¿Existe el Infierno? ¿Qué dice la Santa Biblia?

Desde pequeños tenemos ciertos conocimientos sobre los asuntos de la Biblia y sus enseñanzas, en este libro sagrado se encierran  conocimientos, entre ellos están la existencia del Cielo o Paraíso y el Infierno, en este artículo hablaremos si existe el infierno. Te invitamos a conocer más del mismo.

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¿Existe el Infierno?

La existencia del infierno se nos presenta en el Libro Sagrado de la Biblia, desde los comienzos de la creación luego de que Satanás, figura representante de las tinieblas se revelara contra el propio Dios, desde ese momento se comienza a hablar sobre la existencia de un lugar de fuego, de sufrimiento, denominado Infierno. Algunas personas comparten el pensamiento de que el Infierno se vive en la propia tierra.

Existe según la Biblia

Antes que comencemos a desarrollar este título debemos tener claro el conocimiento de quién es Dios y su carácter. El Libro Sagrado nos dice que Dios es todo amor (Juan 4:16). El propio espíritu de Dios es el dueño del amor y de las actitudes que mueven al amor mismo. En la propia Biblia se define lo siguiente en Jeremías 31:3: “Con amor eterno te he amado; por lo tanto, he alargado mi misericordia sobre ti”.

En la misma Biblia se observa de forma clara que Dios no se alegra de la muerte de ningún pecador; en Ezequiel se determina: “Vivo yo, que no aceptó la muerte del impío, sino por el contrario el impío debe apartarse de su camino y vivir… Porque moriréis, oh casa de Israel.”. De esta forma podemos ver que si existe el infierno.

Igualmente en segunda de Pedro 3:9 dice que Dios es paciente para con todos sus hijos, ya que él no quiere que ninguno se pierda, por el contrario busca que todos se arrepientan de corazón. Si el amor de Dios sobre la humanidad es eterno, se podría preguntar cómo puede torturar a los humanos para siempre y a la vez amarlos; no tendría el más mínimo sentido. Podríamos preguntarnos de dónde sale la doctrina del fuego eterno.

¿Para quién fue creado?

En el apocalipsis, se señalan las palabras drásticas de Dios mismo señalando: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles”. Asimismo en una parte de Mateo 25:33-34 se observa y determina que los que deciden por Jesucristo y se aferran a él: “Vengan y hereden el reino que ha sido preparado para ustedes desde la creación del mundo.”

De aquí podemos determinar que el propósito de origen y el fuego buscan la destrucción absoluta de Satanás y sus ángeles. Únicamente posterior al fuego purificador de Dios se limpiarán las lágrimas de las personas salvas.

¿Está quemando el infierno ahora en el centro de la tierra?

Algunos se preguntan: “existen personas sufrientes en el infierno en la actualidad?”. En el Libro de Job 21:30-32, podemos observar una visión clara del infierno y el tiempo en que el fuego arderá. Job señala: “para las personas malas está reservado el propio día de la calamidad, asimismo serán consumidos el día de la ira de Dios”.

Este versículo al igual que en Pedro 3:7 se nos señala de forma clara que en este momento el infierno no está ardiendo, sin embargo en el futuro los malos son apartados y saldrán de las tumbas en el día de la ira de Dios.

De la misma forma en Juan 5:28-29 se nos señala el mismo dato: “No se asombren de esto, porque vendrá el día que todos los que están en los sepulcros escucharán su voz y se levantarán, los que practicaron el bien para la resurrección de vida, sin embargo los que hicieron el mal y en contra de la resurrección de condenación”.

De la misma forma vemos que en el futuro vendrá el tiempo exacto, aún no es, pero la condena y destrucción total pasará.

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¿Existen actualmente personas sufriendo en el infierno?

Algunas personas podríamos preguntarnos cómo es posible que habiendo una fecha futurista sobre el infierno se muestre un Dios amoroso?. Si vemos un ejemplo de un hombre que cometa adulterio hace miles de años más exactos, en tiempos de David; y éste no se arrepintió y se dejó ir por el camino incorrecto.

Podemos igualmente pensar que otro hombre que cometió el mismo pecado de adulterio pero lo hizo ayer. ¿Será justo que el primero sea castigado miles de años posteriores al que fue sorprendido en el mismo pecado ayer?. Podemos pensar que esto no es nada justo.

La respuesta a todo esto se encuentra en la situación que para ambos hombres se encuentra apartado el momento en el día del juicio. (Job 21:30-31 y 2 Pedro 3:7. Cada uno de los hombres ha de ser castigado al mismo momento.

¿Dónde se encuentra?

Para que podamos entender esta interrogante, es necesario ver donde ocurre la situación y los detalles. En Juan 5:29 se señala: que la resurrección de los justos será para vida eterna, y la de los malos será para la condenación y la ira de Dios. Este mismo pensamiento se determina en el Apocalipsis 20:5 y señala que cuando los impíos resuciten de sus tumbas.

En ese mismo instante el fuego descenderá del cielo y destruirá a los malos de Satanás; esto se determina en Apocalipsis 20-7-9. Por tanto, el fuego del infierno quemará a toda la faz de la tierra sin que exista forma de escapar por parte de los malvados. En 2 Pedro 3:10 se añade el sitio donde se encuentra el infierno y el evento de fuego. “…Entonces los cielos pasarán con grande estruendo; los elementos, ardiendo, serán destruidos y la tierra y obras que la acompañan igualmente serán destruidas”.

¿Está el diablo a cargo del infierno?

La respuesta es absolutamente negativa, Satanás no está a cargo del infierno, la realidad es que éste será enviado al lago ardiente de fuego, de acuerdo a lo establecido en el Apocalipsis 20:10. Satanás no es quien permite que el fuego descienda del fuego hacia los malvados que están en el campo y la ciudad amada. Si esto fuera así, el propio Demonio no podría estar fuera del fuego mismo y sus consecuencias.

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¿Qué sucede con los impíos en el infierno?

Puede ser que para nosotros resulte sorprendente, sin embargo la propia Biblia establece en varias secciones que los impíos se quemarán y serán destruidos por el fuego del infierno. Tal como sabemos todos, las personas o espíritus malos no se quemarán para siempre. Esto se establece en Malaquías 4:1-5, donde se establece que en el día del Señor, “todos los arrogantes y los que practican maldad serán como paja.

Ese día que se establece llegará y los quemará. Dice Dios: “Y no les dejará ni raíz, ni rama”… Pisotearas a los impíos, los cuales, el día que yo establezca, serán como ceniza bajo las plantas de sus pies”. Igualmente en los Salmos 37:10 se nos muestra que los malos no serán más. Los buscaremos con cuidado pero no los encontraremos.

En el Versículo 20 igualmente se agrega que los enemigos de Dios pasarán a ser consumidos y desaparecerán como el humo. Todo lo que quedará de los impíos será humo y cenizas, no sobrevivirá ninguno para ser torturados para siempre. La maldad sobre la tierra será quitada. Satanás, que es la raíz y las ramas, que son todos los seguidores se convertirán en cenizas sin vida.

Es importante observar lo que no está establecido en la Biblia, así como lo que sí está. Romanos 6:23, la Biblia dice: “La paga del pecado es la muerte. La Biblia no establece que la consecuencia del pecado sea un castigo eterno. Igualmente observamos que en Juan 3:16 se señala: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él confía y cree no se pierda y tenga vida eterna”.

En este versículo se muestran dos posibilidades. Como primera opción se señala la de morir, lo que quiere decir que es ser desaparecido y destruido, o que deja de existir. La segunda opción se trata de la vida eterna. En ningún versículo se nos habla de un tormento eterno o para siempre.

 

El fuego del infierno ¿se apagará o quemará para siempre?

Sobre la faz de la tierra ocurrirá total destrucción. No sobrevivirá nada que tenga manchas de pecado alguno. En segunda de Pedro 3:10 se establece: “y la tierra y toda obra que está en ella será consumida”. Igualmente se describe en Isaías 47:14 lo siguiente: “He aquí que serán las personas de malas acciones como paja; el fuego los quemará y consumirá.

Ellos mismos no se librarán de sus vidas propias y del poder de las llamas del fuego. No existirá brasa alguna para calentarse ni lumbre sobre la cual puedan sentarse”. El fuego será tal que se consumirá asimismo, ni siquiera habrá posibilidad de que queden carbones encendidos. Si nos llevamos por la ciencia, podremos ver que el fuego requiere de tres elementos para estar vivo: estos son oxigeno, combustible y calor.

