Segundo de siete hermanos, hombre apegado a Dios y a iglesia con ferviente fe desde pequeño. Médico de profesión y vocación. El Dr. José Gregorio Hernández, venerado por miles de seguidores dentro de la iglesia católica, no solo en Venezuela sino en gran parte de América Latina, por su increíble poder, incluso después de muerto, el salvarle la vida a personas de cualquier tipo de enfermedades. En este artículo te mostramos la historia de José Gregorio Hernández.
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José Gregorio Hernández
Nacido en Isnotú Estado Trujillo, Venezuela, el 26 de octubre de 1864, luego de la dolorosa muerte de su hermana mayor, María Isolina, sus padres reciben con alegría a José Gregorio Hernández Cisneros, en un rincón humilde de la vieja casa de tapias, techada de palmas y piso de ladrillo. Perteneciente a una familia noble, humilde y de buenos principios, donde sus padres Benigno Hernández y Josefa Cisneros le enseñaban a él y a sus 5 hermanos la importancia de los buenos valores y el profundo amor que Dios desplegaba sobre ellos.
José Gregorio Hernández Biografía corta
La vida del doctor José Gregorio Hernández se originó en un pequeño pueblo llamado Isnotú, donde creció como un niño ágil, de espíritu curioso, pensador, obediente, ordenado, compasivo y generoso que pocas veces se dejaba ver un poco revoltoso, pero siempre un niño tranquilo y sumiso. Veía a su padre trabajar en los negocios de mercancía, como víveres y farmacia, con firmas importantes de comerciantes de la ciudad de Maracaibo, ya que ese pueblo era el que estaba más cerca de Isnotú. Su madre, mujer de gracia y carisma, dedicada siempre al hogar, una mujer de fe y piedad, apegada a Dios y a la iglesia tenia como vocación ayudar al prójimo, ya sea a los huérfanos, viudas, pobres y enfermos.
José Gregorio Hernández, al haber quedado como hermano mayor, sentía una responsabilidad enorme al velar por la protección y el cuidado de sus hermanitos, a pesar de esto, el se organizaba y tomaba tiempo para aprender a leer y escribir, debido a que uno de sus mayores sueños era ir a la capital venezolana a terminar sus estudios.
Al cumplir los 8 años de edad, recibe una de las peores noticias que puede recibir una persona, el fallecimiento de su amada madre. Luego de este acontecimiento, José Gregorio Hernández decide seguir su legado, y así como lo heredó de ella, puso en práctica desde muy joven la gran caridad que poseía para con los pobres y enfermos, su abnegación y piedad, así como su fervor religioso y fe en Dios, la cual ejerció con especial firmeza y perseverancia durante toda su vida. De su padre heredó el carácter y el estricto cumplimiento de los deberes y obligaciones.
Desde los 9 años de edad, José Gregorio asiste a la escuela de la localidad dirigida por el maestro Pedro Celestino Sánchez y que supo observar en José Gregorio, que tenía habilidades para el aprendizaje que debían ser aprovechadas lúcidas aptitudes para que finalizará sus estudios en Caracas.
Cuatro años más tarde del fallecimiento de su madre, en 1876, su padre contrajo nuevas nupcias con Maria Hercilia Escalona. De estas segundas nupcias a José Gregorio le nacieron 6 hermanos.
Aquí podemos observar una vieja foto de José Gregorio en la infancia.
Don Benigno, padre de José Gregorio, se mostraba preocupado por la formación de su hijo, una noche decidió conversar con él a profundidad para tomar una decisión con respecto a su educación. José Gregorio le confiesa que desea continuar sus estudios en la ciudad de Caracas.
– “Papá, si usted me puede mandar, se lo agradezco, me dará mucho dolor dejarlos, pero creo que estudiando mucho podré ayudar a mucha gente”
José Gregorio Hernández quería ser abogado para administrar la justicia, pero su padre le insistió en que fuera médico para ayudar a los que sufren, le recordó la labor de su madre, y José Gregorio le prometió que sería médico.
José Gregorio Hernández Estudiante
Ya de joven y de aproximadamente 13 años, por 1878, José Gregorio hace varias escalas con dos amigos de la familia, para llegar a Caracas, viajando hacia Maracaibo, luego a Curazao para luego de ahí aterrizar en Caracas.
Anexamos una fotografía de José Gregorio ya de adolescente.
