Oración del Rosario de Sanación del Padre en Llamas

En el artículo de hoy te enseñaremos como realizar de manera adecuada el Rosario de Sanación elaborado por el padre Inocencio Llamas y Héctor Di María, mejor conocido como el Rosario de Sanación y Liberación del padre en Llamas. Ideal para pedir por la salud y el bienestar de enfermos, heridos o similares. Aprenderás como se divide y que debes decir en cada una de sus partes.

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¿Cómo Hacer el Rosario de Sanación?

A continuación te explicaremos paso a paso todo lo que debes hacer para realizar de manera adecuada el Rosario de Sanación creado por el padre Inocencio Llamas y Héctor Di María. Incluyendo como se divide el rosario y las distintas oraciones que debes hacer:

Paso 1: Plegaria De Inicio

Antes de comenzar el rosario puedes realizar una petición, diciendo algo como: «Ofrecemos este rosario a…  Ponemos en manos de María… (acá indicamos nuestras intenciones). Una vez hecho esto, continuamos con la primera plegaria:

«Querido hermano que sufres a causa de tu enfermedad, o por la enfermedad de un ser querido, o que quizás estas afligido y preocupado por alguna herida en tu corazón, o que oras para unirte a Jesús y a María e interceder por el mundo entero.

Te invito a que nos unamos para pedir a Dios, por mediación de la virgen María, madre de Jesús y madre nuestra, para que recibas en tu vida la acción del Espíritu Santo, que con su amor por ti y su poder, quiere sanar todas tus dolencias.

Digno eres de eterna adoración y gloria, alabanzas al padre celestial por este medio de oración que nos has dado para dirigirnos a ti, de lo cual ahora doy testimonio, humildemente te suplicamos que nuestro propósito no solo sea el hacerlo únicamente para que nos alivies en las necesidades que padecemos, sino también, el de pedirte que nos concedas la gracia de hacer tu voluntad y observar una vida acorde con las enseñanzas de tu bien amado hijo Jesús, nuestro señor; que contigo vive y reina en unión del espíritu santo. Amén«.

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Paso 2: Hacer la Señal de la Cruz

Realizamos la señal de la cruz:

«En el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo. Amén.

Señor abre mis labios, y mi boca proclamara tu alabanza.

Yo confieso ante dios todo poderoso, y ante ustedes hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a santa María siempre virgen, a los ángeles, a los santos, y a ustedes hermanos que intercedan por mi ante dios, Nuestro Señor«.

Paso 3: Pedimos Perdón y Perdonamos

Ahora debemos decir la siguiente oración:

«Hoy señor nuevamente te pido perdón, no solo por mis pecados, sino también por los de toda la humanidad. Yo también quiero renovar mi perdón y te pido la gracia necesaria. Me perdono a mi mismo por todos los errores cometidos y que cometeré. Perdono a todos aquellos que de algún modo me ofendieron o me hirieron, perdono las circunstancias de la vida, en las cuales te culpé o responsabilicé.

Líbranos señor de todo rencor y danos tu perdón. Dame tu paz y tu gracia para que me alcancen. Que así sea. Ven espíritu santo, ven y llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía señor tu Espíritu. Que renueve la faz de la tierra.

¡Oh Dios! que has iluminado los corazones de tus hijos, con la luz del espíritu santo; haznos dóciles a sus aspiraciones para gustar siempre del bien y gozar de su consuelo. Por Cristo nuestro señor. Amán«.

Paso 4: Hacer la Jaculatoria

Ahora debemos decir:

«Señor Jesús, cúbreme con tu preciosísima sangre, escóndeme en tus santas llagas, líbrame de todo peligro y de todo mal. Envía a tus Santos Ángeles y Arcángeles para que me acompañen a lo largo del camino. Amén.

 Por el poder de tus Santas llagas, libérame y sáname, señor.

Santa María, salud de los enfermos. Ruega por nosotros y por todos los que sufren«.