Si estos elementos se eliminarán o alguno estuviera ausente, el fuego se apagaría. De este modo vemos que en Isaías se menciona que el fuego del propio infierno se apagará, y menciona que no quedará carbón, ni material que se requiera para que el fuego se mantenga vivo y encendido.

¿Por qué es necesario que el infierno y sus fuerzas destructivas sean necesarias?

En cuanto a esto podemos decir que el fuego es un elemento que purifica y causa una completa eliminación total del pecado. En Ezequiel 28:18-19 se determina en relación a Satanás: “Yo, pues, hice que en medio de ti se desatara y te devorara el fuego. Te convertí en cenizas sobre la tierra… y ya no serás más”.

Con la eliminación de Satanás y de todo el pecado, la propia Biblia menciona que el pecado y la aflicción no existirán de nuevo. (Nahúm 1:9).

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¿Cuál es el propósito del infierno y por qué Dios permite la destrucción?

En segunda de Pedro 3:10-14 se explica que la tierra se derretirá aun siendo encendida, sin embargo si vemos hacia adelante nos encontramos con un nuevo cielo y una tierra nueva donde la justicia es la clave de todo.

También podemos entender que el fuego limpia y purifica la tierra y crea un sitio de justicia donde los espíritus salvos logren vivir”. En cuanto a este mismo tema Isaías 65:17 agrega: “Porque he aquí que yo creo cielos nuevos y tierra nueva. No habrá más memoria de lo primero, ni llegarán nunca más al pensamiento”.

En el Apocalipsis se representa este lugar de justicia en 21:1-5 de la manera siguiente: “Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; y el primer cielo y la tierra pasaron, y el mar ya no existe más. Y pude ver la santa ciudad, la nueva Jerusalén que bajaba del cielo de parte de Dios, ataviada como una novia que se adorna para su esposo. Escuché una poderosa voz que venía del propio trono, y decía:

“He aquí el tabernáculo de Dios esta con los hombres, y el morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios verdadero. No existirá ya más muerte, ni habrá más lágrimas, ni clamor, ya que las primeras cosas ya habrán pasado… Y el que estaba sentado ante el trono dijo: “He aquí que yo hago nuevas todas las cosas.”

Si nos detenemos a pensar en lo siguiente: si las personas son atormentadas para toda la eternidad en el infierno, como se harán nuevamente las cosas. Como hará Dios para evitar las lagrimas de los espíritus que son salvos, para vivir felizmente en la tierra que nos promete como tierra nueva, asimismo ver a nuestros seres queridos sufrir en el infierno para la eternidad.

Entonces la vida sobre la tierra se convertiría en un tormento constante si observamos a nuestros seres queridos en agonía constante sin termino.

¿Cómo puedo evitar el infierno?

Pongámonos a pensar un poco, si nos tocara ser un Dios de poder que gobierna al universo, como lucharíamos con el pecado. Como podríamos erradicar el dolor y el sentimiento de angustia por toda la eternidad. El mismo Dios desea eliminar el pecado, pero a la misma vez profesa amor por el pecador. Por ello si nos dejamos llevar por el pecado y aferrándonos a él, nos destruiremos nosotros mismos con el pecado mismo.

Si por el contrario nos alejamos y abandonamos el pecado, éste será destruido pero nosotros no. Igualmente si el pecado no fuera eliminado y erradicado de toda la tierra, éste infectará la misma y cada una de sus partes. Mientras haya pecado no existirá la verdadera paz que puede haber.

Veamos otra vez lo que se dice en Ezequiel 33:11, en la que se determina: “Diles” Vivo yo, que no deseo la muerte de los impíos, sino que los impíos se alejen del mal camino y vivan. Apartaos, de los malos caminos! Porque moriréis, Oh casa de Israel”. Aquí vemos claramente que Dios está llamando a cada uno de sus hijos, no por temor del infierno, pero sí por amor a cada uno.

Está pidiendo que nos alejemos del pecado en esta vida que llevamos cada uno y así algún día poder disfrutar de un lugar celestial donde no habrá dolor ni sufrimiento de ningún tipo. Debemos escuchar a Dios, que es espíritu y Padre compasivo y amoroso, que no quiere el sufrimiento para nadie, lo único que si quiere es que vayan a Él con corazón puro, noble y sincero.

Vamos a ejemplarizar esto con la siguiente historia: imaginémonos a Dios que fuera un cirujano amoroso y de mucha compasión. El adora y profesa amor a cada paciente que llega a su consulta, pero no acepta la enfermedad y la odia la cual existe en cada uno de los pacientes. Todos los días trata a cada paciente y su caso con amor. Imaginemos que un determinado día llegamos al consultorio con un problema de gangrena. El te profesa tanto amor y decide hacer una amputación en nuestra vida con el fin de salvar nuestra vida, debido a lo serio del problema.

Si no se erradicara la gangrena, la infección nos consumirá y nos destruirá y a la larga moriremos. De esta misma forma Dios debe eliminar de nuestras vidas el pecado ya que consume todo el universo y destruye la felicidad de toda su creación.

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Importancia de creer en el Infierno

La creencia del infierno es de suma importancia, ya que si pensamos en que existe, igualmente se nos presentará el temor hacia él y por consiguiente hará que regresemos al camino correcto y no seamos almas descarriadas. Existen sólo dos razones por las que el hombre mismo se aleja del pecado: una el amor a Dios o temor al infierno.

Debemos tener perfectamente claro que las personas que no evitan el pecado no tienen amor verdadero a Dios, ya que si fuera así no lo ofendería, ya que el amor a Dios no será suficiente, será entonces por medio del temor al infierno que regresará al camino correcto, y si no creyera en el infierno, no existirá nada que lo pueda sacar de ese estado de pecado, y su alma estará perdida de manera eterna.

Existen muchísimas almas lejanas al amor de Dios debido a la práctica del pecado, su cambio o regeneración es debido al temor del infierno, algunas de ellas pueden presentar enfermedades graves, y llaman al sacerdote por miedo a la condenación eterna, y esto ha servido de paso para la reconciliación con Dios y seguir una vida novedosa en lo espiritual.

Podemos decir que la creencia en el infierno puede considerarse positiva ya que este dogma Bendito hace que las almas que están lejos de Dios regresen a Él y puedan en el día final tocar la puerta y pasar al cielo preparado para las almas buenas y creyentes en Dios de forma sincera de corazón.

Si tomamos en cuenta lo anteriormente expresado, podemos observar que las personas que huyen del pecado por el amor verdadero a Dios, así como el amor a nuestro prójimo como a nosotros mismos, tal como lo dejó Jesucristo establecido en los mandamientos, tendremos la obligación de socorrerlo, y ayudarlo a que su alma sea libre de la perdición eterna.

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Por ello, tenemos que practicar el mayor de los esfuerzos para convencer a las personas que no creen o no comparten la existencia del infierno, o que tengan igualmente ideas erróneas acerca del mismo; así debemos poner nuestra mejor actitud afín de sacarlos de ese error, y sobre todo que sientan el temor a ello y así se acerquen más al espíritu puro y amoroso de Dios Padre.

La no creencia

En cuanto a este tema existe muchas veces tal ignorancia e igualmente ideas erradas, fuera de lógica, que no suele ser raro que existan personas que no acepten la existencia del infierno y que aún con las doctrinas católicas, lo rechazan y mantienen su posición de no creer en el infierno.

Tal comportamiento tiene su explicación, sin embargo la de aquellos que están en el error de no hablar sobre el tema del infierno, así como la no creencia y negarse a pensar en ello o conversar sobre el mismo.

Esta actitud tan falta de razonamiento, es aún más intolerable cuando existe sentimientos de confusión, es aquí cuando vemos que la negación está fundada en ciertas actitudes necias como: «yo no creo en el infierno, debido a que no acepto que haya en él, diablos color rojo, con figura humana, cuernos y una cola, con olor a azufre y que en las manos sostenga un tridente».

Es necesario que le demos la debida consideración y que merece la pena que pensemos en ello ya que si nos ponemos a considerar que penas habrán o no en el mismo, y tomando en cuenta la idea de un suplicio terrible, intolerable, que habrá que padecer por todos los tiempos o eternamente por las almas perdidas; podemos ver de manera fácil que suele ser tan espantoso y grande que vale la pena considerar las actuaciones de nuestra vida.

Si alguien nos advierte en algún momento de un peligro enorme que nos podría afectar, seriamos necios desde cualquier óptica si no escuchamos lo que nos dicen.

Debemos decir que la Iglesia Católica no es sólo la institución de más prestigio y la de más poder sobre la tierra, la cual ha identificado entre sus integrantes a los personajes más sabios y santos de la tierra, sino también todas las religiones y nos advierten sobre los peligros que representa el infierno y el sufrimiento eterno.