Una vez en Caracas no podía creer lo maravillosa y majestuosa que sería el plantel que lo iba a albergar por muchos años. Era el Colegio Villegas, dirigido por el ilustre, Guillermo Tell Villegas, ciudadano de grandes virtudes y muy humanitario.
No había pasado mucho tiempo cuando José Gregorio deja impactados a los profesores y compañeros por su brillante inteligencia y por su increíble amabilidad y gentileza hacia los demás. Por 3 veces consecutivas obtuvo, por méritos propios, la medalla de aplicación conducta ejemplar. Dentro del plantel se había convertido en un líder y modelo para los demás compañeros.
El 25 de mayo 1882 obtiene el título de bachiller en filosofía de la Universidad Central. En ese mismo año, ingresa a la universidad para empezar a estudiar, como le había prometido a su padre, Ciencias Médicas.
Empezó a estudiar la carrera y al poco tiempo y nuevamente se había convertido en un estudiante ejemplar, responsable y organizado para el estudio, horarios y responsabilidades, dedicado a la medicina con gran pasión, al tercer año de estudio José Gregorio, cae gravemente enfermo debido a una fiebre muy fuerte, todo el gremio estudiantil, amigos y allegados se preocuparon por su estado de salud, ya que José Gregorio se había ganado el corazón de todos con su impecable actitud y su gran compañerismo.
Por decisión de él, pide a su director de conciencia, el Párroco Juan. B. Castro, le administró la unción de los enfermos, la cual recibió con mucha fe y dispuesto a morir si era la voluntad de Dios. Luego de un par de días en reposo, se recupera en su totalidad, y sin perder más tiempo reanuda sus estudios académicos de medicina con mucha más fuerza que antes.
Concluye sus estudios de medicina el 26 de junio de 1888, donde José Gregorio solicita al ciudadano rector fijar el día del examen final que lo haría optar al título de doctor. El examen queda fijado para el 29 de junio de 1888. La fama de José Gregorio era la de ser, el primer estudiante de la universidad, y lo logró. Luego del examen un jurado decide revisarlo con mucho detalle y, luego de esto, el secretario Dr. Guánchez gritó: “Aprobado y sobresaliente por unanimidad”
Ese día fue inolvidable para José Gregorio Hernández, aunque un poco doloroso por la ausencia de sus seres queridos, amigos y compañeros de clase deciden hacerle una enorme fiesta en su honor, evento que duró hasta horas de la madrugada.
Su carrera como médico
José Gregorio, nunca anduvo sobrado de dinero, por lo que tuvo que ayudarse para sus estudios con clases particulares de piano, ya que el aprendió junto a los dos amigos con los que se fue a Caracas, además hacía ahorros extremos para poder pagarse todos los gastos. También se vio en la necesidad de él mismo hacerse sus prendas de vestir siguiendo los consejos de un viejo amigo que era sastre.
Todo esto valió la pena, ya que a sus cortos 23 años ya estaba graduado con honores de médico. Estaba listo y con muchas ganas de ayudar al prójimo, así como lo hacía su fallecida madre.
El Dr. Dominici le ofreció a ayudarlo económicamente a montar un consultorio en la ciudad de Caracas, más, sin embargo, las palabras del ahora Dr. José Gregorio Hernández fueron las siguientes:
“¡Cómo agradezco su gesto Dr. Dominici! Pero debo decirle que mi puesto no está aquí. Debo marcharme a mi pueblo. En Isnotú no hay médicos, y mi pueblo está allí, allí donde un día mi propia madre me pidió que volviera para que aliviara los dolores de las gentes humildes de nuestra tierra. Ahora que soy médico, me doy cuenta que mi puesto está allí, entre los míos.”
Mientras conseguía algún viaje a Isnotú, trabajó en Caracas. Su amigo Juan de Dios Villegas, se había mudado a la pastora, y en su misma casa le dio cobijo a José Gregorio, en la casa de huéspedes de Doña Matilde. En esa habitación instaló su consultorio provisional. Su fama se iba extendiendo por todas partes y su clientela iba aumentando, aquella habitación se había convertido no solo en su consultorio, sino que era su dormitorio, consultorio espiritual y hasta su pequeño espacio para dar consejos como sastre.
