Obras de Misericordia Corporales Cristianas

En el artículo de hoy, te explicaremos Cuáles son las Obras de Misericordia Corporales Cristianas, especificando y explicando en qué consiste cada una de ellas y de donde provienen. También mencionaremos cuáles son las obras de la misericordia espirituales y te enseñaremos distintas maneras de ejecutarlas.

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¿Qué son las Obras de la Misericordia?

Las obras de la misericordia son acciones que podemos realizar para ayudar al prójimo. Es una manera de llevar nuestra fe a la acción, ya que estos gestos son la base y arma fundamental que debe acompañar la vida de cada cristiano. Por otro lado, es la mejor forma que tenemos para demostrarle a Cristo nuestra fe y que seguimos el camino que él nos indico para alcanzar la salvación y la gloria eterna. Estas acciones que realizamos se dividen en dos grupos según la dimensión de las personas que están destinadas a ayudar. Es decir: podemos encontrar obras destinadas a ayudar las necesidades corporales y otras que buscan aliviar las necesidades espirituales.

Ya en los textos bíblicos encontramos muchas referencias sobre las obras de la misericordia, pero quizás una de las más representativas sea la narración realizada por San Mateo sobre juicio final (25;31-16) donde expone cada una de las obras de la misericordia corporal. Este fragmento de la biblia dice lo siguiente:

«Cuando llegue el hijo del hombre rodeado de su gloria y acompañado por todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria. Entonces se reunirán ante él todas las naciones, y él apartará a los unos de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los cabritos, pondrá a las ovejas a su derecha y los cabritos a su izquierda. Luego le dirá el rey a los que se encuentran a la derecha:

– Vengan, benditos de mi padre; tomen posesión del reino que ha sido preparado para ustedes desde que fue creado el mundo; porque estuve hambriento y me diste de comer, con sed y me diste de beber, fui un forastero y me hospedaste, me encontraba desnudo y me vestiste, estuve enfermo y me visitaste, fui encarcelado y fuiste a verme.

Aquellos que sean justos responderán entonces:

– Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos ver?.

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Luego el rey dirá:

– Se los aseguro, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, también lo hicieron conmigo.

Ahora se dirige a quienes están a la izquierda y les comenta:

– Alejados de mí, malditos; ir al fuego eterno que es preparado para el diablo y sus ángeles; porque estuve hambriento y no me dieron de comer, tuve sed y no me dieron de beber, fui forastero y no me hospedaron, estuve desnudo y no me vistieron, caí en la enfermedad y fui encarcelado y no me visitaron.

Quienes están a la izquierda responden:

– Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, de forastero, desnudo, enfermo o encarcelado y no te ayudamos?

A lo que el Rey replicará:

– Se los aseguro, cuando no lo hicieron con uno que consideraron insignificante, tampoco lo hicieron conmigo.

De esta forma, irán éstos al castigo eterno (los de la izquierda) y los justos a la vida eterna (los de la derecha)«.

Este pasaje bíblico no puede ser más claro, ayudar al prójimo no solo es ayudar a esa persona necesitada, ya que en toda acción que hagamos estaremos brindando nuestra ayuda a dios. Esto significa que debemos obrar en cada acción por pequeño que sea con la misma intensidad y pasión que tendríamos si fuera Jesús quien nos solicitará ayuda. De igual forma, este fragmento de la biblia nos específica cuáles son las obras de la misericordia cristianas.

¿Cuáles son las Obras de la Misericordia Corporales?

En el apartado anterior ya tuvimos una idea rápida de cuales son, pero a continuación te mencionamos las 7 obras de misericordia corporales explicadas a detalle:

Dar de Comer al Hambriento:

Como el nombre lo indica, consiste en aliviar el hambre del hambriento. En la actualidad son muchos los que pasan penurias para conseguir un plato de comida para sí mismo y para su familia. Sobre todos en países latinoamericanos donde nos encontramos con sectores de la población bastante desfavorecidos. San Lucas, escribe en su evangelio que Jesús indica que aquel que posea dos túnicas que aproveche para repartidlas a quien no posee, de igual forma; el que tenga para comer que haga lo mismo.