Hay quienes han creído en la existencia del infierno y son sabios del mundo, entre ellos están: San Agustín, Kleper, Colón, Volta, Newton, Miguel Ángel, Edison, Roenghten, Pasteur, Nixon, Marconi, De Gaulle y Franco.

Todos ellos creen en el infierno y ellos son considerados filósofos, que investigan y se adentran y profundizan sus investigaciones; y en tantos estudios hubo casos en que se pretendía negarlo, sin embargo a la hora de la muerte han recapacitado y asumido su error.

En cuanto a lo anterior sólo podemos decir que no debe ser tan absurdo creer en la existencia del infierno, y podemos decir que podría estar errado quien no acepta tal idea; y asimismo es equivocado estar indiferentes, pacíficos ante una amenaza tan grande y un peligro tal, como es el infierno, ya que éste se cierne sobre cada uno de nosotros.

Se deben investigar las opciones que existen en cuanto a la creencia de los hombres sabios en el propio infierno; y si luego de un minucioso examen se llega a la información de que no existe infierno, podría vivirse con las tendencias, sin embargo si es lo contrario y se concluye que existe, no cabe duda que se debe luchar para poder conseguir estar libre de él.

Igualmente por maldad se niega el Infierno

No sólo por ignorancia se niega el infierno, sino por maldad. De esta manera si los ladrones pudieran lo destruirían; los gendarmes y malvados siempre encuentran la ideología en el infierno totalmente incompatible sobre la moralidad, siempre se encuentran dispuestos a realizar lo imposible y posible con el propósito de evitar que exista la idea de un infierno. Ya que estos sienten que si esto fuera así sería el lugar para ellos.

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Inclusive en cuanto a esto se suelen dar más valor tratando de evitar a las demás personas que el infierno no existe; y aún más hacen burla de ello o de los que creen en ello. Si se trata de escritores escriben sobre ello en los libros relativamente científicos y filosóficos, lo comparten a los cuatro vientos, hasta en tonos ruidosos sobre ello, terminando por aceptar que nadie piensa de tal existencia del infierno, en consecuencia tienen el derecho ellos mismos de creer o no en él.

Las personas que gritan alto en contra del infierno, son las que más tienen creencia en él, y en el lecho de muerte se ve la realidad de todo lo que existe debajo de tal máscara. Como es sabido por todos Voltaire en el momento de la muerte, hubo insistencia en varias ocasiones de que se buscara al cura de San Sulpicio. Sus amigos masones, le favorecieron en cuanto a que el sacerdote no llegará hasta el viejo que moría, el cual falleció en un momento de rabia y desespero.

Lo anterior es considerado como acto de corrupción del corazón, tal como costumbres, inclusive más que el mismo poder del entendimiento, todo lo que hace que se establezca la negación o la falta de creencia en el infierno. Si las personas no tienen el valor de dejar la vida mala o la que conduce al infierno de forma directa, pueden sostener que el infierno no existe.

En el ejemplo anterior nos encontramos con un hombre con un corazón, imaginación y sentidos, así como las costumbres totalmente dominados y manejados por un amor que siente culpa; está totalmente entregado.

Si vemos a los avaros, usureros y los malos ricos, todos estos tienen distintos argumentos o ideas dentro de si mismos y todo en contra de la existencia del infierno. Ellos niegan la existencia del infierno y colocan en juego todo lo que poseen; asimismo se hunden en sentimientos de violencia, odio, venganza, ambición todo ello son alteraciones del propio orgullo, y lo que buscan es la negación de la existencia del infierno.

Si se quiere convencer a algunas personas como el ejemplo anterior de la existencia del infierno; hay que hacerlo vivir de forma que no sientan miedo de que vayan a él. Así podemos ver a los cristianos de fe verdadero que poseen conciencia delicada y recta y de cumplimiento fiel de todos sus deberes; entonces nos preguntamos si a ellos los asaltan pensamiento de duda en cuanto a la existencia del infierno.

No esto no pasa en ellos, las dudas que se presentan en este tipo de personas que no creen en el infierno vienen de la inteligencia, el corazón y muy raras veces del orgullo y la ciencia, basta con vivir la vida de forma adecuada y correcta, y jamás se presentarán estas ideas de duda sobre la existencia del infierno.

Creo en el infierno pero no en que será eterno

En cuanto a esta creencia se trata de que se piensa en la existencia del purgatorio y no en el propio infierno, sin embargo no se cree que sea eterno, ya que lo que los diferencia es la eternidad de las penas o culpas de los pecadores.

No es extraño que los que aceptan la idea del purgatorio, no aceptan la del infierno, ya que es más fácil mantener la creencia y razón de existencia del purgatorio que del propio infierno, sin embargo por la existencia de las rarezas que existen entre los herejes, la  mayoría de de las sectas, aceptan la existencia del infierno pero niegan la del purgatorio.

El hecho de que digamos que suele ser más accesible a la razón del existir del purgatorio, debido a que existe un castigo fuerte en otra vida para las personas que practican o hacen mal en su vida o llevan una vida no tan adecuada; y es opuesto a la existencia de Dios mismo, de su justicia y la responsabilidad de las actitudes de las personas.

Ya que esto es una verdad que el propio Dios plasmó en el corazón de los hombres y la voz de la conciencia. Que no solamente nos enseña lo bueno y lo malo, sino por el contrario enseña el bien y el evitar el mal a toda costa. Aparte es un hecho que de varias maneras Dios mismo revela al hombre su ley, y por medio de ella da a conocer lo que debemos poner en práctica y lo que debemos evitar.

Ha impuesto su ley, con justicia ya que Dios es justo y debe dar permiso al igual que castigos al que toma actitudes inadecuadas, ya que sino fuera así sería un Juez de cartón.

En cuanto a esto, vemos varias veces que las personas que no practican la ley de Dios suelen ser infelices, muchas veces presentan desgracias en su vida. Posterior a esto se impone a los pensamientos el que luego de esta vida son castigados las personas que no fueron castigados o premiados en esta vida.

Sin embargo el hecho de que este castigo sea eterno, se convierte en una verdad que el propio pensamiento no alcanza de la misma forma fácil así como las pruebas que ello acarrea. Los propios teólogos son de un orden bastante elevado con el fin de que no sea fácil atraer por las personas que no estén preparados de una manera filosóficamente adecuada.

Por ello las enunciaremos sin desarrollarlas, sino únicamente mencionarlas y ellas son:

El infierno es necesariamente eterno:

-Debido a la naturaleza misma de la eternidad.

– Por causa de la falta de gracia de los condenados.

-Con ocasión de la perversidad de los condenados.

Existen cuatro razones teológicas que el propio Santo Tomás de Aquino discute en cuanto a la duración de las penas del infierno y sostiene que las mismas deberán ser eternas, todo ello se encuentra determinado en la cuestión XCIX del quinto. tomo de su maravillosa «Suma Teológica». Estas cuatro razones las podemos resumir así:

1º- El pecado mortal posee cierto contenido de malicia infinita, ya que por medio de éste existe un desprecio hacia Dios, que es bondadosamente maravilloso, y merecerá que el pecador sea castigado con pena eterna si hablamos de la duración.

2º- La culpa o malicia de hacer daño, se mantiene de forma constante y no puede  permanecer de forma constante y no se efectuará para siempre y menos sin el poder de la gracia, ya que ésta no se concede posterior a la muerte.

3º- El pecador que tiene la culpa de forma mortal posee la voluntad de mantenerse siempre en pecado, como si se coloca en un estado, y que no puede salir del mismo sin la posibilidad de un favor divino que esta antepuesto a la criatura debido a la causa de que prefiere al pecado y no a Dios.

4- En este mundo las culpas hacia el rey o la patria, presentan un día especial el cual está señalado y se trata de un castigo particular, de forma relativamente eterno. Ya que como menciona el propio San Agustín, cuando se atenta contra la patria es apartado de la propia sociedad. De esta misma forma debemos ver el castigo eterno. Si una persona que es desterrada viviese de forma eterna, estaría de manera eterna en el destierro.

A los razonamientos antes expuestos podemos añadir otras ideas, a saber:

Debido a la muerte, la voluntad del hombre está determinada entre el bien o el mal. Dios no puede otorgar el perdón sin que haya previamente el arrepentimiento, es por esto que tantas veces logramos el perdón en la vida, debido al arrepentimiento.

Cuando nos fijamos en el mal, los condenados no logran el arrepentimiento. Ellos mismos eligieron el mal, posterior a ello Dios no los puede perdonar y como su castigo es establecido de acuerdo a la duración de la existencia del mal, éste es eterno.