Nunca estuvo lleno de dinero o lujos, apenas podía cumplir con sus necesidades básicas, a pesar de esto era una persona muy pulcra y limpia. A pesar de no ser adinerado y tener dinero solo para lo justo, no dudaba ni un segundo en ayudar a los demás, una de las historias más increíbles es, que Doña Matilde, le llevaba en bandeja la comida a José Gregorio, éste luego de comerla, le devolvía la bandeja con el plato vacío, esto a Doña Matilde le agradaba, ya que significaba que la comida estaba buena y había sido de su gusto.
Más, sin embargo, luego de unos días Doña Matilde se dio cuenta que José Gregorio salía justo luego de comer con una bolsa en su mano, ella decide seguirlo, y se da cuenta que se dirige a un callejón de La Pastora, en donde al final de este se encuentran unos hambrientos mendigos que lo esperaban con gran alegría, él les entregaba la comida y pedía disculpas por el retraso.
Doña Matilde lo agarra por el brazo y decide llevarlo nuevamente a la casa, donde le sirve otro plato de comida, y José Gregorio le responde: “Ya usted sirvió mi comida “. “Hoy usted sirvió al Señor, porque le ha dado de comer a mis pobres”
Como lo venía planeando desde hace tiempo, José Gregorio Hernández ya tenía todo listo para volver a Isnotú, nuevamente haciendo diversas escalas con días de espera en Maracaibo y Curazao, al llegar pide encarecidamente que lo dejen visitar el cementerio en donde se encuentra su fallecida madre, y a quien le dedicó las siguientes palabras
“Ayúdame a cumplir esta misión que me encargaste un día y que Dios en sus santos designios ha puesto en mis manos de humilde pecador. ¡Guíame ahora, que no te tengo a ti!”
Una mano dulce se ha puesto sobre sus hombros, y al ver quien era, se da cuenta que es una mujer de inmensa bondad reflejada en su rostro le dice:
“Acabas de decir que no tienes madre. No es cierto, pues me tienes a mí, yo soy María Hercilia, la esposa de tu padre y tu madre también”
José Gregorio, así como excelente médico era buen venezolano, y deseaba a toda costa poder levantar y hacer surgir a su país en la medicina, ya que Francia y Alemania tenían los mejores profesionales y equipos en avance de la salud. Como buen cristiano le pedía todos los días a Dios, que mediante su voluntad él pudiera cumplir ese sueño. Y, como Dios es grande, escucho sus plegarias, y nunca imaginaria el giro que daría su vida.
Recibe una carta del insigne maestro, gloria de la medicina, el Dr. Calixto González, quien apreciaba mucho a José Gregorio, informando que el presidente proyectaba el envío a Europa de un joven con aptitudes, para que estudiara con perfección ciertas materias experimentales de la medicina, con el fin de traer los conocimientos y nuevas tecnologías a la capital venezolana.
José Gregorio debido a su popularidad obtenida como el mejor estudiante de la universidad, mejor médico y excelente ser humano, queda postulado como la primera opción a el viaje a Europa. El joven aspirante debía trasladarse de inmediato a la ciudad de Caracas y dispuesto a empezar de una vez el viaje a Europa.
Hernández, después de pensarlo a fondo y analizarlo cuidadosamente, recuerda la memoria de su madre y que desde el cielo ella lo ayudaría, decide aceptar la propuesta con una beca, y enseguida se traslada a Caracas a afrontar el reto y el sueño que tanto quería.
Y así fue como el Dr. José Gregorio Hernández, se instalaba en la hermosa ciudad de París, en Francia, a trabajar y a continuar sus estudios en la Universidad de París.
Nuevamente, como de costumbre, José Gregorio resaltaba increíblemente ante los demás compañeros de estudio, le apasionaba su carrera, le encantaba disecar los tejidos, estudiaba los órganos de los cuerpos de los enfermos, tenía prisa en adivinar el secreto terrible misteriosos de la muerte. Cada día que pasaba crecía la admiración de sus profesores y colegas, y mientras sus compañeros buscaban un poco de diversión y placeres en las hermosas calles de París, José Gregorio se la pasaba entregado de lleno a los estudios de la ciencia.
Pasaba horas en los laboratorios de investigación, a solas con los difuntos haciendo exámenes y elaborando hipótesis. Tenía un sueldo que le pagaba el gobierno de Venezuela, era un joven brillante y atractivo para las mujeres francesas, más sin embargo José Gregorio Hernández tenía la capacidad de abstenerse a cualquier diversión, porque él comprendía la enorme responsabilidad no solo ante su familia, sino ante su país y sobre todo a Dios.