Paso 5: Procedemos con los Misterios de Dolor

Ten en cuenta que debemos pasar por cada uno de los misterios, pero antes debemos decir la siguiente oración:

«Espíritu divino, espíritu santo que eres el que ora en nosotros, espíritu de Jesús, te pedimos que tú mismo ilumines y guíes la meditación de estos misterios, unjas las palabras y des poder a la oración para que sean sanadas nuestras vidas.

Jesús, que especialmente seamos sanados espiritualmente de todo aquello que es pecado, que nos lleva a la ruina espiritual. Jesús, danos un arrepentimiento sincero de nuestros pecados para que podamos contemplar tus misterios de dolor unidos a la virgen dolorosa.

Pero a un dolor que es redentor, a uno que trae la gloria de la resurrección. Por eso, quita en este momento todo obstáculo, cansancio, tentación y hazte cargo de mí sueño, de cualquier preocupación para que podamos dedicar en este momento Jesús, esta oración de contemplación para honrar y dar gloria al padre y para nuestra santificación«.

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Primer Misterio de Dolor

Este primer misterio trata de: Jesús orando en Getzemaní al punto de sudar gotas de sangre.

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«Jesús comienza a orar y dice: -Padre, si es posible aparta de mí este cáliz pero que no se haga mi voluntad sino la tuya.

Luego le enviaste un ángel para darle fortaleza y allí Jesús dijo a sus discípulos dormidos: -Vigilad y orad para no caer en tentación.

Sigue ocurriendo hoy lo mismo en el mundo. Siempre que hay que hacer algo, dejamos la oración para un segundo momento y después no la hacemos. Jesús, queremos pedirte esa gracia de conocer la voluntad amorosa del Padre y aunque nos cueste sacrificio, aunque fuera la muerte, danos la gracia de hacerla con amor.

También queremos pedirte que sean vencidas las tentaciones de cada uno de nosotros por este misterio que contemplamos con María santísima, ya que místicamente ella estaba unida a ti. Pues siempre lo ha estado, sobre todo en el momento de la cruz. Ahora mira Jesús las tentaciones fundamentales de nosotros. Virgen vencedora de todas las batallas de Dios, mira las batallas que estamos perdiendo. Las batallas donde el maligno está ganando, especialmente estas tentaciones que nos hacen caer siempre en los mismos pecados. Esa tentación de abandonar la oración. Esa tentación de no abrazarnos al misterio de la cruz, a veces buscamos a dios por el placer que nos causa o por no tener problemas. Queremos buscarlo por amor y seguirlo con ese misterio de la Cruz.

Las personas con mucha facilidad o por ignorancia, conveniencia o maldad rechazamos a quienes padecen alguna enfermedad. Incluso llegamos a pensar que a medida en que los apartamos de nosotros o que nos alejamos de ellos, somos mejores. El evangelio de San Marcos, nos presenta la curación de un enfermo de lepra para dar a entender que Jesús no despreciaba a los enfermos sino que los aliviaba.

El enfermo independientemente de la enfermedad que padezca y de las causas de haberla contraído, necesita el amor, la comprensión y la misericordia de quienes conviven con ellos. Más aún, el evangelio nos enseña que cuando un enfermo se siente acogido y aliviado aunque no sea curado, puede convertirse en mensajero entusiasta de buenas noticias para sus hermanos.

En el primer misterio doloroso, contemplamos la agonía que Jesús experimentó en el huerto de los olivos. Te pedimos Jesús, que así como usaste la oración  para vencer a Satanás, que quería hacerte caer en el desanimo, la angustia y la desesperanza, también me des a mí el poder de orar con perseverancia y ser así vencedor. En este misterio te pedimos la salud para los enfermos de cáncer«.

Luego, se debe leer el siguiente fragmento de la biblia de Santiago (5;15): «La oración de fe, salvará al enfermo y el Señor lo levantará«.

Realizamos la Oración Correspondiente

«Virgen santísima, tú estás viendo las tentaciones fundamentales que hay en mi vida. Tentaciones que me llevan a desconocer la verdad y a volver la espalda a la voluntad del señor. Tentaciones que me llevan a escoger el camino fácil, el camino cómodo, pero que me apartan de la voluntad amorosa del Padre.