Es importante destacar que Jesús no dice en su palabra que dejes de comer para alimentar a los demás, más bien es colaborar y ayudar con aquello que te sobre y estés en la capacidad de donar al prójimo. Muchas personas creen que al no estar en la capacidad de compartir lo poco que tienen están fallando como cristianos. Pero a su vez, existen personas que poseen los recursos aunque sus pensamientos están gobernados por el odio, la envidia y la avaricia brindando al prójimo la mínima ayuda necesaria creyendo que con eso es suficiente. Como dice el dicho: «no tan calvo ni con dos pelucas».

Lo que realmente importa cuando desees alimentar al prójimo, es que lo hagas desde el corazón, con amor y desinterés. Así como Jesús lo haría por nosotros. En cuanto a aquellos que no poseen muchos alimentos, tampoco deben olvidar que Jesús es el máximo proveedor y estará ahí contigo siempre que lo necesites.

Dar de Beber al Sediento

No hay mucho que agregar sobre este punto ya que el anterior lo engloba bastante bien y aplica por igual.

Dar Refugio al Peregrino

En la antigüedad, dar refugio a un extraño podría resultar en algo de vida o muerta para esa persona, ya que si no encontraba alojamiento podía morir por lo complejo y complicado que resultaban los viajes y las travesías. Con el pasar de los años esto cambiado mucho y se podría decir que no es el caso en la actualidad. Aún así; en algún momento nos podríamos encontrar en esa situación en la que un conocido o desconocido necesita nuestra ayuda por alojamiento. No por hospitalidad de amistad o porque sea familia, sino porque realmente tenga una emergencia que le impida llegar a su casa o al sitio que tiene como destino.

Vestir al Desnudo

En la actualidad tener o no tener ropa va más allá de una simple necesidad básica. En principio, la vestimenta busca protegernos del clima y el medio ambiente, darnos calor y cobijo, así como brindarnos esa sensación de seguridad. En la antigüedad no había las mismas facilidades que tenemos hoy en día para conseguir vestimenta. Ya que no existía la producción en masa y la ropa debía ser confeccionada a mano pieza por pieza. Lo cual, en ocasiones podía demorar mucho tiempo. Esto provocaba que no todos tuvieran el atuendo adecuado o que muchos vistieran ropa por mucho tiempo al punto de estar raída y desgastada.

De hecho, tener mucha ropa se consideraba un símbolo de estatus y poder debido a lo antes mencionado. Por esta razón, dios invita a aquellos que posean ropa en exceso a donarla a quienes la necesitan más. Hoy en día la ropa no solo significa estatus, sino también una forma de demostrar quienes somos, de mostrar a través de nuestra apariencia como somos individualmente. Pero la ropa utilizada de esta forma solo es un accesorio, un complemento que por más que intentes que te describa solo funciona como una máscara que oculta quien eres realmente por dentro. Al final de cuenta son nuestras acciones las que importan.

En la biblia, a través de la carta de Santiago Jesucristo nos invita a ser generosos en este punto donde dice que: de que sirve dar de comer y beber a unas personas si esta se encuentra desnuda, aunque saciemos su sed y hambre, igual sufrirá porque no posee ropa que lo proteja.

Con esto no te pedimos tampoco que entregues toda tu ropa como donación, al final y de nuevo; lo que importa es que el gesto que realices lo hagas con amor hacia Jesús y hacía el prójimo. Puedes escoger ropa que ya no utilices porque te dejo de gustar, porque tiene mucho tiempo, etc. Y darlo como donativo a alguien que sabes que la necesita o simplemente en la recolección de la iglesia.

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Visitar al Enfermo

Este punto no solo implica visitar a un enfermo, también incluye cuidarlos y atenderlos tanto en su condición física como afectiva y mental. En la sagrada escritura se nos explica en la parábola del buen samaritano: quien no brindo los cuidados necesarios al herido y para salir del paso y poder continuar con su vida, confío los cuidados del enfermo a un tercero ofreciendo un poco de dinero.

