por el ejercicio de las facultades intelectuales la naturaleza, cualidades y relaciones de las cosas.
- Entender, advertir, saber, echar de ver a alguien o algo.
- Percibir el objeto como distinto de todo lo que no es él.
Ciencia significa:
- Conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales con capacidad predictiva y comprobables experimentalmente.
- Saber o erudición.
- Habilidad, maestría, conjunto de conocimientos en cualquier cosa
Infusa es:
- adj. Se dice de las gracias y dones que Dios infunde en el alma.
- Conocimiento recibido directamente de Dios.
- Saber no adquirido mediante el estudio. U. m. en sent. iron.
Estos conceptos dados anteriormente permiten indicar que ciencia infusa, es un saber que se obtiene directamente del Creador, sin que medie para ello ningún estudio sistemático. De acuerdo con esto, no es necesario acudir a una institución educativa para tener conocimiento.
En el ámbito religioso el término hace alusión a lo sobrenatural, específicamente en el cristianismo, se menciona para referirse a la dualidad de sabiduría que poseía Jesucristo: la humana y la divina.
Por lo tanto, la inteligencia de Cristo le es otorgada directamente por Dios para que pueda entender y, al mismo tiempo, explicar y dar a conocer todo cuanto para el hombre común es de difícil entendimiento.
Ahora bien, la ciencia inspirada o infusa del alma de Cristo ha sido objeto de múltiples interpretaciones que en ocasiones han generado dudas, tal como verás en los próximos apartados.
Sobre la ciencia inspirada o infusa del alma de Cristo
Como bien se dijo anteriormente esta teoría ha producido incertidumbre en algunos hombres, incluso en los teológicos, razón por la cual a continuación te brindamos varios argumentos que te permitirán sacar tus propias conclusiones al respecto.
En este sentido, se esbozan las siguientes ideas:
- ¿La ciencia inspirada o infusa permitió a Cristo conocer todas las cosas?
- ¿Sin las imágenes sensibles Jesús hubiera podido servirse de la ciencia infusa?
- ¿Una ciencia infusa posee carácter discursivo?
- ¿Es posible establecer una comparación entre la ciencia infusa y la de los ángeles?
- Ciencia inspirada o infusa de Cristo, ¿fue una ciencia habitual?
- El término ciencia infusa del alma de Cristo, ¿se diversificó en distintos hábitos?
Tales planteamientos se basan en el tratado denominado Suma Teológica, escrito por Santo Tomás de Aquino durante los últimos años de su existencia. Debes saber que este santo se caracterizó por las controversias que generaban sus palabras, con las cuales invitaba a sus oyentes y lectores a poner todo en duda y a buscar el porqué de las cosas.
Si quieres conocer más sobre la estructura de este libro religioso te invitamos a ver el video que se presenta a continuación:
Sin embargo, en los momentos ulteriores de su vida, Santo tomas de Aquino dejó de escribir esta obra teologal alegando que: “Después de lo que el Señor se dignó a revelarme el día de San Nicolás, todo lo que he escrito parece como paja para mí, y por eso no puedo escribir ya nada más”
Aun así, sus estudiantes decidieron completar el tratado después de su muerte, encontrándose en la tercera parte del mismo los planteamientos que se exponen seguidamente.
¿La ciencia inspirada o infusa permitió a Cristo conocer todas las cosas?
En la Suma teológica se pueden leer tres objeciones que parecen denotar que Jesucristo no pudo conocer todas las cosas a través de la ciencia inspirada o infusa:
Primeramente, se tiene que “Esta ciencia le fue infundida a Cristo para perfección de su entendimiento posible”. En contraposición se dice que tal perfección solo tenía que ver con lo que es humanamente posible, es decir con lo que es entendible en forma natural sin que se requiera dones extraordinarios para hacerlo. Entonces, a Jesucristo no le fue dado el don de conocer todo aquello que se extralimita de la razón natural.