Pido a la virgen María que por su intercesión, por esas gotas de sangre que sudó Jesús en Getsemaní, cuando él estaba cercano a su pasión. Por esa oración que nos enseñó el padre nuestro donde nos dijo que le pidiéramos al padre que no nos deje caer en la tentación y que no ofendamos dios que está en el cielo. Concédenos esta gracia, oh Virgen María, por este primer misterio de dolor que acabamos de meditar y es preciso sudar sangre, ayunar, vigilar, orar constantemente. Merece la pena hacer como lo hizo Jesús, que lo hizo por nosotros, para que nos mantengamos firmes en los caminos de Dios«.

Continuamos con un Padre Nuestro

«Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén«.

Se debe Proseguir con 10 Ave María

«Dios te salve María, llena eres de gracias; el señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, madre de dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén«.

Luego un Gloria

«Toda la gloria al padre, al hijo y al espíritu santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén«.

Finalizamos el Primer Misterio Doloroso con la Jaculatoria

«Señor Jesús, cúbreme con tú preciosísima sangre, escóndeme en tus santas llagas, líbrame de todo peligro y de todo mal. Envía a tus santos ángeles y arcángeles para que me acompañen a lo largo del camino. Amén.

Por el poder de tus santas llagas, libérame y sáname, señor. Amén.

Santa María, salud de los enfermos. Ruega por nosotros y por todos los que sufren«.

Segundo Misterio de Dolor

Trata de cuando Jesús es Azotado:

Leer la Historia:

«Contemplamos como Jesús es atado en la columna. Lo amarraron a él que es la verdad, que nos hace libres. Amarraron físicamente aquél que trae la libertad plena de los corazones y que vino a romper las cadenas mientras él se dejó atar para vencer tus ataduras, para romper tus cadenas. A su cuerpo santo le dieron latigazos sin fin, no había una parte del cuerpo de Jesús que no estuviera marcado por la punta del látigo. Todo su cuerpo era una herida, pedacitos de carne brotaron de ese cuerpo concebido en el seno de María santísima y chorros de sangre salpicaron a los mismos soldados romanos que le estaban flagelando.

 Tú Jesús, sufriste todo eso para que nosotros, que estamos atados por cualquier situación de vicio seamos hoy liberados. Para que nuestros cuerpos sean sometidos al orden del espíritu. Señor, Pablo decía que el sometía su cuerpo y sus palabras para que tú fueras glorificado.

 Señor, queremos pedirte en este momento por las ataduras que pueda tener el cuerpo místico, por las heridas que pueda haber hoy en la iglesia, en nuestros grupos de oración y en nuestras comunidades. Esa sangre de Jesús que se derramó por mi tiene un valor infinito. Señor, por tus heridas hemos sido sanados dice el profeta. Por eso Jesús, yo quiero que tú Sangre me purifique y que esa atadura en esa columna, esa flagelación rompa hoy mis cadenas. Señor, que no haya nadie ni nada que me impida hacer la voluntad amorosa del padre.

 Mírame madre, tú que eres la mujer libre, bendita eres María, gracias mi señor.

Señor, gracias porque no sólo estás rompiendo cadenas pesadas, sino también hilos que no nos permiten volar. Porque un pájaro puede estar amarrado por una cuerda o por un hilo, pero amarrado siempre es esclavo. Señor, ningún pecado, ninguna tentación por pequeña o grande que sea; que todo sea roto hoy.

La confianza en Jesús produce la curación. La curación de Jesús no se limita a lograr un equilibrio psicosomático, sino en una nueva capacidad para ver la realidad como él la ve, para reconocerlo como maestro, un hombre o una mujer curados están en condiciones de seguirlo por el camino. Quien no ha sido curado de nada, quien cree que está sano, difícilmente puede llegar a seguirlo.