La enfermedad siempre ha sido un signo de rechazo por parte de todos los que nos encontramos sanos o que no padecemos esa enfermedad. Además, existen enfermedades más propensas a que rechacen a quienes las padecen. En su tiempo ocurrió con aquellos que sufrían de la peste y hoy en día pasa con quienes sufren de sida, por citar unas de entre tantas. Claro está, no vamos a negar que el rechazo hacia esa persona se da principalmente como un mecanismo de protección para evitar contagiarte. Es lógico no querer acercarse a alguien que sufre de la peste debido a su alto nivel de contagio. Razón por la que no te instamos a exponer tu vida por ayudar a un enfermo.

Pero hay muchas maneras de brindar apoyo a alguien que padezca una enfermedad, más aún en esta era digital donde estamos a un clic o una tecla de distancia. Es decir; hay muchas formas en las que podemos ayudar al prójimo. Como mencionamos en un principio, se puede prestar ayuda:

  • Físicamente: ayudándolos con las tareas que no puedan realizar, alimentándolos, facilitando que puedan ir al baño y a vestirse, ayudándolos a caminar, etc. Muchos pacientes que sufren enfermedades poseen limitaciones para llevar una vida normal. Aunque esto no exclusivo de los enfermos. Muchas personas de la tercera edad también requieren de este tipo de cuidados, aunque su condición no sea explícitamente una enfermedad, sino una degeneración normal del cuerpo por efecto del tiempo, también necesitan de ayuda para vivir con calidad el tiempo que les quede en este mundo.

  • Emocionalmente: una dimensión del ser humano que se ve muy afectada al sufrir una enfermedad es el estado de ánimo. Incluso, es muy común que la mayoría de los enfermos requieran más cuidados en esta área que en el aspecto físico. Es muy fácil deprimirse ante una enfermedad, sobre todo cuando ésta es grave o terminal. Ayudar a las personas anímicamente puede ser un respiro de alivio ante lo que puede ser en final del camino y el comienzo de otro. No necesitas ser un experto en psicología, un humorista de calidad o un padre. Lo más importante es acercarte a esa persona con amor y real interés. Demostrar que estas ahí para él y que así sea con una leve conversación, un abrazo o quizás, simplemente tu compañía. Aligeras la enorme carga que esa persona está llevando sobre sus hombros.
  • Mentalmente: puede confundirse fácilmente con los sentimientos del punto anterior, pero acá nos referimos a ayudar a la persona a mantener sus cualidades cognitivas. Por ejemplo, un anciano que sufra de alzheimer, requiere cuidados no solo físicos y emocionales, sino también cognitivos que le ayuden a disminuir su condición degenerativa de la mente.
  • Espiritualmente: nunca puede faltar el acompañamiento espiritual, sobre todo para aquellas personas que han vivido su vida sin dejar entrar a Jesús en su corazón o que lo han durante toda su vida abiertamente. Son estas personas las más necesitadas pues quien pide ayuda no solo es su cuerpo, sino también su alma.

En base a lo anterior, un consejo que podemos darte al momento de prestar ayuda al enfermo, es que te preocupes por averiguar cuál es la enfermedad que le aqueja y cuál es el padecimiento que este tiene más allá de la enfermedad. De esta forma puedes brindarle una ayuda más personalizada. Si no puedes obtener esta información, entonces solo basta con estar ahí para él, ya sea para hablar, jugar, reír, orar o simplemente sentarte a su lado por varios minutos u horas haciéndole compañía.

Visitar al Encarcelado

Acá ocurre algo similar al punto anterior, ya que podemos encontrar que aquellos que se encuentran encarcelados poseen problemas a nivel físico, emocional, cognitivo y espiritual. Aunque el principal apoyo que los privados de libertad suelen buscar es el espiritual. Esta población particular es muy consciente en su mayoría que sus acciones los han llevado a estar tras las rejas, pero más importante aún, a distanciarse del camino de dios.