Habiendo sido manifiesto como decíamos, estas pruebas filosóficas, se enunciará dos en cuanto al sentido común: una probando que la eternidad en cuanto a las penas del infierno no suelen ser contrarias a la razón, y la otro que los sufrimientos del infierno son de manera eterna.

Podemos decir que como prueba de que la eternidad del infierno no es opuesta a la razón, podemos decir que si fuera así, no hubiera sido admitida por la totalidad de los pueblos, en la totalidad de los tiempos, de acuerdo a los hombres con más sabiduría e ilustres que han existido.

Como una prueba real de que los sufrimientos o tormentos del infierno son eternos, lo vemos en las propias doctrinas de Jesucristo en cuanto a este tema, las cuales no dan lugar a ninguna duda. Esto representa que la prueba de que existe el sufrimiento o tormento eterno no puede ser contraria a la razón.

Existe una verdad con todo sentido común y es la que los pueblos han creído en todo momento. Las personas que se nieguen a aceptar estas verdades del universo, no lograrán tener el verdadero sentido común de las cosas. Se podría pensar que se esta desquiciado de pensar que se tenga la razón con todo el mundo.

Sin embargo en cuanto a todos los tiempos, a partir del inicio del mundo y hasta llegar a la actualidad, los pueblos ha tenido la idea de que el infierno existe. Esto ha sucedido de diversas formas y con nombre distintos, sin embargo todo coinciden en que se emiten castigos fuertes, que no tienen fin, y en los que se observa el fuego como castigo para las almas perdidas, luego de la muerte.

No podemos dudar en ningún momento que a partir de la antigüedad más lejana, esta misma creencia existía en el propio pueblo de los hebreos, y donde podemos decir que en los libros santos podemos ver la ideología del sufrimiento eterno, con el mismo nombre: Infierno, con toda la extensión de la palabra.

Asimismo ,podemos observar que el propio Moisés desde hace 3500 años, lo establece en la Biblia, específicamente en los primeros libros, específicamente el capítulo XVI del libro de los números. En él podemos observar que tres levitas, Coré, Dathán y Abirón, los cuales blasfemaron en contra de Dios se rebelaron contra Moisés, los mismos fueron tragados al infierno: «cubiertos de tierra bajaron en forma viva al infierno».

Asimismo en el libro Deuteronomio dice Jesús, a través de la palabra de Moisés: «Mi rabia está encendida tal cual como un fuego enorme que los abraza hasta el abismo del infierno». De igual manera en el libro de Job, está plasmado por el propio Moisés, que los impíos, que rebozan de bienes manifiestan a Dios: «No necesitamos de Ti, no queremos tu ley, ¿para qué te serviremos y rogaremos?, éstos caen «de manera repentina en el infierno».

En los mil años anteriores a la era cristiana, aún cuando no se escribía la historia griega ni romana, Salomón y David conversan frecuentemente del infierno como una verdad real que todos tienen conocimiento y por todos aceptada.

De esta manera el propio David en el libro de los Salmos, determina en relación a los pecadores: «que serán arrojados al infierno» e igualmente «que los impíos serán confundidos y lanzados en el infierno» y posteriormente desarrolla “los dolores del infierno”.

De esta forma el propio Salomón se refiere a los impíos que buscan la seducción y pérdida del hombre justo, y determina: «Devorémoslos vivos como lo hace el infierno». Igualmente en su libro sobre la sabiduría, donde describe la angustia y desespero de los condenados, agrega: «He aquí lo que dicen en el infierno los que han pecado, pues la esperanza del impío se deshace al igual que el humo en el viento».

Parecidos a estos testimonios podemos verlos en casi la totalidad de los libros del Antiguo Testamento, específicamente en Eclesiastés, en Isaías, Daniel y otros profetas, hasta el momento precursor de Jesús el Mesías, San Juan Bautista, que igualmente señala al pueblo de Jerusalén del fuego eterno del infierno, como la verdad real conocida por todos y que nadie ha dudado jamás.

Manifiesta: «He aquí que viene Cristo, dice, Él cernirá su grano; recogerá el trigo (refiriéndose especialmente a los escogidos) en su granero y quemará la paja (tratándose de los pecadores) en el fuego inextinguible». Asimismo la antigüedad pagana referida a la griega y latina, señalan de igual forma al pueblo hebreo, sobre un infierno de fuego y de oscuridad y tinieblas que denominan «el tártaro».

En cuanto a esto podemos mencionar la cita del propio Platón, la cual fue instruida por Sócrates, como su maestro, la cual expresa: «Los impíos que desprecian las santas leyes son arrojado en el tártaro para no salir de él jamás y para que sufran en ese sitio tormentos horribles y eternos».

Igualmente expresa: «deben aceptarse como verdaderas las costumbres de la antigüedad y sagradas, que nos muestran que, luego de la vida actual, el alma es juzgada y castigada de forma drástica, si ésta no ha vivido de forma correcta”. Los filósofos Aristóteles, Séneca y el propio Cicerón, señalan sobre estas mismas tradiciones que muchas veces se pierden en la noche y el tiempo.

Homero y Virgilio las han identificado con colores de sus inmortales poesías. Las personas que hayan tenido la oportunidad de leer el relato del descendimiento de Eneo al infierno, podrá haberse dado cuenta que se identifica con la denominación de «Tártaro», de «Plutón».

Conseguimos las verdades reales y primitivas desarregladas, es verdad, pero igualmente están conservadas por el paganismo: «los suplicios de las almas malas son eternas en él»: y uno de ellos nos es planteado como «eternamente» fijado en el infierno.

Esto mismo ha sucedido durante todos los tiempos, incluso hasta en los más modernos, en ellos vemos la creencia del infierno en los pueblos, en los indios salvajes de América, en África y Oceanía. El paganismo de la India y Persia todavía guardan impresiones patentes del mismo. Existen creencias de la existencia del infierno de acuerdo a los dogmas del Cisma, el Protestantismo e inclusive el mahometismo.

Debido a esto se hace imposible que tal creencia sea universal, que lo hayan aceptado los filósofos más escépticos, como es el caso de Bayle y su hermano en la práctica del volterianismo e impiedad.

Igualmente Bolingbroke que señala de forma determinante: «la doctrina de un estado futuro de recompensa y de castigos es absolutamente universal. Ella se derrama en las tinieblas del antepasado, y precede absolutamente todo lo que sabemos de cierto».

Si la ideología de los pueblos, es reconocer que el infierno si existe, este pensamiento maravilloso es parte del tesoro de las realidades universales, que pasan a ser luz para la propia humanidad. Entonces podemos decir que ninguna persona sensata puede colocar en duda el pensamiento de locura, ignorancia y estupidez, de la existencia o no del infierno.

«la creencia en que existe un tormento eterno suele ser opuesta a la razón o ideología sobre no creer en la eternidad del infierno».

El mejor argumento de la eternidad de las penas del Infierno

Tal como se expresó anteriormente, son variadas las experiencias que los propios teólogos nos enseñan en cuanto al establecimiento de la racionalidad que deben ser las penas del infierno de manera eterna. Sin embargo el argumento más determinante, sencillo y el mejor que define el mismo son las propias enseñanzas de Jesucristo en cuanto a este respecto.

Si el propio Jesucristo nos muestra la posibilidad de existencia del infierno, todos los creyentes en Jesucristo, deberán creer y aceptar que sí existe un infierno, estén de acuerdo o no con tal doctrina.

Tal aseveración la ven pocos creyentes, los cuales asumen la ideología de no creer en el infierno. Por tal motivo no es extraño escucharles aseverar su negación de culpa y manteniendo frases como «no existe el infierno, ya que Cristo nunca nos habló de él».

Sin embargo cuando se les da a conocer la prueba que tal pensamiento no es totalmente exacto, que el propio Jesús sí habló de ello en diversas oportunidades y de manera clara, se escudan en una mala fe, pretendiendo hablar de el infierno de manera metafórica, en sentido figurado o que no lo hacía con el único propósito de apartarnos de lo malo, con una teoría que para ellos no existe.

Si el infierno no existiera tal como piensan algunas personas, y mantienen esa ideología totalmente errada, que piensan que el propio Jesús mintió sobre ello. Podemos hacernos la siguiente interrogante: ¿con qué objeto Jesucristo se esmero en que los pecadores se aparten de las malas acciones o actitudes que conllevan al propio pecado?

¡Cómo se evidencia la fe negativa e igualmente la ignorancia de quien lo asegura. Ello debe llevar a esas personas a pensar que no se trata sino de una doctrina o enseñanza católica, la cual es mostrada por San Pablo, y la cual dice que no deben practicarse actitudes malas con el fin de que resulten buenas!.