Jesús, por este misterio que acabamos de contemplar y por la intercesión de la virgen María, la omnipotencia suplicante porque ese cuerpo con el cual sufriste Jesús, fue tomado de María santísima. Por eso había algo de ella en ti en ese momento de la flagelación. Señor si dos personas que son gemelas sienten una los dolores de la otra, que dolor no habría sentido también ese mundo místico la virgen María cuando fue flagelado tu cuerpo santo y glorioso.

Bendito seas Jesús por esas heridas, que en este momento traen eficacia salvadora para romper todas nuestras cadenas. Yo lo proclamo así Jesucristo, que no haya nada ni nadie que me aten señor, que me impidan conocer y hacer tu santa voluntad. En el segundo misterio contemplamos a Jesús que, atado en la columna, es azotado con látigos.

Señor, que sin poder moverte por estar atado sentías dolores tan agudos, te pedimos consueles y sanes a quienes a causa de reuma, artritis, accidentes o parálisis, no tienen la libertad de movimiento que quisieran. Bendice las manos, los brazos, las piernas, los pies, la columna, las vértebras y todas las articulaciones, músculos y huesos.

Pídele, si es el caso, que corte todas las ataduras que pudo crear el maligno, por recurrir a la superstición, al curanderismo o a la magia, y rechaza en el nombre de Cristo todas esas cosas«.

Para finalizar la lectura debemos concluir con este fragmento de Jeremías (30;17): «Yo haré venir sanidad sobre ti, y sanaré tus heridas, dice el Señor«.

Ahora Seguimos con un Padre Nuestro

«Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén«.

Luego Realizamos 10 Ave María

«Dios te salve María, llena eres de gracias; el señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, madre de dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén«.

Continuamos con un Gloria

«Toda la gloria al padre, al hijo y al espíritu santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén«.

Para Culminar el Segundo Misterio Doloroso, Hacemos la Jaculatoria

«Señor Jesús, cúbreme con tu preciosísima sangre, escóndeme en tus santas llagas, líbrame de todo peligro y de todo mal. Envía a tus santos ángeles y Arcángeles para que me acompañen a lo largo del camino. Amén.

Por el poder de tus santas llagas, libérame y sáname, señor. Amén.

Santa María, salud de los enfermos. Ruega por nosotros y por todos los que sufren«.

Oración-al-Brazo-Poderoso-del-Sagrado-Corazón-de-Jesús-1

Tercer Misterios de Dolor

Consiste en la Contemplación de la coronación de espinas.

Debes leer lo siguiente:

«¡Cómo Jesús siendo rey de reyes y señor de señores dejó que le coronaran un verdadero gorro de espinas! ¡Que brutalmente fuera golpeado por una vara! Cuando nosotros nos pinchamos con un simple alfiler en un dedo a veces lanzamos un grito.

¡Que dolor tan grande sentiste Jesús, por amor a nosotros señor! Fue para nuestra salvación del día de hoy señor. Nos revelas que nos quieres curar, por medio de esa imagen. Jesús, eres el Buen pastor que conoces a tus ovejas. Que tú virgen María, todavía sigues presentándole a Jesús como en Caná de Galilea las necesidades de todos tus hijos.

 Oremos también para que nosotros seamos sanados de todo complejo de superioridad o inferioridad al ver a Jesús coronado de espinas. Siendo rey, el llevó esa corona para que tengamos el sano equilibrio en nuestra vida, para que se nos de una mente nueva, para que tengamos el mismo sentir de Cristo Jesús.

Jesús, por ese dolor, por la sangre que derramaste, por esa corona, por esas burlas que te hicieron los soldados que se rieron de ti Señor… Y los amabas. Danos la gracia, Jesús de también amar y perdonar a nuestros enemigos y de tener una actitud de equilibrio de que no nos importe lo que piensa la gente. Dios nuestro Padre, gracias; porque Jesús estás sanando. Por eso juntos meditamos y rezamos este misterio para que sea una realidad la eficacia salvadora de tú corona de espinas.

