La Parábola del Sembrador, es una de las grandes historias que se encuentran en la Biblia, dicha enseñanza pertenece a 3 de los 4 evangelios del Nuevo Testamento, los cuales son el libro de Mateo, Marcos y Lucas. En el siguiente artículo conoceremos todo lo relacionado a esta significativa enseñanza.
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La Parábola del Sembrador
En esta ocasión conoceremos todo lo relacionado a una de las enseñanzas más significativas de las sagradas escrituras, se trata de la Parábola del Sembrador, la cual llega a ser mencionada en 3 de los 4 evangelios del Nuevo Testamento de la Palabra de Dios.
En esta parábola tenemos todos los resultados posibles sobre la semilla de la Palabra de Dios. Como se puede saber en la primera categoría, la Palabra no entra en los corazones de los receptores que simbolizan la tierra. Ya que ellos no la creyeron. De lo contrario, en el caso de la segunda y de la tercera categoría ambos recibieron la Palabra, sin embargo, ninguno de ellos logró llevar el fruto.
¿Por qué? Esto es lo que vamos a explicar durante el siguiente artículo ya que la respuesta a esta pregunta se encuentra interpretada de distintas maneras. Finalmente, la cuarta categoría llegó a ser la única que llegó a escuchar la Palabra de Dios, la única que la recibió y que también llevó fruto. Nuestro enfoque en este artículo va a ser en porque no se llegó a recibir la palabra de Dios en las 3 primeras y porque en la última que es la cuarta sí.
A continuación, vamos a leer la Parábola del Sembrador según lo relatan 3 de los 4 libros de los Evangelios del Nuevo Testamento, que son Mateo, Marcos y Lucas.
Mateo 13:1-9; Marcos 4:1-9 y Lucas 8:5-8
Comenzaremos primero con el primer Libro del Nuevo Testamento y el primero de los Evangelios que es Mateo 13:1-9, que dice de la siguiente manera:
“Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar. Y se le juntó mucha gente; y entrando él en la barca, se sentó, y toda la gente estaba en la playa. Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar. Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron.
Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; Pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron. Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno. El que tiene oídos para oír, oiga”.
Mateo 13: 1-9
Ahora Bien, vamos a leer lo que dice el Segundo Libro del Nuevo Testamento y también el Segundo de los Evangelios que es Marcos 4: 1-9, que dice de la siguiente manera:
“Otra vez comenzó Jesús a enseñar junto al mar, y se reunió alrededor de él mucha gente, tanto que entrando en una barca, se sentó en ella en el mar; y toda la gente estaba en tierra junto al mar. Y les enseñaba por parábolas muchas cosas, y les decía en su doctrina: Oíd: He aquí, el sembrador salió a sembrar; y al sembrar, aconteció que una parte cayó junto al camino, y vinieron las aves del cielo y la comieron.
Otra parte cayó en pedregales, donde no tenía mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra. Pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. Otra parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron y la ahogaron, y no dio fruto. Pero otra parte cayó en buena tierra, y dio fruto, pues brotó y creció, y produjo a treinta, a sesenta, y a ciento por uno. Entonces les dijo: El que tiene oídos para oír, oiga”.
Marcos 4: 1-9
Finalmente, culminamos con el Tercer Libro del Nuevo Testamento y también el tercero de los Evangelios de la Biblia que se trata del Libro de Lucas 8:5-8, que dice de la siguiente manera:
“Y como se juntó una grande compañía, y los que estaban en cada ciudad vinieron á él, dijo por una parábola: Uno que sembraba, salió á sembrar su simiente; y sembrando, una parte cayó junto al camino, y fue hollada; y las aves del cielo la comieron. Y otra parte cayó sobre la piedra; y nacida, se secó, porque no tenía humedad. Y otra parte cayó entre las espinas; y naciendo las espinas juntamente, la ahogaron. Y otra parte cayó en buena tierra, y cuando fue nacida, llevó fruto á ciento por uno. Diciendo estas cosas clamaba: El que tiene oídos para oír, oiga”.
Lucas 8:5-8
Interpretaciones
Se puede decir que son muchos los Eruditos, que manifiestan sus interpretaciones en relación a esta enseñanza de la biblia, en este sentido la mayoría de ellos suele manifestar que la parábola del sembrador está bajo una perspectiva muy particular, es decir que a pesar de todos los fracasos que se evidencian en el relato, finalmente la siembra de la llamada “semilla” llegaría a ser exitosa, la cual echará raíces y producirá muchos “frutos”.