De la misma manera, en la III parte de Ánima se lee que “Las imágenes guardan con el entendimiento humano la misma relación que los colores con la vista” Esto significa que mediante la visión podemos entender tanto lo que posee color como aquello que no lo tiene.
El que Jesús haya sido dotado de la ciencia infusa para optimizar su conocimiento, no necesariamente quiere decir que Él conociera las sustancias separadas.
La última objeción a este argumento expresa que “para la perfección del entendimiento no se requiere conocer los singulares”. Con respecto a esto pudiera decirse que Cristo no tuvo conocimiento sobre las cosas singulares.
En contraposición:
Contrario a estas ideas, en la Biblia se manifiesta que: “Y el Espíritu del Señor reposará sobre él: el Espíritu de sabiduría y de entendimiento, el Espíritu de consejo y de poder, el Espíritu de conocimiento y de temor del Señor. Él se deleitará en obedecer al Señor; no juzgará por las apariencias ni tomará decisiones basadas en rumores”. (Isaías 11, 2-3)
Este pasaje de la Biblia nos permite entender que Jesús, como todos sabemos fue dotado de la ciencia infusa por el Espíritu Santo, para entender todo cuanto existe sobre la faz de la tierra, las cosas materiales y las inmateriales.
En conclusión:
La ciencia inspirada permitió que Cristo tuviera conocimiento acerca de:
- Las ciencias humanas, pudiendo saber todo cuanto fuera posible en su esencia como un hombre de carne y hueso.
- Revelación divina, por cuanto fue dotado de un entendimiento que le permitió conocer más allá de lo que sabe el hombre común, bien sea a través de la sabiduría, las profecías o cualquier gracia dada mediante el poder del Espíritu Santo.
Recordemos que en un principio se dijo que Cristo poseía la inteligencia humana y la divina, entendiéndose que es un ser perfecto, capaz de conocer todo. Ya aclarado este primer argumento, pasemos ahora a la segunda consideración.
¿Sin las imágenes sensibles Jesús hubiera podido servirse de la ciencia infusa?
Al igual que en el primer planteamiento, para esta interrogante hay tres objeciones mediante las cuales se pudiera inferir que el alma de Cristo no pudo entender mediante esta ciencia sin servirse de las representaciones imaginarias.
- La primera de ellas versa sobre que “Las imágenes guardan con el entendimiento la misma relación que los colores con la vista”
- En la segunda se hace referencia a que “el alma de Cristo es de la misma naturaleza que las nuestras; de otra manera, no pertenecería a nuestra especie”
- Y en tercer lugar se manifiesta que “el hombre ha recibido los sentidos para que sirvan a la inteligencia”
Interpretando las citas anteriores se puede decir que estas objeciones ponen en entredicho que Cristo pueda servirse de la ciencia infusa sin valerse de las representaciones visuales, por las siguientes razones:
- Los colores se usan para ejercitar la potencia visual por lo cual las imágenes son fundamentales para entender las cosas.
- El hombre es incapaz de llegar al entendimiento sin hacer uso de las imágenes.
- Se considera inaceptable pensar que el órgano de la vista fue dado a Cristo por simple gusto, sin que fuera necesario para comprender y conocer las imágenes.
En contraposición:
Cristo, como un ser dotado de la inteligencia divina no requería de las imágenes para conocer las realidades que otros no podían conocer. Él fue capaz de padecer los sufrimientos como cualquier mortal, pero también su alma bienaventurada le permitió ver más allá de los cuerpos separados y de las representaciones visuales.
En conclusión:
Los seres humanos dependemos de los sentidos que poseemos para lograr el entendimiento de las cosas, pero la ciencia infusa del alma de Cristo permite traspasar esta barrera en forma independiente, recordemos que este es un conocimiento sobrenatural porque es otorgado por Dios.
¿La ciencia infusa posee carácter discursivo?
Corresponde ahora la interrogante relacionada con la disyuntiva de si tuvo el alma de Cristo la ciencia inspirada o infusa de modo discursivo, las objeciones al respecto señalan que:
- “No ponemos en Cristo ni el consejo ni la elección. Pero ambas cosas se le retiran a Cristo porque implican comparación o discurso”.