Queremos pedirte señor por las personas que sufren las tentaciones, especialmente cuando rezan el santo rosario. Queremos pedirte por las personas que sufren tentación para no rezar el rosario, para distraerse cuando lo hacen.

La santidad ejemplar de la virgen mueve a los fieles a levantar los ojos a María, la cual brilla como modelo de virtud ante toda la comunidad de elegidos. Por lo general, se subraya la humildad y sencillez de María, pero no suficientemente su iniciativa, sentido de responsabilidad, atrevimiento y valor. Especialmente en el mundo del sufrimiento, la imitación de estas virtudes pueden ser fuente de dinamismo para los enfermos y sus familiares.

El abandono en la voluntad de dios bien se conjuga con un sano protagonismo, que exalta la presencia de la gracia divina. En el corazón de María late la experiencia del altísimo descrita en el antiguo testamento: dios conoce nuestros límites si nos dejamos poseer por el señor. Dios es capaz de hacer grandes maravillas; el señor está cerca de los que padecen. Dios guarda nuestra vida y es siempre fiel a sus promesas«.

Procedemos a Realizar la Oración

«Virgen santísima, de una manera mística pero real tú estás aquí con nosotros, tu eres vencedora de todas las batallas. La corona de espinas de tú hijo ha traído por esa humillación un triunfo muy grande. Obtenemos la palma y la corona de la gloria, tú eres reina, tu hijo es Rey, que ese reinado venga en este momento sobre nuestras tentaciones para que sean vencidas por el poder de nuestro señor Jesucristo.

Por tu intercesión las tentaciones que van contra el rezo del santo rosario. Que sutilmente nos instan a no rezarlo, a hacerlo distraídos, a dejarlo para más tarde, a no creer en su eficacia. Yo creo y confirmo que este momento recibo una gracia muy especial, por tu presencia madre, para seguir rezando todos los días contra viento y marea el santo rosario. Gracias Jesús, gracias María. Amén.

En este misterio le pedimos a María que toque nuestra cabeza, como hubiera querido poder tocar la de su hijo para poder curarlo. Que nos libere de todo pensamiento de autodestrucción, de pesimismo y de todo complejo por las consecuencias que la enfermedad pueda causar a nuestra imagen. También le entregamos a quienes sufren de problemas psíquicos o de alguna dolencia en su cabeza, cerebro, ojos, oídos, boca, garganta, vías respiratorias y pulmones«.

Luego de hacer la oración culminamos con Isaías (53;5): «Fue tratado como culpable a causa de nuestras rebeldías y aplastado por nuestros pecados, él soportó en castigo que nos trae la paz y por sus llagas hemos sido sanados«.

Continuamos con un Padre Nuestro

«Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén«.

Hacemos 10 Ave María

«Dios te salve María, llena eres de gracias; el señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, madre de dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén«.

Ahora un Gloria

«Toda la gloria al padre, al hijo y al espíritu santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén«.

Procedemos con la Jaculatoria

«Señor Jesús, cúbreme con tu preciosísima sangre, escóndeme en tus santas llagas, líbrame de todo peligro y de todo mal. Envía a tus santos ángeles y Arcángeles para que me acompañen a lo largo del camino. Amén.

Por el poder de tus santas llagas, libérame y sáname, señor. Amén.

Santa María, salud de los enfermos. Ruega por nosotros y por todos los que sufren«.

Cuarto Misterio de Dolor

Se refiere a la contemplación de la subida de Jesús al Calvario con la cruz en sus hombros.

Tienes que Leer:

«En la calle de la amargura se encontró contigo la virgen María y ustedes dos no pudieron hablarse, pero se hablaron los corazones. Aquella mirada ha sido una de las miradas más impresionantes de la historia. Tu hijo quería quitarte el dolor y no podía. Él te dijo con aquella mirada: Madre, para esto vine al mundo, para cargar con los pecados de la humanidad. Tú le miraste y le dijiste: hijo mío, mi destino está unido al tuyo. Entonces Jesús dijo: Ser madre no sólo implica serlo en Caná de Galilea, ser madre también es este misterio de la cruz.

