¿A dónde voy?¿Quién soy?¿De dónde vengo?

¿De dónde vengo? esta es una pregunta esencial, que por supuesto nos hemos hecho todos en algún momento y no hemos podido contestarla con seguridad. Muchos admiten la respuesta que da la religión, que les indica que Dios es el creador de todo; y otros son adeptos a la respuesta de la ciencia, que sostiene que la creación se produjo por azar, después de una explosión inicial.

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¿De dónde vengo? Visión Católica

Esta es una de las grandes preguntas que siempre nos hemos hecho, y la respuesta es, lamentablemente, otra pregunta, ¿el hombre viene del mono, o hemos vivido engañados hasta ahora?. Cuando pienso seriamente sobre parte del cuestionamiento fundamental del Misionerismo, sobre la pregunta: ¿De dónde vengo? proyecto de vida. Una gran angustia se anida en mi conciencia, al pensar que mi tátara-bisabuelo puede haber sido un mono.

No se trata sólo del hecho de que sea un mono, sino porque, debido a este cuestionamiento esencial, el hombre no ha tomado conciencia de la Gran Dignidad con la que ha sido distinguido, por el hecho de haber sido una creación de Dios, a su imagen y semejanza.

Ciertamente he entendido y he aceptado la teoría de la evolución de las especies. Es sencillo entender la semejanza entre un dinosaurio y un lagarto o cocodrilo, dejando a un lado los tamaños. Es sencillo admitir el proceso de regresión al mar de las ballenas y los delfines. Es sencillo observar las semejanzas entre las aves prehistóricas y las aves actuales, aunque cada día existen más científicos que atacan esa teoría.

Pero para dar una respuesta a la pregunta ¿De dónde vengo? existe una diferencia cualitativa tan enorme entre el hombre y el mono, que mi sentido común no logra asimilar que se pretenda que tengamos el mismo origen.

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El gran cuestionamiento – Ciencia vs religión

Sobre la pregunta ¿de dónde vengo? filosofía, y lo que sostiene la teoría evolucionista me cuestiono:

¿Si el hombre desciende del mono, en qué momento se produjo la Gran Evolución, es decir, cuando el mono se quedó como mono y apareció un mono hombre?. ¿En cuál instante Dios le infundió al mono el alma y lo convirtió en hombre?. ¿Por qué a un mono lo convirtió en hombre y al otro mono, lo dejó sólo en eso? Y si hubiera sido así, que mala jugada le habría hecho Dios al «mono – mono».

Si observamos al detalle la teoría de la evolución de las especies, sus argumentos tienen una lógica aceptable y la divergencia entre las especies primitivas y las actuales es razonable. Pero para averiguar ¿De dónde vengo?, la divergencia entre el hombre y el mono, que por mucho que lo pienso, no logro entenderlo.

Razono que tiene sentido que  Adán y Eva no eran de cabellos amarillos y con ojos azules, y que, en efecto, pudieron tener cierta semejanza física con los monos, al igual que la pueden tener hoy día algunos individuos o algunas razas, como los aborígenes, pero de ahí a que hayamos tenido un origen común, me cuesta mucho creerlo.

También causa cierta impresión oír todas esas teorías científicas sobre el origen del universo y del origen de la vida, para dar contestación a la interrogante sobre ¿De dónde vengo?, que en esencia son eso sólo eso, teorías; y observar cómo cuando uno formula pregunta a las personas sobre estas teorías, dan una respuesta con el pleno convencimiento y razonamiento, que al analizarlas no parecen muy racionales, y en su gran mayoría son cuestionables por carecer de un asidero científico exacto.

Sin embargo, hemos estado tan expuestos a ese razonamiento del origen evolutivo del hombre, que me causa conmoción observar cómo también los hombres de fe, aceptan más sencillamente esas teorías, que sólo son eso: teorías, en vez de aceptar el fundamento espiritual del origen del hombre.

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Posición religiosa

Para aquellos que creemos en Dios y conocemos de la inmensidad de su poder, debería ser más sencillo aceptar que sí ocurrió un momento en el que Dios creó al hombre de barro y por medio de un soplo divino, le insufló su espíritu.

Para responder a la pregunta ¿De dónde vengo? proyecto de vida, desde mi óptica, observando la diferencia cualitativa entre el hombre y el mono, debería ser más sencillo, para el hombre de fe creer en el fundamento católico del origen del hombre, en vez de suscribir la tan cuestionable teoría del origen evolutivo del hombre, de la que hoy día existen muchos científicos que la rechazan de forma absoluta.