Acorde a la fuente Q, que llega a establecer que el libro del evangelio de Marcos llegó a ser el primero de los 4 evangelios sinópticos en poder ser escrito, la parábola del sembrador la cual vendría a ser también la primera parábola en poder ser escrita, pues se trata de la primera parábola de este libro.
Marcos utiliza esto para poder resaltar la clase de reacción que las anteriores enseñanzas del señor Jesucristo han llegado a tener sobre las personas, como igualmente la clase de reacción que el mensaje cristiano ha logrado tener en el mundo en el transcurso de las 3 décadas desde el ministerio de Cristo hasta lo que es la escritura del Evangelio. La parábola ha llegado a dar a entender en ciertas ocasiones que existen por lo menos unos 3 “niveles” del divino progreso y también de la salvación.
De la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
De acuerdo a las diversas interpretaciones de todos los miembros y también la gran mayoría de los líderes de la Iglesia del Señor Jesucristo de los Santos de los Últimos Días que es mejor conocido como la Iglesia SUD, no cualquiera puede llegar a aceptar el Evangelio con el mismo tipo de grado de compromiso.
La parábola es la que nos enseña de forma clara donde la responsabilidad llega a recaer con respecto a lo que es el Reino de Dios y también sobre la recepción del Evangelio. No se encontraba en la siembra y no se encuentra en la semilla sino que se encuentra en el “suelo”, es decir, en el corazón del hombre.
Un hombre llamado Joseph Smith quien es el fundador del mormonismo, llega a sugerir que la parábola del sembrador es aquella que demuestra los tipos de efectos que se han logrado producir por causa de la predicación de la Palabra, y también él es el que cree que esta parábola llega a manifestar aspectos esenciales sobre el Reino de Dios en ese mismo tiempo.
Se puede decir que en el siglo XIX, algunos personajes importantes llegaron a expresar sus interpretaciones en relación a esta parábola, fue así como un Presidente llamado Heber C. Kimball expreso que esta enseñanza era una de las mejores historias para fortalecer la fe de todo creyente, ya que les permite soportar los retos.
Análisis del Jesús Seminar
El denominado “Jesús Seminar”, llega a ser el primero y más significativo proyecto relacionado a este tema, el conocido “Westar Institute”, suele clasificar esta parábola como una importante y auténtica enseñanza. De la misma forma que los dichos auténticos del señor Jesús, en la parábola se usa una clase de imagen sencilla y también un estilo oral (en vez de escrito). Ellos, no obstante, llegaron a rechazar por otra parte, la interpretación alegórica que es escrita como una clase de elaboración original sin nexo con Jesús, a pesar de que la misma llega a ser reformulada en el libro de Mateo.
Jesús explica la Parábola del Sembrador
Muy bien, ahora lo más importante, la interpretación que es dada por el mismo Señor Jesús la cual puede ser observada en los mismos libros de Mateo 13:18-23, Marcos 4:13-20 y en el libro de Lucas 8:11-15. Para tener una idea de lo que el señor dijo sobre la parábola del sembrador, veamos lo que dice el libro de Mateo capítulo 13, versículo 18 al 23, que dice así:
“Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador: Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino. Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo; pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza.
El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa. Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno”.
Mateo 13: 18-23
Reflexión:
Esta llamada parábola del sembrador llega a ser una de las pocas que suele presentarse en los evangelios en donde igualmente se encuentra registrada lo que es su explicación por parte del señor Jesús, y la misma llega a ser vital para el creyente que generalmente predica a los no cristianos, para que puedan entender que cada vez que vamos a anunciar el mensaje del evangelio sucede que la palabra puede incluso tomar alguno de estos 4 caminos o direcciones en la persona receptiva que la oye.
En el fragmento de los versículos 1 al 9 se relata la historia, y en el caso de los versículos 18 al 23, se llega a hablar de la verdad espiritual, y no es de que nos extrañemos cuando nosotros predicamos la buena nueva, y si no podemos ver los resultados esperados, y hasta inclusive llega a ser muy probable que en alguna oportunidades se puede la persona llegar a desanimarse porque no ve el fruto del evangelio en todas aquellas personas que aman y quieren que puedan ser transformadas por el poder de Dios.