Tú comprendiste Jesús, que la mirada de madre te daba fuerzas porque ella estaba invitándote a aceptar la voluntad amorosa del padre. A su vez, tú hijo también te fortalece porque le habías escuchado decir que era preciso pasar por la tribulación, por la prueba, por el misterio de la cruz para llegar a la gloria.

Madre, en este misterio de dolor te queremos pedir por todos los que tienen una cruz muy pesada, para que hoy la sientan liviana. Aceptándola y ofreciéndola para que puedan sentir ese yugo del corazón de tu hijo suave y ligero, para que puedan poner sus ojos no sólo en la propia cruz de Jesús. Por eso dame la gracia señor, de no encerrarme en mis propias penas, de no encerrarme en mi propio sufrimiento, sino de mirarte a ti señor y de sentir que tú me ayudas, porque tú te conviertes igual que Simón y quieres que yo también ayude a mis hermanos a llevar la Cruz.

Te lo pedimos por los que más sufren en el mundo, los que están oprimidos por el demonio, los que no tienen que comer, los enfermos de la mente. Aquellos enfermos con dolores sumamente fuertes en sus cuerpos, por aquellos hogares que están a punto de deshacerse. Por aquellas personas que están a punto de quitarse la vida, por aquellas personas que piensan que ya no pueden más, por los que han sufrido injusticias, por los que están encarcelados y sobre todo, aquellos encarcelados que son inocentes. Ten piedad virgen María, mira ahora las penas de mí propio corazón que sean sanadas para que yo sea instrumento de la paz y del amor del Señor.

Por los que más sufren te pedimos ahora Madre, alivia sus penas. Por esos méritos de Jesucristo ascendiendo al calvario con la cruz a cuesta y con todas nuestras cargas, pecados, enfermedades y problemas.

Aquí en el cuarto misterio contemplamos, a Jesús que carga con la cruz y que es acompañado por su madre.

Señor, que al caer una y otra vez, te ibas golpeando con las piedras del camino, pero a pesar de todo, seguías adelante, sana las dolencias de quienes sufren a causa de alguna enfermedad o accidente, el deterioro de sus órganos interiores : corazón, riñones, estomago, intestinos, páncreas o ganglios, toca con tus benditas manos, cualquier órgano que deba ser sanado«.

Luego de la lectura debemos finalizar con Marcos (16;17): «y estas señales seguirán a los que crean: pondrán las manos sobre los enfermos y sanaran«.

Hacemos un Padre Nuestro

«Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén«.

Luego 10 Ave María

«Dios te salve María, llena eres de gracias; el señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, madre de dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén«.

Un Gloria

«Toda la gloria al padre, al hijo y al espíritu santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén«.

Ahora la Jaculatoria

«Señor Jesús, cúbreme con tu preciosísima sangre, escóndeme en tus santas llagas, líbrame de todo peligro y de todo mal. Envía a tus santos ángeles y Arcángeles para que me acompañen a lo largo del camino. Amén.

Por el poder de tus santas llagas, libérame y sáname, señor. Amén.

Santa María, salud de los enfermos. Ruega por nosotros y por todos los que sufren«.

Quinto Misterio de Dolor

Finalmente, observamos la crucifixión y muerte de Jesucristo.

Lectura:

«En la Cruz venció Jesús todos los males y abrió camino a todos los problemas. Allí, al lado de la cruz; la virgen. Aquella a la que se le había dicho que para dios nada es imposible. Estaba sufriendo su hijo y ella se ofreció precisamente para nuestra salvación.

Pedimos que cada uno de nosotros sepamos recibir la luz en el momento del misterio de la cruz: estar como María santísima al pie de la cruz. Van a llegar tiempos de cruz para el mundo y la virgen tuvo la fortaleza. Jesús murió por ti y por mí, y desde entonces se abrieron las puertas del cielo. Satanás fue vencido y el pecado destruido porque la muerte de Cristo es la obediencia perfecta al padre. Si un árbol utilizado por el demonio venció a Adán y Eva en el paraíso terrenal, en otro árbol ahora es vencido. Por el árbol de la cruz, donde el nuevo Adán es Jesús y la nueva Eva es María.