- “El hombre precisa de la comparación y del discurso racional para averiguar lo que desconoce”
- “La ciencia de Cristo fue al estilo de la de los bienaventurados, que se asemejan a los ángeles, pero en éstos no existe la ciencia discursiva”
Por estas tres ideas pareciera que el alma de Cristo no posee carácter discursivo, sobre todo al pensar que fue un bienaventurado que no requería acudir a estos métodos que son propios de los seres humanos.
En contraposición:
Cristo fue un ser racional, consecuentemente su alma también lo fue, por lo tanto, se caracterizó por poseer un lenguaje discursivo y comparativo. Claro está no en la forma propia de los seres humanos ya que el conocimiento le fue divinamente infundido no adquirido mediante el estudio o la investigación.
Como ejemplo de ello se puede leer en un pasaje de la Biblia que : “Así procedió el Señor cuando preguntó a Pedro: ¿A. quién cobran tributos los reyes de la tierra, a sus hijos o a los extraños? Y, al responder Pedro que, a los extraños, concluyó: Luego los hijos están exentos”. ( Mateo 17, 24-25)
En conclusión:
Haciendo referencia al pasaje citado anteriormente podemos ver como Jesús es capaz de deducir las cosas con suma facilidad, también de realizar constantes comparaciones entre una cosa y otra.
A este punto se pueden destacar las parábolas usadas por Cristo como herramienta para explicar en forma sencilla y práctica, algunas cosas que para otros eran difíciles de comprender.
¿Es posible establecer una comparación entre la ciencia infusa y la de los ángeles?
Esta pregunta apunta a dilucidar si la ciencia inspirada de Cristo estaba por muy por debajo de la de los ángeles, encontrándose en la Suma Teológica de Santo Tomas de Aquino, como objeciones la siguientes ideas:
- En primer lugar, se lee: “La perfección guarda proporción con el sujeto a perfeccionar. Pero el alma humana, en el orden natural, es inferior a la naturaleza angélica”
- Como segundo punto se tiene “La ciencia del alma de Cristo fue, en cierto modo, comparativa y discursiva, cosa que no cabe decir de la ciencia de los ángeles”
- La última objeción señala que “Una ciencia es más noble cuanto más inmaterial sea. Ahora bien, la ciencia de los ángeles es más inmaterial que la ciencia del alma de Cristo”
Estos razonamientos expresan la superioridad de los seres angelicales sobre la ciencia inspiradora del alma de Cristo, alegando que si Él necesitó de ésta para tener un conocimiento perfecto fue porque era imperfecto, además la valerse de las imágenes denota su inferioridad.
En contraposición:
En la Biblia está escrito que “Vemos al que Dios hizo poco menos que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honor por haber padecido la muerte» (Hebreo 2, 9)
Esta cita revela que Cristo fue inferior solamente por ser mortal y por lo tanto, haber sufrido como todo ser humano la muerte, mas no lo es en cuanto a la ciencia inspiradora.
En conclusión:
La dualidad que representa Cristo como ser humano y como ser divino, hace que sea inferior a los ángeles en el primer aspecto por cuanto es bien sabido que sufrió, padeció como cualquier mortal . Sin embargo, la ciencia infusa del alma de Cristo fue superior a los ángeles tanto por todo lo que conoció como por la certeza de la misma ciencia.
La ciencia inspirada o infusa de Cristo, ¿fue una ciencia habitual?