La forma más adecuada de hacerles entender tal ideología a las personas que sostienen que Jesús jamás habló del infierno o que lo hizo de una manera figurada, se trata de mostrar los distintos textos en los cuales se pueden ver las palabras mismas del propio Jesucristo en cuanto a ello; así como de ciertas doctrinas, como la presencia verdadera en la Eucaristía, y la Supremacía de San Pedro.

Jesucristo habla con tanta claridad como del infierno, tal vez no existe otra forma que sea tan repetitiva, ya que vemos en los Evangelios catorce enumeraciones del propio Señor Jesucristo en relación con este tema, y las cuales mencionamos a continuación:

1-) Si tu mano o pie te hacen ocasionar escándalo, échalos fuera de ti; ya que más te valdría entrar a la vida eterna cojo, manco, que tener los dos pies o manos y ser arrojado al infierno o fuego eterno. igualmente si tu ojo suele ser causal de escándalo para ti, mejor será que lo saques y lo lances lejos de ti; ya que es mejor que entres a la vida eterna con un solo, que tener los dos y ser lanzado al fuego eterno del infierno.

2-) Cuando sea el fin del mundo el Hijo del Hombre enviará a los Ángeles y eliminará de su reinado a los que hacen escándalos y hacen maldad u obran erradamente y serán lanzados al horno del fuego: en éste lugar será el llanto y el crujir de dientes.

3-) Luego de la explicación por parte del propio Jesús de cómo será la venida de él y el juicio de los buenos y malos, manifiesta igualmente que se dirigirá a ambas partes y dirá: apartaos de mi malditos: id al fuego eterno y agrega: éstos irán al castigo eterno.

4-) De igual forma se señala: si tu mano te es causal de escándalo; córtatela, es más favorable que llegues a la vida eterna con una sola que con las dos manos y ser lanzado al fuego eterno del infierno, dentro del fuego que no se extingue; en donde el gusano no fallece y el fuego no se apaga.

5-) Y no tengan temor de los que únicamente pueden matarlos en el cuerpo, sino que por el contrario matan el «el alma»; sientan temor solamente a quien puede lanzarlos en cuerpo y alma en el fuego eterno o infierno.

6-) Murió un rico y fue arrojado al infierno. Y cuando se encontraba en él, abriendo los ojos grandemente observó de lejos a Abraham y Lázaro en su seno. Y en ese momento pidió: «Padre Abraham ten misericordia de mi y envía a Lázaro que moje su dedo en agua y venga a mojarme la lengua para refrescarme, ya que me encuentro preso en estas llamas de fuego eterno.

7-) Se determina que el que se moleste con su propio hermano será reo de juicio. Asimismo el que diga a su hermano «raca», lo cual es una ofensa enorme; será preso del fuego del infierno.

😎 Debemos observar y estudiar igualmente Mateo VIII-11-12; Mateo XXII 11-13; Mateo VII-19; Juan IV-5-6.

9-) ¿Qué podría criticarse con la buena fe sobre esto? Si el propio Jesucristo h expresado en términos claros. Debemos pensar que lo pudo hacer en forma concreta o figurada? Pero debemos ver que no fue de ésta manera ya que los Apóstoles, siendo los encargados de las doctrinas de Jesucristo, nos hablan de forma insistentemente del fuego y sus llamas eternas, de tal manera, que está muy lejano de que puedan entenderlo de forma figurada.

10-) Podemos citar algunas de las palabras del Apóstol San Pedro en cuanto a ello, donde expresa: «los malvados compartirán el castigo de los ángeles rebeldes, que el Señor ha lanzado en los fondos del infierno, en los sufrimientos del llamado tártaro».

11-) San Pablo les escribe a los cristianos de Tesalónica, hablándoles del juicio último, que el Hijo de Dios «sacará venganza de las flamas del fuego de los impíos que no han querido reconocer a Dios y que no obedecieron el Evangelio de N. S. Jesucristo; tendrán que sufrir las penas eternas lejos del rostro de Dios».

12-) San Juan nos habla del infierno y de sus fuegos eternos. Refiriéndose al Anticristo y a su falso profeta, dice: «serán arrojados vivos en el abismo abrasado de fuego y de azufre para ser ahí atormentados día y noche por los siglos de los siglos».

13-) En fin, el Apóstol San Judas nos habla a su vez del infierno mostrándonos los demonios y los condenados «encadenados por la eternidad en las tinieblas y sufriendo las penas del fuego eterno».

14-) Ver también entre otras muchas las citas siguientes: Hebreos X, 26-27; Apocalipsis XIV, 10-11; XX, 9-10; XX, 15; XXI, 3.

Como vemos y posterior a estas doctrinas que suelen ser tan transparentes y claras, podemos observar que no puede negarse el infierno sin que se niegue al propio Jesucristo; y por ello la propia Iglesia Católica, nos muestra la eternidad de las culpas y el fuego del infierno como dogma referida desde los tiempos de apostolado, se dejó impreso en el Credo, en el cual se expresa:

«creo en la vida perdurable», o lo que es lo mismo, creo en otra vida que será eterna e inmortal; mortal para las personas buenas y eterna en cuanto a la bienaventuranza del Paraíso y para las personas de actuación mala, inmortal y eterna en cuanto a los castigos del infierno, tal como claramente se observa antes del año 429, en el Credo de San Atanasio y el cual reza:

«… a cuya llegada de Jesús en el día del juicio; todos los hombres tienen que resucitar en cuerpo y explicar sus actos. Y los que actuaron correctamente irán a la vida eterna, y los que actuaron mal, irán al fuego eterno. Esta sería la fe católica real con la que si no se cree fiel y de forma firme no puede haber salvación».

Sí se asegura que esta es la fe católica, si se cree realmente en el infierno, tal como lo manda la Iglesia Católica, igualmente es de fe, que el que niega esta ideología, no se deberá tener por católico, ya que de la misma manera estaría incurriendo en excomunión y pasa a ser considerado un mismo hereje.

¿Cómo se puede aceptar que siendo Dios un espíritu tan puro y bueno, haya creado el Infierno?

Este tipo de razonamiento igualmente puede acarrear otro tipo de formas o ideas, tales como: «Dios es demasiado bueno para condenarme». A continuación vamos a detallar y hacer algunas críticas en cuanto a este tipo de creencias o ideologías que suelen ser comunes o usuales y que buscan con todo poner en duda la existencia del infierno con varios pretextos para tal fin.

Las personas que difieren de la existencia del infierno no suele ser compatible con la bondad de Dios. Este tipo de personas poseen un concepto totalmente errado de la bondad, ya que se tiene una noción real o verdadera, y así observar que Dios debido a que es infinitamente bondadoso y bueno habría sido el creador del infierno.

En relación a esto las personas que suelen ver como incompatible la bondad de Dios y la creación del infierno, tienen conocimiento del concepto de bondad de una forma errada, ya que creen que la misma se trata de pasar por todo.

Igualmente creen que la bondad real es comparada con la de una madre amorosa o consentidora, que hace que las actuaciones del hijo mimado, sean malas o perjudiciales para el mismo, lo apaña o disculpa y llega hasta a aplaudir sus actuaciones, en vez de ser lo contrario de castigarlo y reprenderlo.

Cuando se trata de una bondad real y verdadera, lo que solicita es justicia ante todo, o sea dar a cada persona según el comportamiento que tenga de sus actuaciones; a las buenas premios, a las malas castigo, y premio y castigo; el cual es creado de acuerdo a la bondad o maldad de las actuaciones en la vida.

Por todo esto Dios, que vemos que es divinamente justo, concede como castigo a una actuación determinada cuya maldad no posee límites, un castigo absoluto.

Si se habla de la bondad de Dios Padre, su misericordia infinita, éstas son manifiestas no a expensas de la justicia infinita, sino dando al pecador arrepentido el perdón que necesita y concediéndole las veces que reincida y se arrepienta, aún siendo grave la falta que haya cometido.

Por ello para poder perdonarlo el propio Jesús tuvo que pagar por el pecador, todo lo cual hizo haciéndose hombre y pasando por muy duras pruebas y tormentos. Jesús vino a este mundo a alertarnos de la existencia del infierno, así como a darnos doctrinas para que nos libremos de él.

Igualmente instituyó la Iglesia para que todo el tiempo este recordando a sus integrantes las enseñanzas de Jesús. Por ello debemos pensar: ¿qué más podía hacer por el hombre una bondad infinita?