Por supuesto, no se trata en este artículo de descalificar las distintas teorías que existen sobre el origen del Universo o la teoría de la evolución de las especies que, en lo que se refiere a los animales, parece muy lógica.

El quid del asunto es estimular a la profunda reflexión, usando igualmente la lógica y el sentido común, respecto a qué tan aceptable es seguir sosteniendo la teoría del origen evolutivo del hombre, para contestar a la pregunta sobre ¿De dónde vengo?

También me hago otro cuestionamiento y es ¿Quién era Charles Darwin? ¿Era un hombre de buena fe, simplemente de fe o sin fe? O ¿formaba parte de alguna organización y había alguna segunda intención detrás de su declaración sobre el origen del hombre?. Pienso que esta interrogante es esencial y deberíamos preguntarnos también, si no habremos vivido en el engaño hasta nuestros días.

¿Quién soy?

Para saber quién soy y para poder tener una conciencia sobre a dónde voy, hay que volver a mirar hacia el tiempo pasado. Las teorías implican que para que un edificio sea grande, tiene que plantarse sobre buenos cimientos, pero si los cimientos no son sólidos, no se podrá construir un edificio grande, y al resultado siempre tendremos que estar haciendo reparaciones para que se sostenga.

Siempre he pensado que es esencial que el hombre se redescubra a sí mismo. Que el que no considere su pasado no va a considerar su futuro. El hombre tiene que reflexionar profundamente sobre este cuestionamiento. Si el hombre desciende exclusivamente del mono, entonces estará condenado a vivir en la selva en la que estamos viviendo en estos momentos y que se irá agravando con el paso del tiempo. Pero si el origen del hombre es Dios, y actúa de acuerdo con sus preceptos, su destino final será la gloria del señor.

Entonces, ¿en verdad quién soy?

«Entonces Dios formó al hombre con polvo del suelo, e insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el hombre, un ser viviente», según el génesis. «Creó, pues Dios al ser humano, a imagen suya, a imagen de Dios le creo, macho y hembra los creó». Entonces, si no descendemos del mono, ¿De dónde venimos? ¿Qué es el hombre? ¿Quién es el hombre?

Defiendo que el hombre tiene que redescubrirse a sí mismo. Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza. Dios formó al hombre de barro y le insufló su espíritu por la nariz. En este sentido, dice sor Eugenia Elisabetha Ravasio que Dios le manifestó que el hombre es su obra maestra. Por otra parte, sostiene Santa Faustina Kowalska que el mundo está sostenido por aquellas almas santas que en él existen y que el día que estas almas desaparezcan, el mundo desaparecerá. ¿Quién es el hombre para que, en unión con Dios, tenga ese poder?

Dice la madre Teresa de Calcuta, que en algunas ocasiones logró que, por medio de la oración, dejara de llover. ¿Quién es el hombre que puede, en unión con Dios, detener los fenómenos naturales? Dice la virgen de la Paz en uno de sus mensajes, que la humanidad por medio del ayuno y la oración, puede detener las leyes de la naturaleza.

¿Por qué será que se registran tantas apariciones de la Virgen enviándonos mensajes de reconversión, que son mensajes que nos invitan al redescubrimiento, y mensajes de cambio en nosotros mismos? ¿Quién es el hombre para que la virgen María, que es la madre de Dios, esté tan preocupada por él?

¿Quién es el hombre para que Dios, que es el gran creador de todo, envíe a su hijo para redimir sus pecados y rescatarlo de las garras del maligno? El génesis indica que después de haber creado Dios el mar y la tierra, el cielo y las estrellas, luego de haber creado a la naturaleza y los animales, Dios creó al hombre en la tierra para que ejerciera su dominación sobre todo lo creado.

Cuando un artista da vida a su obra maestra, insufla en ella todo su ser, su grandeza, todo lo mejor que puede dar de sí mismo. Entonces, ¿Quién es el hombre para que Dios, el absoluto creador del Universo, diga que el hombre es… su obra maestra?

Pero… ¡cómo podemos estar tan ciegos! El Demonio, usando al hombre como su marioneta, ha logrado que el hombre se cubra los ojos a sí mismo, para que el hombre no sepa quién es el hombre. El hombre es… la obra cumbre de la creación. Y tras esta afirmación, debo decir que descubrir y tomar conciencia de ello, es el desafío más significativo que tenemos.

Por esa razón, nada puede estar por encima del hombre, ni los gobiernos, ni las empresas, ni la ideología; todo tiene que estar a su servicio, para ayudarlo a crecer, para ayudarlo a descubrirse a sí mismo.

¿A dónde voy?