En esta sección del artículo hacemos referencia a tres objeciones que hacen parecer que Cristo no tuvo ciencia habitual:
- La primera objeción señala que “el alma de Cristo le corresponde la máxima perfección. Pero la perfección de la ciencia en acto es mayor que la preexistente como hábito”
- Como segunda objeción se lee en el texto teologal de Santo tomas de Aquino que “por ordenarse el hábito al acto, da la impresión de que una ciencia habitual que no se convierte nunca en acto es inútil. Y como Cristo lo conoció todo, no hubiera podido contemplar todas las cosas en acto de haberlas conocido una en pos de otra, puesto que no es posible recorrer un número infinito de cosa”
- Para finalizar se dice que “la ciencia habitual es una perfección del que la tiene. Y la perfección es más noble que el sujeto perfeccionado por ella. Por tanto, en caso de haber existido en el alma de Cristo algún hábito científico creado, se seguiría que una cosa creada sería superior al alma de Cristo”
Al interpretar estos cuestionamientos todo apunta a que en el alma de Cristo no existió ciencia habitual, veamos ahora lo que se lee en contra de estas suposiciones.
En contraposición:
Hemos reiterado en numerosas oportunidades que la parte humana de Cristo tiene semejanza con la nuestra, razón por la cual si nuestra ciencia es un hábito la de Él también lo fue. Por otra parte, el alma de Cristo podía servirse de la ciencia infusa o inspiradora cada vez que así lo quisiera.
En conclusión:
Sobre este argumento se puede concluir que el alma perfecta de Cristo pudo estar en acto o en pensamiento, como acto se vuelve habitual y como pensamiento no lo es. Pasemos ahora a revisar el último planteamiento relacionado con el alma infusa o inspiradora de Cristo.
La ciencia infusa del alma de Cristo, ¿se diversificó en distintos hábitos?
Seguidamente citamos las objeciones por las que se considera que en el alma de Cristo no coexistió más que un único hábito científico.
- Tanto más perfecta es una ciencia cuanto es más simple; de ahí que los ángeles supremos conozcan mediante formas más universales.
- Nuestra fe procede de la ciencia de Cristo; por eso se lee en Hb 12, 2: Mirando al autor y consumador de la fe
- Las ciencias se distinguen por sus diversos objetos formales. Ahora bien, el alma de Cristo conoció todas las cosas bajo una única formalidad, a saber, bajo la luz divinamente infusa.
Bajo estas premisas pareciera que el alma de Cristo no se diversificó sino que tuvo un solo hábito científico.
En contraposición:
Se señala en las sagradas escrituras que: «Sobre una piedra única, es decir, en Cristo, hay siete ojos. (Zacarías 3, 9)
Es del conocimiento de todos nosotros que el ojo tiene el mismo significado de ciencia, se infiere entonces de acuerdo a esta cita que en Cristo coexistieron una diversidad de hábitos científicos.
En conclusión:
Cristo tuvo conocimientos de tosa las cosas y para poder hacerlo la ciencia infusa de su alma se diversificó en varios hábitos, en atención a lo que era necesario conocer, comprender y explicar.
Para concluir este apartado, referido a la ciencia inspirada del alma de Cristo, podemos decir que Jesús , entendido como Dios y hombre tenía al ciencia infusa que no es otra cosa que el conocimiento que no se ha adquirido mediante la enseñanza de un maestro o profesor.
Al contrario, es un saber que proviene directamente de Dios y que lo hizo capaz de bajar a la tierra, convivir entre nosotros, predicar sus enseñanzas, padecer la muerte y luego sentarse a su diestra.
La ciencia infusa o inspiradora del alma de Cristo, le hizo comprender las profecías, saber que estaba destinado a morir en la cruz, incluso se adelantó a las palabras que otros pronunciaría antes de su fallecimiento.
¿Quién puede conocer con anticipación tan exactamente los acontecimientos que han de venir? ¿Quién es capaz de explicar tan sabiamente las cosas humanas y las espirituales? ¿Quién puede dar a entender con tanta facilidad lo incomprensible?
Solo un ser que tiene la gracia del Espíritu Santo y que ha sido dotado de un conocimiento que lo distinguí sobre todos los demás: Cristo.
Veamos ahora un video donde escucharemos al Papa Francisco, hablar del conocimiento, la ciencia y la creación:
Conocimiento de Cristo
Continuando con la disertación teologal, pasemos a analizar con mayor profundidad las características intelectuales de Jesucristo, reafirmando que Él era poseedor de dos naturalezas y, en consecuencia, también de dos tipos de inteligencia: la humana y la divina. Ambas lejos de contraponerse se complementan.