Sin embargo si después de todo no hacemos caso a las propias doctrinas de Jesús, si no nos arrepentimos de los pecados que cometemos ni aceptamos el perdón que nos brinda, debemos pensar¿va Dios a la fuerza a perdonarnos?.

Perdonar a quien no acepta sus errores o faltas, a aquellos que no se arrepienten de corazón de las mismas, a los que no quieren ser perdonados realmente; ello no es bondad, es solo injusticia, y tal vez más estupidez absoluta ajena de un individuo racional como es el propio hombre, y absurdo totalmente suponiéndola en Dios.

En cuanto al mismo tema afloran los sentimientos negadores del infierno y de esta forma aceptan este otro pretexto u objeción.

Otro pensamiento es que si un padre, siendo humano y lleno de imperfecciones jamás castiga con pena de muerte a ningún hijo, entonces:¿cómo se puede aceptar que Dios Padre, es dueño de la bondad, la perfección infinita, que nos profesa su gran amor de forma infinita, aún más de lo que nos profesa nuestro padre biológico, y que puede castigarnos con el infierno, siendo éste superior y peor a la muerte?.

Viendo la ligereza de esta objeción, podemos ver que no es difícil, sólo considerándola un poco con lógica y estudio minucioso. En este sentido vemos que las dos pagas que se mencionan no corresponden, ya que el padre no tiene potestad de dar castigo al hijo debido a la mala actuación con la muerte, por el contrario Dios, presenta todo tipo de derecho sobre las criaturas de su creación.

Debemos entender que el castigo que los padres dan a los hijos si llegan al máximo, de tratarse la falta grave del mismo. Asimismo veremos que un padre que sea consciente no correrá a su hijo de la casa por el simple hecho de haber regresado con algunas copas de más, sin embargo existen faltas que requieren eso y mucho más.

Si ponemos como ejemplo el caso de un hijo que sea desobediente, y a pesar de los consejos o represiones y castigos de su padre, suele ser desobediente, irrespetuoso, borracho, criminal, fornicario, se trasnocha y en pocas palabras lleva una actitud indeseada, o llega al caso de abusar de un pariente como su hermanita de 8 años, y por medio de ello le es ocasionada la muerte, esto no puede ser permitido, y el mismo aparecerá en diarios en la sección de color rojo de los periódicos.

El padre estará consciente de ello y le llamará su atención, y el padre en vez de arreglar su actitud y ver en él verdadero arrepentimiento, éste hijo se enfrenta de frente a su propio padre, lo insulta, ofende e incluso lo abofetea; debemos preguntarnos: ¿no es indudable que el propio padre, a pesar de su actitud y de que sea bueno y que le tenga cariño a su hijo, lo corra de la casa? y aparte de todas las actitudes no sea suficiente sino que lo   maldiga.

De acuerdo a lo anterior vemos que justamente esto es lo que hace Dios con cada uno de los pecadores no arrepentidos, y que a pesar de que conoce que Dios hizo a la humanidad entera y dio la vida por cada uno de sus hijos, lo desprecia y no acepta su ley y por consiguiente vive en corrupción y ofende y niega a su vez y hace burlas de él y de todo lo que ha creado, aún reniega en la hora de la muerte y de esta forma muere renegando de él y así muere con su pecado adjunto.

Dios en cuanto al parecido del padre del ejemplo anterior, le determina: «apártate de mí maldito, ve al fuego eterno», este gran fallo, que no solamente es el brillo de la justicia de Dios sino asimismo el de la bondad extrema. Aún los que niegan al infierno, pretenden predicar otras ideologías contrarias del mismo tipo. De todas estas resaltaremos un de las últimas, la misma es la siguiente:

El propio Dios ya sabe quienes serán los condenados. Entonces ¿por qué pues los crea?. Esta traba está criticada con la grandeza requerida contenido en el Folleto E.V.C. No. 53 y por tal razón la mencionamos muy resumida y de forma breve.

Dios crea a la humanidad entera de acuerdo a su eterna bienaventuranza, y les concede los medios necesarios para que la logren. Ellos tienen la libertad de aprovechamiento de los medios, si por el contrario no los aprovechan se pierden y solamente es su consecuencia.

Dios aplica muy bellas y sabias razones para aceptar el mal que practican las personas que son malas del mundo, ya que ellos son causal de enormes méritos, en cuanto a los buenos que son escandalizados y acosados por las personas malas. Como todos sabemos que Dios no permite el mal, y por ello eliminaría a los buenos la oportunidad de tener méritos por culpa de los malos, todo lo cual se trata de una total injusticia.

Aparte él concede a las almas dañinas la oportunidad de arrepentimiento, si tales almas no lo aprovechan, la culpa es total y absoluta de ellos, nunca de Dios. En cuanto a esto así como en otro contexto de tipo espiritual, se ven algunas contrariedades en cuanto a tiempo y estudio, con el propósito de investigar y que no de forma fácil se puede ver que no hay conocimientos amplios en relación a la religión.

Concepto de la Iglesia Católica sobre el Infierno

Hablar del horror del infierno a las personas que no tienen ni remota idea de la magnificencia de Dios, y que se den cuenta que si se alejan de él sería un tremendo error y estarían a riesgo de perderse en el sufrimiento del infierno mismo de acuerdo a las malas actuaciones que tengamos en nuestra vida. Estas ideologías de este tipo de personas es difícil de que sean cambiadas en un solo momento.

En relación a ello hay autores y predicadores que han tenido la necesidad de llevar a las grandes masas las ideas de lo horroroso de los castigos del infierno, de hecho acuden a representaciones materiales, tratando de que con ellas tengan un poco más claras las ideas y de esta forma conversan de una forma figurada.

A pesar de sus buenas intenciones, no siempre resultan algunos cuentos fantasiosos y muchas veces de tipo grotesco, que se mal interpreta y suelen causa una visión negativa en algunas personas cultas y con buen sentido. Todo lo cual hace que crean en la real doctrina de la Iglesia, aún no teniendo la institución divina y el concepto que merece, y piensan de la misma que es necia.

Por tal motivo los autores y predicadores manifiestan de manera formal y figurada, es muy lejano que sea la verdadera doctrina del catolicismo en cuanto al infierno, la que está concentrada en las palabras del propio Jesucristo, las cuales ya mencionamos anteriormente y que son: Apartaos de Mí, malditos, id al fuego eterno.

Sólo bastará adentrarse en estas palabras tan duras para poseer la verdadera doctrina de la Iglesia Católica en relación al tema del infierno. Existen infinidad de libros y pueden continuar escribiéndose en relación a ello. En esta oportunidad las desglosamos de forma breve para que el lector las tenga de forma clara.

Apartaos de mi: En esta palabra se puede denotar el sufrimiento absoluto del infierno: se trata del alejamiento de Dios, o su pérdida. Pena que los propios teólogos y estudiosos de la materia denominan daño ya que esto en latín se denomina damnum.

Cuando se vive en estado de gracia y se cultiva el amor de Dios, podremos tener la idea, sin embargo lejos aún del significado de esta pena; no de esta manera quien vive en pecado, lejanos de un Dios maravilloso y amoroso a quien no conoce, al que no profesa amor verdadero, y de quien no se interesa y no tiene intención de considerar y conocer.

Luego del proceso de la muerte, el pecador abre los ojos del espíritu a la nueva vida, y observa el bien soberano que tiene que ver con la sociedad directa con Dios; y esto hace que se de cuenta que esto es lo que conlleva a la verdadera felicidad, y no a la felicidad que se espera en la tierra, ya que no es humana sino se trata de la felicidad de Dios. Igualmente observa que esta felicidad infinita y eterna ha sido perdida de manera total y eterna.

 

Quien haya sentido la pena de por una torpeza, por un descuido haber perdido la ocasión de hacer un gran negocio, de salvar la vida de un ser querido, de haber perdido la oportunidad de casarse con alguien de quien estaba profundamente enamorado, podrá darse  idea de la pena infinita que tendrán los condenados al darse cuenta  que, por lo que no valía la pena, por lo que no valía nada, lo perdieron todo, perdieron eternamente la felicidad de Dios.

Malditos: En estas palabras podemos ver que no únicamente existe separación o alejamiento sino existe maldición de Dios mismo. Dios rechaza al réprobo (ser maldecido de Dios). Por muy malvado que sea, cualquiera  debería sentir horror, de sólo imaginarse que es maldecido por su padre. Peor es sentirnos maldecidos por Dios.

Del propio poder infinito, y por ello esta maldición se adentra en el alma del propio réprobo, ello sucede y penetra el cuerpo en el propio día de la resurrección a nivel de los poros y recorriendo la sangre e invadiendo las entrañas hasta llegar a la médula de los propios huesos.