Por esta razón suelen estar abiertos a recibir ayuda para mejorar como personas, enderezar sus vidas por el camino correcto, obtener la redención por los pecados cometidos y la posibilidad de la salvación por parte de dios padre.

Ayudar a los encarcelados significa también rescatar a los inocentes y secuestrados. En la antigüedad los cristianos solía pagar para liberar a los esclavos o se ofrecían libremente como intercambio para otorgar la libertad de algún prisionero que fuera inocente. Muchas personas al caer tras las rejas son denigradas y rechazadas por sus amigos y familiares quedando solos y a la merced de la oscuridad. De modo que al brindarles ayuda no solo mejoras su calidad de vida, sino que te conviertes en un faro de esperanza que lo acerca a la salvación del señor.

Enterrar a los Difuntos

Cuando Cristo fallece en la cruz y proceden a enterrarlo, no contaba con un lugar donde poder reposar. José de Arimeta fue quien le otorgo su tumba y tuvo el valor de ir con Pilato y solicitarle el cuerpo del señor Jesús acompañado de Nicodemo, quien les brindo su ayuda para enterrarlo. Este es un fragmento de la biblia que podemos encontrar en Juan (19;38-42).

A simple vista enterrar a los muertos puede parecer superfluo, ya que todos en teoría son enterrados. Pero esto no ocurre en todos los casos, por ejemplo: en los tiempos de guerra esto puede ser extremadamente complicado por lo que implica. Pero ¿cuál es el motivo por el que es tan importante dar sepultura a los cuerpos luego de su muerte? La razón es simple, se debe enterrar el cuerpo ya que este ha sido un contenedor del espíritu santo. Así lo dice la biblia en Corintios (1;6-19): «Somos templos del espíritu santo».

Dicho lo anterior: ¿qué ocurre hoy en día con todas las personas que son cremadas, qué pasa con sus cenizas?

Cremar a las personas es sacrilegio, ya que se irrespeta el cuerpo que ha servido de contenedor para el espíritu santo. Además, la situación se agrava cuando las personas esparcen las cenizas en cualquier lugar sin reparo ni celo de lo que están haciendo, ya que no se está realizando una sepultura como es debido. Aún así, esto no quiere decir que no se puedan cremar a las personas, pero se deben seguir las normas establecidas por la iglesia sobre cómo se debe proceder:

  • Para empezar, se puede proceder a cremar un cuerpo si con esto no se cuestiona la fe en la resurrección de dicho cuerpo.
  • Deben realizar los ritos funerales sobre los restos de la persona incinerada.
  • Se podrá incinerar el cuerpo cuando hay razones válidas que impidan que se lleven a cabo las celebraciones funerarias en presencia del cuerpo del difunto.
  • Se tienen que tratar a los restos incinerados con el mismo respeto y tratamiento que se le daría al cuerpo del difunto.
  • Al igual que como ocurre con un ataúd, la urna donde serán depositados los restos debe ser digno para el uso que se le dará.
  • Los restos incinerados se deben sepultar como es debido en una fosa, mausoleo o columbario.

Por medio de la Orden de Funerales Cristianos, en el apéndice 2, se indica que esparcir las cenizas en el aire, tierra o mar no representa una manera respetuosa de tratar a los miembros de la iglesia. Lo mismo ocurre con la práctica de conservar los restos en la casa del difunto.

Aunque las obras de la misericordia corporal están enfocadas en atender y ayudar el cuerpo de las personas, no significa que se deba dejar de lado el aspecto espiritual (como mencionamos explícitamente en algunas de ellas). De hecho, las obras corporales suelen ser una vía o un medio para ayudar el espíritu del prójimo.

Obras de la Misericordia Espiritual

Así como ocurre con las obras de la misericordia corporal que son siete, tenemos sietes obras corporales espirituales. Estas son:

Educar al Que no Sabe

Implica educar y enseñar a todo aquel que desconozca los temas religiosos y la palabra de dios. Adicional a esto, también incluye educar a la personas sobre cualquier tema que sea de utilidad. Estas enseñanzas se pueden dar por medio de los textos bíblicos, a través de la palabra o utilizando cualquier medio de comunicación.