Conocimiento Infuso de Cristo
Nuestro Señor era poseedor de un conocimiento infuso, esta teoría es aceptada por todos los creyentes del cristianismo quienes consideran que este tipo de entendimiento no se adquiere mediante la experiencia sino en una sola efusión.
En consideración a lo anterior la doctrina cristina se apoya sobre los siguientes basamentos teológicos:
- El Hombre-Dios debió haber poseído todas las perfecciones (como fe o esperanza) excepto aquellas que serían incompatibles con su visión beatífica, o con su inocencia (como contrición), o con su carácter de Redentor, lo que sería incompatible con la consumación de su gloria.
- Ahora bien, la ciencia infusa no es incompatible con la visión beatífica de Cristo, con su inocencia, ni con su carácter de Redentor. Además, el alma humana de Cristo es el primero y más perfecto de todos los espíritus creados, y no puede serle vedado un privilegio concedido a los ángeles.
- Más aún, una inteligencia creada es perfecta solo cuando, además de la visión de las cosas en Dios, tiene una visión de las cosas en ellas mismas; Dios únicamente ve todas las cosas comprensivamente en Él mismo. El Hombre-Dios, además de verlas en Dios, también las percibiría y conocería por su inteligencia humana.
La Sagrada Escritura apoya la existencia de tal ciencia infusa en la inteligencia humana de Cristo:
- San Pablo habla de todos los tesoros de la sabiduría y ciencia de Dios ocultos en Cristo (Col. 2, 3)
- Isaías habla del espíritu de sabiduría y consejo, de ciencia y entendimiento, reposando sobre Jesús (Is. 11, 2);
- El evangelista Juan señala que Dios ha dado su Espíritu sin medida a su enviado divino (Juan 3, 34);
- Mateo presenta a Cristo como nuestro Maestro supremo (Mt. 23, 10).
- Además del conocimiento divino y angélico, la mayoría de los teólogos admite en la inteligencia humana de Jesucristo una ciencia infusa per accidens, es decir, una comprensión extraordinaria de las cosas que podrían ser aprendidas del modo ordinario, similar a aquella otorgada a Adán y Eva (cf. Sto. Tomás III., Q. i, a. 2; QQ. viii-xii; Q. xv, a. 2).
Conocimiento Adquirido de Cristo
Sin lugar a dudas , Jesucristo posee una entendimiento experimental adquirido a través de la utilización de sus facultades, por medio de sus sentidos y creatividad , igual a como nos sucede a todos los seres humanos.
Es por ello que nunca podemos decir que las facultades que tenía como hombre estaban inmóviles o sin actividad. Al respecto en el libro de Lucas se explica que su conocimiento fue creciendo exponencialmente y de forma natural: «Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres».(Lucas 2, 52)
De acuerdo a estas palabras expresadas por el evangelista Lucas, coexistían y crecían en Jesús la ciencia infusa y divina, no sólo como un incremento en su conocimiento en cuanto a efectos externos, sino de un adelanto real en su conocimiento adquirido.
No es que este tipo de conocimiento implicara un objeto mayor de su ciencia, sino que significa que Él llegó a conocer gradualmente, según un modo meramente humano, algunas de las cosas que había conocido desde el principio por su ciencia divina e infusa.
Alcance del conocimiento de Cristo
Ya se ha dicho que el conocimiento en la naturaleza divina de Cristo es coextensivo a la omnisciencia de Dios.
En cuanto al conocimiento experimental adquirido por Cristo, debe haber sido por lo menos igual a la ciencia de los más dotados de los hombres; nos parece totalmente impropio de la dignidad de Cristo que sus poderes de observación y penetración naturales debieran haber sido menores que aquellos de otros hombres naturalmente perfectos.
Pero la dificultad principal proviene de la cuestión sobre el grado del conocimiento de Cristo que fluye de su visión beatífica, y de su medida de conocimiento infuso.