El propio Cristo que amó tanto a los malvados y tuvieron oportunidad de arrepentirse en esta vida, ese Dios que los amó por sobre todo y él siendo Dios se hizo hombre por todos, murió por todos, se hizo pan; ha dejado de profesar amor al réprobo que muere en pecado. ¿Se podrá aceptar pena mayor que el haber dejado de ser amado por Jesucristo y por Dios?

Id al fuego eterno: en cuanto a esto podemos decir: aparte de las penas ya expuestas, las cuales son de tipo espiritual, el pecador o condenado tendrá que padecer una pena que los teólogos la llaman, de sentido, ya que la misma se produce por un elemento sensible como es el propio fuego.

Tal pena ya existe en las almas que mueren y están separadas del cuerpo, tal como existe con los Ángeles caídos, ya que posterior al día del juicio el cuerpo estará unido al alma y allí alcanzará toda la intensidad.

Debemos preguntarnos ¿en qué consiste la pena de sentido? En cuanto a ésta trata de diversidad de cosas, sin embargo el principal sentido es el tormento del fuego. Esto no puede ser motivo de duda ya que el propio Jesús lo dice perfectamente claro: Id al fuego eterno, con todas sus letras.

¿Cómo será este fuego? La Iglesia no determina sobre este tema, sin embargo no se trata de un fuego falso o metafórico. Las propias palabras de Jesús lo señalan y son claras y determinantes en cuanto a ello, que no podría pensarse que sea algo falso o metafórico.

Entonces ello nos lleva a pensar que en efecto se trata de un fuego real, sin embargo podría ser que no sea igual al fuego que vemos normalmente, ya que el fuego del infierno quema el alma y el fuego que conocemos en esta vida es un poco más sutil en cuanto a algunos temas bíblicos. No quema el alma, y menos si se encuentra separada del cuerpo.

Esto debido a que el fuego que conocemos consume lo que agarra y el del infierno no consume ni siquiera el alma del pecador; ni tampoco el cuerpo resucitado del mismo. De modo que al momento de la resurrección de los cuerpos poseerán facultades que no concuerdan con el fuego que vemos normalmente.

Sin embargo debemos de creer que los condenados tendrán en el infierno los sufrimientos iguales o de forma más intensa que los que se producen en la vida terrenal y cuando no comprendemos bien esto, no tiene que ser razón lógica para que no creamos en ello. Ya que una cosa es que conozcamos de forma precisa la verdad de algo en particular y que lo lleguemos a comprender.

Debemos decir igualmente que la pena del fuego no se trata de la única que padecerán los condenados, existen otras que se establecen en la Biblia, y que estas las denomina hielo, agua, gusano inmortal, inmundicias, lago de azufre, así como otras que nos tienen sentido metafóricos, podría verse como la compañía particular de Satanás y los demás demonios, así como de los criminales, todo lo cual será para los condenados más causales de tormento y lejanía de las cosas buenas, como la luz de Dios, el reposo, el sentimiento de satisfacción de todo lo que es el bien.

Desigualdad de las penas del Infierno

Aparte de todo debemos tener presente que si las penas de los pecadores son de denominación eternas, igualmente son desiguales de acuerdo a la intensidad, tal como se expresa en las propias palabras de San Pablo, que señala: «Dios dará a cada quien según sus obras». (Esto se establece en Romanos 11-6).

Existen entonces en el infierno diferentes grados de tormentos para las distintas clases de culpa de los condenados, siendo la pena de acuerdo al tipo y gravedad de las faltas que haya cometido.

En el infierno existirán pecadores o condenados que padezcan mucho más que los otros, y es descabellado mantener que cuando están en pecado mortal, no se debe cuidar la multiplicación de las faltas, ya que éste tipo de pecado que no se perdona en la vida terrenal, tiene su castigo para siempre posterior a la muerte.

Sitio del Infierno

La Iglesia no define si el infierno es un sitio o tal vez es el propio estado desfavorable en que están los sufrientes. Sin embargo el sentido general es que el infierno suele ser las dos cosas juntas. ¿Dónde se encuentra? esto es lo menos importante.

En tiempos anteriores cuando se creía que la tierra era redonda, ésta creencia es compartida por los teólogos, y pensaban que el infierno estaba debajo de la tierra, otros sostenían que estaba dentro o en su interior; sin embargo sostenemos que esta ideología está muy lejana de ser real y definida.

¿Cómo será posible que exista un pecado mortal para la condenación eterna?

No es extraño que  personas que viven lejos de Dios piensen de esa manera. Los ignorantes no saben los parámetros que se necesitan para que un pecado sea mortal, por tanto la malicia del mismo no la conocen.

Un pecado mortal es una ofensa grave, que se hace a Dios, voluntaria y conscientemente

Cuando las personas se dan de cuenta de que el pecado mortal es ofensa grave a Dios, pensara que no bastará solamente el pecado mortal para condenarse, ya que ¿cómo va a perdonar Dios a quien de forma voluntaria y estando en total cuenta de lo que está haciendo, ofende a Dios de forma grave?.

Sin embargo, debemos decir si la persona se arrepiente de verdad de corazón, Dios, que es verdaderamente bondadoso e infinitamente bueno, lo perdona. Si por el contrario no se arrepiente y no acepta a Dios de ninguna forma y muere con esta actitud; ¿cómo no va a ir al infierno?.

Aparte de ello el pecado de tipo mortal para que sea cometido, el alejamiento de Dios, así como la enemistad del mismo, aunque no se haya llegado a cometer, quien lo haga merecerá la lejanía de Dios de forma eterna, o simplemente el infierno como tal.

Sería descabellado pensar que alguna persona viva en amistad con Dios, en gracia con él, y que dicha persona cometa de manera ratificada pecado mortal. De una vez que caiga en el pecado mortal, esto puede suceder de forma no voluntaria, cometerá falta grave, confundido por el apetito de lo material, sin embargo será de cierta forma contra su voluntad y posteriormente de hacerlo se arrepiente totalmente de haberlo cometido.

En realidad puede decirse que, quien habitualmente está en estado de gracia, se sentirá arrepentido antes de cometer un pecado grave, al estarlo cometiendo y después de haberlo cometido. De esta forma si cometen un pecado mortal y lo aceptan, estaremos ante un alma realmente perversa y que merece de manera total el sufrimiento del infierno.

El hombre es un ser con absoluta libertad, y puede por medio de tal libertad hacer mal uso de ella, negando lo más real, incluso la existencia de Dios mismo; sin embargo existe algo que jamás podrá negarse por muy renuente que este y es la muerte. De ninguna forma podrá tener duda de la existencia de otra vida.

Debemos tener la idea clara que Dios nos creó para que seamos felices de manera eterna; ello a través de los méritos de la gracia y redención ya que con ello alcanzamos el cielo, y nos recompensa en un cien por ciento, de nuestras obras buenas, sin embargo nunca nos envía al infierno.

Nosotros mismos con la libertad o libre decisión elegimos el bien o el mal, y por medio de tal decisión nos labramos el destino eterno; que no es sino el pensamiento lógico de nuestra propia actuación en la vida. Las personas que niegan el infierno sostienen: como es posible que por el pecado de un momento, sean castigados los condenados con tormentos eternos.

Debemos decir y afirmar que sí es justo, ya que para que el pecado pueda ser castigado con tormento y sufrimiento, es necesario que tal pecado tenga la característica de ser mortal y al morirse sin arrepentimiento del mismo; si se tiene un pecado mortal y no hay arrepentimiento, quiere decir que el espíritu del condenado está en enemistad con Dios, y por tal razón merece el infierno.

Como ejemplo podemos ver que esto podría ser como cuando se solicita un trabajo de tipo vitalicio, y la persona que tiene que pasar un examen previo, pensaría: ¡cómo es posible que sea privado de este empleo por toda la vida, eso sería injusto, solamente por no saber contestar algunas interrogantes! no fue sólo el tiempo de duración del examen lo que hizo que lo privara del empleo sino la actitud de ineptitud para ejercer tal función.

Juzgando también con la misma falta de lógica, un asesino podría decir: ¿cómo va a ser justo que por una falta de un segundo de tiempo, pues no tardé más en darle la puñalada al difunto, se me condene a muerte, castigándome eternamente, pues no volveré nunca a recuperar la vida?

Más objeciones

No terminaríamos jamás si tratamos de criticar los razonamientos que se hacen en cuanto a la veracidad del infierno, las personas que las niegan, sin embargo criticaremos las siguientes:

¿Podrá Dios perdonar al alma posterior al proceso de expiación?