He aquí otro razonamiento: si el hombre no desciende del mono, si Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, si el hombre es algo más que su cuerpo, si el hombre es en esencia espíritu, si el espíritu es energía, si la energía no se destruye sino que se transforma, si Dios es la fuerza absoluta por excelencia, si Dios es la energía por excelencia, si el hombre fue creado por Dios.., entonces el destino final del hombre debe ser volver a Dios.

Pero para que el hombre tome conciencia de lo que es Dios, debe comenzar por valorar lo que no es Dios. Para valorar el amor, hay que conocer la existencia del desamor. Para valorar la alegría hay que conocer la tristeza. Para conocer la plenitud hay que saber lo que es la vacuidad. Para apreciar la luz hay que saber lo que es la oscuridad.

Por esa razón Dios le dio al hombre su libre albedrío, para que, por medio del mismo, el hombre pudiera conocer muchas distintas situaciones a medida que vive su vida, para que valorando lo que no es Dios, pueda llegar a tener conocimiento de lo que sí es.

La razón última es Dios

Dios le concederá un premio tan grande, al final de esta vida, para los que obren de acuerdo a sus preceptos, que vale la pena el esfuerzo que deba hacerse en la tierra, para poder disfrutar de ese premio que nos tiene Dios, para toda la eternidad.

«Muchos son los llamados y pocos los elegidos», porque solamente los elegidos serán los que tengan la habilidad de apreciar y agradecer lo que Dios tiene destinado para entregarle. Dios no discrimina a nadie, Dios permanentemente encuentra la manera de hacer que la gente Crea por distintas vías, «pero el que no crea, ni aunque vea que los muertos resucitan creerá…».

Por ello, el conocimiento, junto con la oración, son sumamente relevantes, porque son el camino que debe seguirse, por el cual se enciende la luz que nos va a iluminar según vallamos profundizando, cada vez con mayor claridad, en el entendimiento de lo que Dios nos pide, del verdadero sentido de la vida, y la conciencia de cuál es la verdadera vida.

El hombre actual, mira hacia el pasado y casi no puede creer la sencillez de los conocimientos, conductas y herramientas de nuestros antecesores. Hay que confiar en que los hombres del futuro puedan hacer lo mismo, pero desde una perspectiva más cercana a su origen, para que de esta manera, la evolución de los hombres sea la verdadera evolución, la evolución de su espíritu interior.

¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? El punto de vista hindú

La respuesta religiosa a estas preguntas pertenece al ámbito de las creencias y la respuesta científica no aclara de dónde provino la explosión inicial. Lo que si es cierto es que la pregunta ¿de dónde vengo? tiene que tener una respuesta personal, porque el único que puede darle respuesta es uno mismo, para poder darle a la vida de cada uno un significado y un propósito.

Deepak Chopra ofrece esta tercera respuesta, que rescata la naturaleza sagrada del cuerpo humano, con su extraordinario orden e inteligencia, utilizando los conocimientos de la ciencia. No obstante, para la ciencia resulta que la conciencia, la creatividad y el alma no son cosas materiales, eso no significa que no sean reales o que no existan para nosotros como seres humanos, ya que constituyen un misterio que estamos deseosos por descubrir.

La respuesta

La respuesta a la pregunta ¿de dónde vengo? está en la indagación y el final de la indagación es el encuentro con el creador. En la India tienen la creencia de que todo el universo está dentro de uno mismo, por eso, para poder saber ¿de dónde vengo?, hay que conocernos a nosotros mismos.

Propugnan en India que aquellos que desean conseguir respuestas objetivas en el exterior deben terminar por encontrarse a sí mismos, porque la realidad es como la observamos y cualquiera que haya explorado la creación más allá de todo, tiene que haber visto a Dios.

Deepak Chopra sostiene la idea de que la única respuesta posible es que nos hemos creado nosotros mismos. Esta parece ser más una blasfemia que una  respuesta, desde la óptica religiosa, sin embargo, ello no quiere decir que nosotros seamos dioses, lo que significa es que nos hemos creado a nivel del alma y así continuaremos creándonos de forma indefinidamente mientras así lo deseemos.

Para esta creencia, el verdadero cuerpo sagrado es el alma, la conexión entre lo eterno e infinito y el mundo, porque para esta creencia la conciencia es más que el pensamiento y tiene la libertad de ir más allá. No fue el pensamiento sino el alma quien que creó el amor, la música, el arte, el altruismo, la sabiduría, es decir, lo mejor que tenemos todos los seres humanos; la mente pensante es esclava del ego y se asombra ante la creación, pero aún está lejos de despertar.

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