Otras consideraciones sobre la ciencia infusa
Apartándonos un poco del aspecto teologal pasemos ahora a considerar la ciencia infusa desde otras perspectivas, explicando cómo se obtiene el conocimiento en el ser humano.En el individuo existen tres vías para que la información llegue al cerebro y se organice: la imitación, la interacción y la transmisión.
Mediante la imitación una persona es capaz de mirar y copiar todo lo que le otro ejecuta, para que esto sucede deben existir elementos que faciliten el evento y que hagan posible el comportamiento, como por ejemplo la admiración, el liderazgo, la autoridad, la superioridad, entre otros.
Por su parte, la interacción es un acto mecánico en el que se repite constantemente para lograr llevar una información al sistema neurológico.
La trasmisión es la capacidad de compartir esos conocimientos con nuestros semejantes, pero, para que esto suceda el individuo debe estar en constante aprendizaje.
Con esto queremos decir que ese conocimiento que no se adquiere mediante el estudio es posible, claro está en los apartados anteriores hacíamos hincapié a la ciencia difusa otorgada por factores sobrenaturales mientras que en este caso se habla de otras formas de adquirir el saber.
Aprendizaje por ciencia infusa
El hombre en su afán de saber cómo se origina aquel conocimiento que no ha sido adquirido mediante el estudio, o lo que es denominado en la actualidad ciencia infusa, ha realizado numerosos experimentos.Uno de ellos tiene que ver con la forma como el entendimiento puede ser transmitido a través de la transmisión de las ondas cerebrales, algunos estudios revelan que esto es posible.
Hacemos referencia específicamente al hecho de que pilotos noveles han logrado manejar un avión bajo la guiatura de las ondas emitidas por los cerebros de personas expertas en este ámbito de acción.
Citamos las palabras de uno de los científicos involucrados en el experimento: “Medimos los patrones de actividad cerebral de seis pilotos comerciales y militares, y luego se transmitieron estos patrones a otros principiantes mientras aprendían a pilotar un avión en un simulador de vuelo”
Cabe destacar que los simuladores de vuelo han sido un elemento fundamental en el entrenamiento de pilotos desde la década de los setenta. Sin embargo, la técnica llamada estimulación transcraneal de corriente continua, (tDCS por sus iniciales en inglés), es de reciente data.
La Estimulación transcraneal de corriente continua
Según los entendidos en la materia, la tDCS coadyuva con el mejoramiento del aprendizaje y la adquisición de habilidades de los individuos que se están entrenando como pilotos en la aviación.
En consideración de los especialistas que realizaron el experimento “la tDCS aplica una corriente eléctrica continua (como la que produce una batería, una apila o una dinamo) de baja intensidad a través de unos electrodos dispuestos sobre el cuero cabelludo. Aunque existe una gran pérdida de corriente en el cuero cabelludo y el cráneo, parece que la corriente que alcanza la corteza cerebral es suficiente para ejercer su acción sobre las neuronas”
Los investigadores insisten en señalar que “las células cerebrales también funcionan con electricidad, que generan moviendo iones a través de la membrana celular y creando una diferencia de potencial igual que en una pila (potencial de membrana)”
Cuando la tDCS alcanza la superficie de la corteza cerebral, modifica el potencial de transmembrana neuronal, variando el nivel de excitabilidad y modulando la frecuencia de descarga neuronal. Esta técnica se conoce también como neuromoduladora.
El video que se presenta a continuación se explica cómo esta técnica estimula la memoria, la agilidad mental y el conocimiento:
¿Es posible el aprendizaje por ciencia infusa con la tDCS?
De acuerdo con los resultados obtenidos en a la investigación efectuada los pilotos en entrenamiento que recibieron estimulación craneal por medio de electrodos colocados en su cabeza tuvieron mejoras en las destrezas para pilotear una avión.