Dios perdona al ser interno siempre que haya arrepentimiento de corazón; sin embargo en el infierno no existe el arrepentimiento. Dios concede a cada alma tiempo para arrepentirse. La propia muerte lleva al alma hacia el estado en que la encuentra, como dice la palabra en cuanto a esto: «hacia el lado que el árbol cayere ahí quedará».

Aún cuando Jesucristo dijo: Apartaos de mí malditos, id al fuego eterno, esto prueba que el fuego del infierno es de índole eterno. Sin embargo a diferencia los condenados no tendrán que sufrir en él de forma eterna; igualmente que digamos que un alpinista se dirige a las nieves eternas de los volcanes, esto no quiere decir que el mismo quedará constantemente allí.

A veces se incita la inteligencia de los enemigos de la eternidad del infierno. Bastará tener presente los textos de las propias escrituras, específicamente los Evangelios, pero basta considerar los textos de los Evangelios, con un poco de estar al pendiente, a los fines que sus mentiras no se tengan presente. De modo que en cuanto a esto será suficiente leer el párrafo donde se especifica la cita y finaliza diciendo: «e irán estos al eterno suplicio».

Existen otra cantidad de textos de la Biblia que nos muestran lo mismo y que no permiten que exista duda al respecto. Las Escrituras muestran igualmente el tema del tiempo que duran las penas de los condenados a diferencia de la gloria de los justos, jamás se ha puesto en duda lo eterno de la Gloria.

Qué sabemos en cuanto a la condenación o no de las almas

Es dogma de la propia Iglesia Católica, la cual no nos permite estar totalmente en claridad del tema sobre las personas que han muerto en pecado y se hayan ido al infierno.

Todos sabemos que las personas que mueren en pecado mortal, sin que exista arrepentimiento previo, va de forma directa al mismo infierno, sin embargo no es fácil poder pensar si las personas que han pecado de forma grave, lo puede haber hecho consciente de ello y con libertad total.

Igualmente tampoco podemos saber si la gracia divina tocó o no al pecador en el momento de su muerte, no se puede saber con precisión si en ese momento de la muerte se arrepintió o regreso a la creencia de Dios de forma sincera.

De acuerdo a lo ya explicado, podemos ver dos situaciones a saber:

lº No se debe conceder negación a las oraciones, sacrificios, sufragios, así como tampoco a las obras de buen sentido humano y de forma general, sobre personas que podamos tener idea que estén en el infierno.

2º Tampoco se podrá concebir la idea de cuántos condenados existan en el lugar. Existen personas que piensan que son justas y envían a todos al infierno, y asimismo existen otras que pensando en que son buenas y caritativas, los envían al cielo.

La Iglesia, cuando canoniza a un Santo, determina que el alma de éste ha pasado ya en el paraíso, jamás se ha declarado cuál especialmente esté en el infierno o que cantidad, excepto Judas, ya que Jesucristo dijo: mas le valiera no haber nacido.

Asimismo, si no conocemos con exactitud la verdad de los que están en el infierno, si podemos tener conocimiento de los que van camino de él. Y sabemos que van por ese camino, debido a que se niegan a alejarse del pecado, que no se cuidan de mantenerse en gracia de Dios. En cuanto a esto mencionaremos los siguientes:

-Los que van hacia el infierno, sabemos que son los que no aceptan la existencia del infierno, ya que no creen y no tienen preocupación alguna por evitar esta incredulidad. Entonces pensamos: ¿Cómo podrán librarse de él?

-Los que causan problemas o alborotos, generalmente si tienen autoridad y ejercen la misma con abuso con el fin de que sus subordinados del mal, emplean violencia, seducción o practican el abuso de ellos con el fin de quitar de ellos la fe principalmente a los pobres que son incrédulos de la religión.

A este tipo de personas que son considerados corruptores públicos, suele aplicarse el gran texto bíblico y la palabra de Jesús plasmada en ella, la cual reza: Ay de ustedes que recorren la tierra y mares con el fin de hacer un fanático y cuando lo han ganado, hacen de él un hijo del infierno dos veces peor que ustedes mismos.

Tanto los protestantes, teósofos, espiritistas, testigos de Jehová, los que hacen propaganda de la vida no personal, así como los masones; todos hacen correr sus equivocaciones por medio de un celo digno de una causa mejor.

-Dentro de este grupo se encuentran igualmente los publicistas, profesores de ateísmo de la herejía, igualmente están dentro los escritores que no tienen fe ni conciencia, ellos mienten día a día de forma consciente, levantan calumnias, blasfeman y todo lo que tiene que ver con lo que se identifica el padre de la mentira para dañar almas y así insultar a Jesucristo.

-Igualmente van hacia el camino del Infierno, los sectarios que practican la francmasonería que realizan voto, de juntarse al demonio; y ejecutando el juramento de vida y muerte fuera de la Iglesia misma, sin sacramento de confesión, ni otros sacramentos, sin la presencia de Jesucristo y por lógica en contra de él.

-Las personas que no comparten que el matrimonio es un sacramento que no se puede romper y se divorcian con el propósito de volver a unirse con otras nupcias; se tratan de hipócritas que practican concubinato, tal como es el matrimonio de las personas que contraen matrimonio con una que ha sido divorciada.

Igualmente el de aquellos que no están casados por la Iglesia, y se hacen llamar casados o practican la vida en común de casados.

-Los que tienen sentimiento de orgullo y que por tal motivo  rechazan o desprecian a otros y les arrojan sin sentir pizca de piedad la primera piedra. Este tipo de personas igualmente se conseguirán con personas igualmente duros de corazón; si no llegan a convertirse en el momento de su muerte, un juicio inclemente.

-Las personas egoístas, ricos de mala intención, los ahogados en lujos y sensualidad, no tienen pensamientos sino de satisfacción de sus propios deseos nada ordenados en cuanto al placer y se olvidan de las personas pobres y humildes. Como ejemplo de esto vemos al rico malo que nos muestra el Evangelio, el cual Dios mismo ha dicho: fue arrojado al infierno.

-Los avaros quienes solo tratan de tener mucho dinero y se olvidan de Jesús y de la eternidad.

Este tipo de personas que se conocen como metalizados, y que a través de negocios de dudosa procedencia, y que por medio de las injusticias que se acumulan por causa de negocios sucios, a través de compra de algunos bienes a la Iglesia y de «buscas», han logrado hacer fortuna, bien de gran tamaño o pequeño; sobre pedestales que Dios no aprueba.

En cuanto a este tipo de personas está determinado que no poseerán el Reino del Cielo.

-igualmente las personas voluptuosas son las que viven de manera tranquila, sin que existan arrepentimientos, en cuanto a las consecuencias deshonestas, y se entregan a las pasiones sin tener otro Dios que su vientre y terminan por no tener conocimiento de otra felicidad que lo material y los placeres de los sentidos.

-En cuanto a las almas mundanas, frías, aquellas que no piensan más que en la diversión, en pasar el tiempo de manera local, las personas honradas de acuerdo al mundo y las cuales se olvidan de la oración y del servicio de Dios e igualmente viven sin ningún tipo de sacramentos. Estas personas nos tienen ningún tipo de preocupación de acuerdo a la vida cristiana, no piensan ni siquiera en su alma, viven en pecado mortal y la luz de la conciencia se extingue y en cuanto a esto no tienen ningún tipo de remordimiento o inquietud.

Si Jesucristo viniera en cualquier momento tal como el mismo Jesús lo ha dicho, se escucharía la horrible respuesta que determina el propio Evangelio a las vírgenes locas: yo no os conozco ¡Desgraciado el hombre que no tiene bien puesto el traje nupcial!.

El juez supremo que es Jesús en este caso, dará la orden a los ángeles que tomen al servidor que no es útil, en su momento de muerte, para ser lanzado por pies y manos al abismo de las tinieblas o mejor dicho al infierno.

-Igualmente al infierno van las conciencias falsas y equivocadas y esto los lleva a comuniones y confesiones con síntomas de sacrilegio. Y así «comen y beben su propia condenación»; ello de acuerdo a la frase dura de San Pablo.

Igualmente se ven en este caso las personas que abusan de la gracia de Dios y por medio de ella consiguen la manera de ser malos aún en los momentos más santificantes. De igual manera los que están provistos de odio, rechazan el perdón.

Estas tristes personas van camino al infierno. De manera positiva y de suerte aún no han llegado a él. Ojalá y deseamos de todo corazón que antes se arrepientan de corazón y se conviertan en personas humildes y entiendan esto, y así eviten quemarse eternamente en las llamas consumidoras del infierno.

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