Luego de arduo trabajo en los laboratorios científicos, profesores de la Universidad de París, le dan a José Gregorio el premio a “El mejor médico – alumno en nuestra especialidad” con emotivos mensajes llenos de alegría y orgullo de parte de sus profesores: Charles Richet, Mathias Duval y el Dr. Isidor Strauss. El 17 de junio de 1890.
Estando en París recibe la noticia del fallecimiento de su padre el 8 de marzo de 1890, la cual fue un momento muy triste para José Gregorio ya que estaba muy lejos de su país natal. Decide no pelear los bienes como hermano mayor, y decide dejarlos a sus hermanos.
En una carta dirigida al Ministerio de Instrucción Pública, de fecha 8 de diciembre de 1890, el Dr. José Gregorio Hernández, le hace saber que el próximo mes de mayo culminará su preparación y que está dispuesto a realizar la parte más importante de la misión, la cual sería, la introducción de los estudios científicos modernos en Venezuela, enviaría una lista del instrumental y el equipo necesario para instalar en la ciudad de Caracas, un laboratorio de fisiología experimental, en un instituto que estará al nivel de los más avanzados del mundo científico, ya que sería una copia fiel y exacta del de la facultad de medicina en París.
Solicitud que fue aprobada el 21 de abril 1891.
Vuelta a la patria
Con la llegada del ilustre Dr. José Gregorio Hernández, se instala el primer Laboratorio de Fisiología Experimental, así como la creación de nuevas cátedras de estudio como lo es la Histología Normal, Patológica y Bacteriológica, con esto se inicia la etapa verdaderamente científica de la medicina e historia venezolana. Dichas materias serían dadas por el Dr. José Gregorio Hernández, que a su vez era nombrado director del laboratorio.
Luego de esto, Venezuela empezó a participar en congresos internacionales liderado por el Dr. José Gregorio Hernández, empezaron a realizarse estudios científicos avanzados en Caracas, que dejaban muy en alto el nombre Venezuela.
Es importante destacar que José Gregorio Hernández formó una escuela y dejó un modelo de vida universitaria la cual son ejemplo a seguir, gracias a su dedicación, entrega y pasión, adicional a esto, siempre fue un hombre ejemplar, lleno de valores y buenos principios, entregado al amor de Dios y fiel a la iglesia católica con mucha fe y fervor.
Vida religiosa
Nació en el seno de una familia católica, creyente de Dios y a la iglesia. Donde le enseñaron todos los principios y caminos del amor del creador. Desde muy pequeño aprendió a orar y a dar gracias a Dios por su familia y por sus logros. A lo largo de su vida, la devoción y amor hacia Dios crecía cada vez más, ponía en sus manos a todos sus pacientes a cuáles curaba.
A los 43 años decide retirarse de todas sus funciones como profesor y director de laboratorio para postular e ingresar en un convento de religiosos cartujos en Italia, donde al llegar recibe el nombre de Fray Marcelo. Luego de un par de meses decide regresar a Venezuela, debido a que las condiciones climáticas hicieron que enfermara gravemente, la mejor opción era el regreso a su país para su pronta recuperación.
Luego de esto ingresa al seminario de Santa Rosa de Lima en el cual pertenece aproximadamente 3 años, cuando un día decide intentarlo nuevamente, pero esta vez, con su hermana Isolina, a volver a preparase para participar en los monasterios, más sin embargo el fuerte invierno hizo que enfermara de los pulmones y se sintió obligado a volver a Venezuela.
En Venezuela, participa en la Orden Franciscana, viviendo el evangelio como San Francisco de Asís. Atendiendo a sus pacientes con gran vocación y fe.
Fallecimiento
El 29 de junio de 1919 el Dr. José Gregorio Hernández cumplía 31 años de graduado como médico. Se levantó como de costumbre, pero de manera especial, a tomar una ducha y a salir disfrutar de la santa misa de ese hermoso día domingo, siempre la escuchaba de rodillas y recibía la comunión.
Siempre oraba a Dios por su profesión y por todos sus pacientes, por sus familiares y amigos, y también por la paz mundial. Luego de la misa nada mejor que celebrar su aniversario de graduado atendiendo y sanando a los enfermos y en especial a los huérfanos.