Vamos a ofrecer este misterio para que no se siga crucificando también a Jesucristo, porque no se sigan cometiendo tantos abortos, para que se detenga esta cultura de la muerte, para que sea vencido el satanismo y la ola de violencia que hay, para que todos puedan hablar del río de la vida que brota de esa herida abierta de Cristo en este misterio de la cruz. Ahora Señor, que llueva sobre mí el río de la vida. Yo quiero abrir mi corazón y que el agua y la sangre que brotaron de tú costado la inunde señor, para hacer un solo corazón con el de Jesús y de María. En este misterio pedimos también esa transformación total de nuestra vida, esa conversión, esa opción fundamental por el señor. Bendito seas Jesús, bendita seas virgen María.

Te pedimos Jesús que, con el poder de tus santas llagas, nos libres de toda enfermedad en la sangre, sana a los enfermos de sida, renueva nuestras venas y arterias, toca a los hermanos que necesitan diálisis. Cúbrenos con tu preciosísima sangre y seremos salvados, ayúdanos a estar de pie, como María lo estuvo en la cruz siendo tu consuelo«.

Finalizado la lectura, se debe leer Pedro (2;24): «Dios mismo, subiendo a la cruz cargo con nuestros pecados, empecemos una vida santa. Por sus llagas fueron ustedes sanados«.

Un Padre Nuestro

«Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén«.

10 Ave María

«Dios te salve María, llena eres de gracias; el señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, madre de dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén«.

Un Gloria

«Toda la gloria al padre, al hijo y al espíritu santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén«.

Jaculatoria

«Señor Jesús, cúbreme con tu preciosísima sangre, escóndeme en tus santas llagas, líbrame de todo peligro y de todo mal. Envía a tus santos ángeles y Arcángeles para que me acompañen a lo largo del camino. Amén.

Por el poder de tus santas llagas, libérame y sáname, señor. Amén.

Santa María, salud de los enfermos. Ruega por nosotros y por todos los que sufren«.

Paso 6: Rezar 3 Ave María

Una vez finalizado los misterios de dolor, se debe continuar con tres Ave María de la siguiente forma:

«Dios te salve María santísima, hija de dios padre. Virgen purísima antes del parto, en tus manos encomiendo mi fe para que la ilumines. Llena eres de gracias, el señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tú vientre, Jesús. Santa María, madre de dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén«.

«Dios te salve María santísima, madre de dios hijo. Virgen purísima antes del parto, en tus manos encomiendo mi esperanza para que la alientes, llena eres de gracias, el señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tú vientre, Jesús. Santa María, madre de dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén«

«Dios te salve María santísima, esposa de dios espíritu santo, virgen purísima después del parto, en tus manos encomiendo mi caridad para que la inflames. Llena eres de gracias, el señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tú vientre, Jesús. Santa María, madre de dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén«

«Dios te salve, María Santísima, templo y sagrario de la santísima trinidad, virgen concebida sin mancha del pecado original«.

Paso 7: Finalizamos con un Salve

«Dios te salve, reina y madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, dios te salve. A tí llamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suplicamos gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Señora abogada nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.

¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce virgen María! Ruega por nosotros santa madre de dios para que seamos dignos de alcanzar las promesas y gracias de nuestro señor Jesucristo. Amén«.

Si lo deseas, puedes realizar algunas plegarias al finalizar el rosario.

Por otro lado, cabe destacar que también se puede realizar este rosario con los misterios gozosos el lunes y sábado si desea pedir por la sanación emocional. Mientras que los miércoles y domingos corresponde a los misterios gloriosos, que se enfocan en solicitarle a la virgen María por la sanación de la memoria, la herida del pecado y la liberación de las herencias genéticas no favorables.

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