Aconsejar a quien lo necesita

Es importante aclarar que el consejo debe ser ofrecido, no puede ser obligado. Aunque la situación ideal es cuando nos piden consejo. Para aquellos que esperen dar buenos consejos deben saber que tienen que estar en sintonía con dios. Solo así podrán dar buenos consejos, consejos que con algo de suerte representarán la palabra e dios hablando a través de ustedes. Para que esto ocurra no se puede comentar a partir de la opiniones personales. Es decir; hay que tratar de ser empático.

Corregir al que comete un error

Acá debemos ser cautelosos con lo que consideramos un error y la forma cómo lo abordamos para decirle que cometió dicho error. En principio, se refieres a todos los errores que comete la persona que incurren en el pecado. Por esta razón, una mejor manera de entender a que se refiere sería reformulando la obra de misericordia a «corregir el pecado».

Para hacerlo de manera adecuada, Jesús nos enseña que el camino correcto es por medio de la corrección fraterna. En Mateo (19;15-17) comenta que si tu hermano ha incurrido en el pecado, debes ir con él y llevarlo a un sitio apartado para reprochárselo. Si luego de la conversación te escucha, le habrás ganado a tú hermano, en caso contrario; lo ideal es volver a hablar con él en compañía de dos o tres personas más que permitan servir de apoyo y como testigos. En caso de que su respuesta sea negativa y se niegue a escuchar, tendrás que comunicarle a la asamblea o en todo caso, a los superiores.

Para poder ejecutar esta obra de misericordia de manera adecuada se debe tomar en cuenta dos cosas:

  • Que se prevea una respuesta positiva a nuestra corrección.
  • Evitar causarnos un perjurio a nosotros mismos.

Al momento de corregir al prójimo debemos ser cuidadosos y tener mucha consideración, ya que un acercamiento drástico y agresivo puede provocar una respuesta contraria a la que deseamos conseguir. Por otro lado, no podemos estar al acecho en todo momento para corregir a todos los que nos rodean a nuestro alrededor. Hay que saber mediar cuando es el momento indicado en el que tengamos mayor probabilidad de ser escuchados.

Perdonar las Injurias

Ya en el Padre Nuestro lo repetimos una y otra vez: «Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden». En todo caso, en los escritos de San Mateo (6;14-16) el señor nos comenta un poco más al respecto: «queda bien claro que si ustedes perdonan las ofensas de los hombres, también el padre celestial los perdonará. Por el contrario, si no perdonan las ofensas de los hombres, tampoco el padre los perdonará a ustedes».

Aprender a perdonar es una de las tareas más difíciles que nos toca hacer. Ya que no basta con un simple «está bien, te perdono». Requiere un nivel mayor de compromiso, implica ser capaz de eliminar todo el odio y resentimiento que pueda haber al respecto. Por supuesto, también implica dejar ir los sentimientos de venganza. Una vez que seamos capaces de hacer esto, podremos mantener una relación de manera amable con aquellos que nos hayan ofendido. El hecho de que se perdone una injuria no quiere decir que estamos obligados a renovar una amistad, pero seremos capaces de tener un trato amable con esa otra persona.

Consolar a quien se encuentre triste

Consolar a quien se encuentre triste funciona de manera similar como cuidar a un enfermo. Por medio de nuestro acercamiento se busca mejorar el estado de ánimo de esa otra persona y así mejorar su calidad de vida. El cuidado de las personas de laa tercera edad se incluyen en esta categoría, ya sea porque necesiten de una conversación o porque quieren ser escuchados. Muchos ancianos suelen tener sentimientos de soledad porque sus familias le prestan poca atención. De modo que buscan a alguien con quien puedan hablar sobre cualquier cosa.