Al regresar a eso de las once de la mañana para tomar su desayuno, que generalmente era pan con mantequilla y queso con jugo de papelón, su cuñada lo había sorprendido dejándole una jarra de carato de guanábana que tanto le gustaba, y de la cual se tomó dos vasos. Hernández, antes de tomar el almuerzo se dirigía siempre al Santísimo Sacramento que pertenecía expuesto todo el día en la iglesia de San Mauricio, donde rezó el Ave María con gran fervor.
Ese día como a las 2 de la tarde recibe una llamada, donde son solicitados sus servicios como médico para sanar a una anciana que estaba delicada de salud y que vivía entre Amadores y Cordones, El Dr. José Gregorio Hernández se decide a salir sin más contratiempos, pasaba por la farmacia de amadores para comprar unos medicamentos, cuando sorpresivamente es atropellado por un vehículo, impactando así contra la acera, el pavimento y un poste.
Al Dr. José Gregorio Hernández lo trasladaron en el mismo auto en el que fue atropellado, ya que el conductor, un joven de 28 años lo conocía y lo había ayudado como médico en varias ocasiones, lo llevó al Hospital Vargas en Caracas, y ese momento no había médicos, entonces sin perder tiempo se dirigieron a buscar a su casa al Dr. Razetti y llevarlo al hospital, pero cuando llego ya era demasiado tarde, el Dr. José Gregorio Hernández había fallecido.
Proceso de beatificación
Luego del fallecimiento del Dr. José Gregorio Hernández, y debido a su posición religiosa, muchos de sus seguidores seguían pidiéndole al doctor que, desde la gloria, ayudará a salvar y a sanar las vidas de las personas enfermas, luego de años empezaron a darse veredictos que decía que el doctor si hacía los milagros y no solo a una persona, sino a miles en distintas partes del mundo.
Gracias a todas estas revelaciones la iglesia católica venezolana da inicio en el año 1949 el proceso de beatificación y canonización al Dr. José Gregorio Hernández. Luego en el año 1972 en Roma se reconoce que el médico venezolano vivió una vida ejemplar dentro de la fe hacia Dios lleno de buenos principios, es por tal, que se le concede uno de los primeros pasos hacia la santidad, siervo de Dios.
El 16 de enero de 1986 por el papa Juan Pablo II es nombrado Venerable, ya que se habían completado una serie de requisitos.
El vaticano informa a la arquidiócesis de Caracas el 27 de abril de 2020, que fue aprobado el milagro del Dr. José Gregorio Hernández por la increíble sanación de una niña llamada Yaxury Solórzano Ortega de 10 años, quien había recibido una bala perdida durante un robo a su padre el 10 de marzo de 2017. Luego de este suceso el actual papa, Francisco, firmó el 18 de junio de 2020 el decreto para la beatificación del Dr. Hernández para principios del año 2021, debido a la pandemia que actualmente padece el mundo.
Cabe destacar que, una vez ocurrido este hecho, el Dr. José Gregorio Hernández, será llamado Beato, y que aún se espera la aprobación de otros milagros, que están siendo investigados, para que pueda ser llevado a Santo.
Oración a José Gregorio Hernández para la curación
Desde su fallecimiento al doctor José Gregorio Hernández, sus fieles seguidores y quienes lo admiraban, le hicieron unas novenas, rezos y oraciones que utilizan cuando van a pedirle algún milagro de sanación para ellos mismos o familiar y/o conocido que requiera de sus servicios. Esta oración es dedicada en la novena del doctor José Gregorio Hernández
¡Oh Señor Dios mío, Todopoderoso! Que tanto has bendecido a tu amado siervo José Gregorio Hernández, y que por tu gran misericordia le has dado el poder de curar enfermos y socorrer a los necesitados, concédele Señor la gracia de curarme como médico espiritual de mi alma y de mi cuerpo, si ha de ser para tu gloria.
Te pido esto Señor mío en nombre de tu amado Hijo quien nos recomendaba estas bellas enseñanzas: “Pide y él te lo dará. Todo el que pide recibe. Pero pida con fe. Todo es posible para quien tiene fe. Todo lo que pidas al Padre en mi nombre se los concederá”.
Concédenos estas gracias que necesitamos, en nombre de nuestro Señor Jesucristo quien nos enseñó a orar diciendo… (Padre Nuestro)
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