Tal conclusión fue el resultado del siguiente procedimiento:
- Se midieron, entre otros parámetros, la fuerza-g (aceleración) promedio del avión durante el aterrizaje simulado y la compararon con los sujetos control que recibieron un simulacro de estimulación”
- La fuerza g, o sensación que experimentan las personas sometidas a una aceleración, es un indicador inmediato de la habilidad de los pilotos en el aterrizaje, la fase más difícil y crítica.
- Durante el entrenamiento en el simulador, se pide a los futuros pilotos que traten de minimizarla al máximo.
- El estudio de HRL es uno de los primeros en mostrar que la tDCS es eficaz para acelerar el aprendizaje práctico y la destreza de los pilotos.
A favor de este tipo de experimentos se tienen diversas opiniones emitidas por científicos, entre las cuales se pueden destacar:
- “Acelerar el aprendizaje con la estimulación cerebral podría ser algo común en el futuro.
- ” Cuando descubramos más acerca de la optimización, la personalización y la adaptación de los protocolos de estimulación del cerebro, probablemente veremos cómo estas tecnologías se convierten en rutina en entornos de formación y de las clases”
- “La estimulación cerebral podría implementarse para clases de formación de conductores, el aprendizaje de idiomas o la preparación para pruebas estandarizadas”
Sin embargo, mientras estos resultados no sean masivos y se compruebe que es posible transmitir el conocimiento de esta manera, se seguirá pensando que sólo es posible mediante la intervención de entes sobrenaturales.
Reflexión final
En este último apartado se hará un desglose de tres aspectos importantes de la temática que se ha abordado en el artículo: la ciencia de la visión de visión beatífica, la ciencia infusa y la ciencia adquirida.
El primer elemento tiene que ver con el dogma cristiano de que Cristo es Dios, por lo tanto, tiene la inteligencia de éste, es decir conoce todo cuanto pueda conocerse estando en el plano celestial.
Con respecto a la ciencia infusa, se establece una clara correspondencia con uno de los dones del espíritu Santo: el de la ciencia. Esta gracia fue otorgada a Nuestro señor Jesucristo para que pudiera llevar acabo todo cuanto está escrito en la Sagrada Escritura, desde su anunciación a la Santísima Virgen María, su crecimiento como hombre y su muerte crucificado por la salvación y el perdón e los pecados.
Un conocimiento infuso hizo posible que Cristo pudiera observar las cosas, los hechos y las forma de actuar de los seres humanos desde una perspectiva única, lo cual solo ocurre si se ha recibido el don del Espíritu Santo.
Tuvo conocimiento o ciencia adquirida porque durante el desarrollo de su existencia fue creciendo como hombre y en sabiduría, aprendiendo todo lo que pudiera aprender en todos los contextos en os cuales se encontraba.
De esta forma podemos imaginar que, de su padre, San José, logró aprender el oficio del tallado en madera, es decir la carpintería.
Lo expresado hasta aquí ha generado numerosas controversias entre quienes no logran conocer a cabalidad esta manera de conocer que tenía Cristo, en la que a veces parecía que lo sabía todo, otras que sabía poco y otras que no sabía nada.
Finalmente…
Tal ambigüedad puede ser explicada si consideramos el hecho que como Dios tenía que poseer conocimiento de todo, pero como hombre sería ignorante de muchas cosas, que necesariamente tendría que aprender en su transitar por la vida.
En síntesis, creer o no creer en la ciencia infusa del alma de Cristo , depende de cada uno de nosotros, en la forma como percibimos el mundo, en las creencias religiosas que nos son propias y en la perspectiva que tenemos acerca del hecho científico.
El siguiente video explica e forma sencilla lo concerniente al racionalismo y empirismo en contraposición de la mística y ciencia infusa
Esperamos que después de haber leído la información contenida en este artículo seas capaz de responder las preguntas iniciales: ¿El conocimiento se puede adquirir sin estudiar? ¿A qué se llama ciencia infusa? ¿Esta expresión tiene connotación religiosa o científica?
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Aportaciones de Santo tomás de Aquino
¿Cómo y Cuándo será la Segunda Venida de Cristo?
Hechos A Imagen Y Semejanza De Dios: Explicación