Sufrir con paciencia los defectos de los demás

Para ser capaces de sufrir con paciencia los defectos de los demás debemos ser tolerantes. Atributo con el que pocos nacen y la mayoría debe ir construyendo a medida que van creciendo. Lo más difícil de entender cuando se trata de los defectos ajenos, es que en muchos casos no seremos capaces de cambiarlos. Tenemos que aceptar que no depende de nosotros el que esa otra persona cambie y aprender a sobre llevar su defecto.

A pesar de lo ya mencionado, hay un consejo de vital importancia por el cual te debes regir: si soportar un defecto genera más daño que bien, entonces lo mejor es dejar de ser tolerante y abordar de forma respetuosas y cariñosa a esa otra persona y hacerle una advertencia.

Orar a dios pidiendo por los vivos y los muertos

Jesús nos aconseja orar nos solo por nosotros, ni por nuestras familias y amigos. Sino por todas las personas, orar por todos sin ningún tipo de distinción, incluyendo a nuestros enemigos, a los gobernantes y por todos los difuntos. Sobre todo por los difuntos ya que ellos, que se encuentran en el purgatorio solo cuentan con nuestras oraciones.

A diferencia de las obras de misericordia corporal, las obras de misericordia espiritual se hallan en distintos pasajes y textos a lo largo de la biblia, a través de enseñanzas que nos hace el mismo Jesús sobre aspectos como el perdón, el consuelo, aguantar el sufrimiento, etc.

Aspectos Adicionales de las Obras de Misericordia Corporales y Espirituales

  • Lo primero que debemos recordar al hablar de las obras de misericordia son los mandamientos, principalmente el primero que se relaciona de forma directa con ellos: «Amar a dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo». Es imposible realizar una buena acción hacia el prójimo si no nos queremos a nosotros mismos ni a dios. Aunque hay que aclarar que primero es necesario amar a dios. Es imposible amarnos o amar a otros si antes no amamos a dios. Ya que el amor al prójimo es el fruto del amor a dios.
  • Siguiendo la misma línea de pensamiento del punto anterior: nuestro amor al prójimo es un reflejo de nuestro amor a dios. Ayudar al prójimo sin amar a dios transforma nuestras acciones en conductas altruistas y filantrópicas. Que no está mal, pero es algo que puede hacer cualquiera sin necesidad de ser cristiano. Lo que nos distingue como cristianos es nuestra capacidad para amar a través de dios. Lo cual otorga la gracia de dios a nosotros y a quienes les brindamos nuestra ayuda.
  • Realizar acciones solo como una actividad filantrópica no genera méritos en nuestra vida personal
  • Para aquellos que deseen buscar en la biblia directamente cuales son las obras de misericordia corporales y espirituales, deben dirigirse al aparatado del evangelio de San Mateo que habla del juicio final.
  • Si no lo sabes, el término misericordia es una palabra compuesta que proviene de «Miser» que significa miseria y «Cordia» que significa corazón. Por ende, se puede definir la palabra misericordia etimológicamente como sentir por el otro sus miserias, sufrimientos y necesidades; generando a raíz de lo que sentimos compasión; que nos motiva de manera activa a realizar una acción para ayudarlo.

Oración a la Misericordia Divina del Papa Juan Pablo II

Si en algún momento deseas realizar una plegaria por las obras de la misericordia, indistintamente si son corporales o espirituales. Te recomendamos utilizar esta elaborada por San Juan-Pablo II:

«Dios padre misericordioso, que has revelado tu amor en tu hijo Jesucristo y lo has derramado sobre nosotros en el espíritu santo; hoy te encomendamos el destino del mundo y de todos los hombres. Inclínate hacia nosotros, los pecadores y sana nuestra debilidad; ayúdanos a derrotar todo el mal y haz que todos los habitantes de la tierra experimenten tu misericordia, para que en ti, dios uno y trino, encuentren siempre la fuente de la esperanza.

¡Oh padre eterno! por la dolorosa pasión y resurrección de tu hijo, ten misericordia de nosotros y del mundo entero. Amén«.

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