Sin embargo, se puede y se debe de perseverar en la oración y en la súplica para que la misericordia del Señor Todopoderoso sea la que les conceda el arrepentimiento verdadero de todo corazón. Cuando el señor Jesús estuvo en la tierra en ciertas oportunidades legó a hablar en alegorías, símil, metáforas y hasta incluso en parábolas, y a muchos les solía inquietar esta manera en que el Maestro le predicaba a todos los judíos de su tiempo, sin embargo, nosotros debemos de llegar a entender que cuando siempre anunciamos el evangelio, llega a ser el Señor Jesús quién nos envía, como lo dice claramente en su palabra en el libro de Juan 13:20:
“De cierto, de cierto os digo: El que recibe al que yo enviare, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió”. Ahora vamos a dar un pequeño Resumen de la Parábola del Sembrador de cada una de la porción de la tierra en que cayó la semilla de la palabra:
Primera Parte: La Semilla que Cayó Junto al Camino
En la primera parte de la tierra en donde la semilla cayó fue junto al camino y entonces vinieron las aves y se la comieron, esta representa a todos aquellos que escuchan la palabra del reino y no la comprenden ni tampoco la reciben, como lo llega a decir la palabra de Dios en el libro de 2 Corintios 4:3-6, que dice así:
“Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios. Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús. Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo”.
Segunda Parte: La Semilla que Cayó en Piedras
En el caso de la segunda parte de la semilla que cayó en los pedregales o en las piedras, y no había mucha tierra y que crecieron pronto, sin embargo, cuando salió el sol se quemaron y por no lograr tener raíz se secaron, estos llegan a ser todos aquellos que escuchan la palabra del Señor y de su reino y la reciben con gran gozo, sin embargo, la misma llega a ser de una duración muy corta, porque cuando llegan todas las persecución o las tribulaciones estos se escandalizan, sin embargo, la palabra del Señor llega a decir en el libro de 1 Pedro 1:6-9, lo siguiente:
“En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas”
Sobre este tipo de tema de suelen haber muchas citas bíblicas. En este tiempo muchos no quieren llegar a predicar el evangelio por completo, por el simple temor de ser rechazados en el trabajo, al igual que en el colegio, en las universidades, por propios vecinos, y también en el ámbito ministerial por gran temor de que los miembros de la iglesia se vayan a otra iglesia donde se logre predicar de una manera mucho más ligera y moderna.
Muchos llegan a ser los que han querido lograr hacer de la conversión de un creyente en una sola frase o en un juego de palabras sin tener que existir el verdadero arrepentimiento que es el que transforma el corazón del hombre por el poder del Espíritu de Dios.
Si predicamos al señor Jesucristo, debemos de llegar a entender que todos somos peregrinos en esta tierra, y que nuestra ciudadanía no es de este mundo, sino que se encuentra en el cielo, por lo que debemos de predicar el evangelio sin importar si sufrimos o si somos perseguidos por la gran causa de la palabra con un enorme gozo inefable.
Y que no nos avergonzamos del evangelio que predicamos, y si lo hacemos de otra manera, entonces estamos negando lo que Cristo dijo que iba a suceder en aquellos que querían llegar a predicar el evangelio sincero, con un corazón contrito y humillado, por lo que debemos de recordar lo que dice la palabra de Dios en 1 Corintios 10:13:
“No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”.
Tercera Parte: La Semilla que Cayó entre los Espinos
En el caso de la tercera parte de la semilla que cayó entre los espinos, y los espinos crecieron y la ahogaron, todos estos son los que oyen la palabra, sin embargo, el afán de este mundo terrenal y también el engaño de las riquezas son los que ahogan la palabra y la hace infructuosa, por lo que miremos que esta parte de la tierra llega a ser similar en ciertas forma a la segunda, sin embargo, aquí igualmente oyen, reciben la palabra sin embargo, el afán de este mundo es el que nos inunda y también compite contra su corazón, siempre desviándolos de la fe verdadera.
Y, ¿qué es el afán de este mundo?, en el libro de 1 Juan 2:15-17 dice: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”.
En este tiempo todos podemos observar al mundo que se encuentra obsesionado con los deportes, al igual que con la música, las películas, y los juegos de video, todo esto es lo que hace como parte del entretenimiento que llega a cumplir con las satisfacciones de la carne en el mundo, y en ciertas ocasiones las personas quieren vivir la vida cristiana muy ligada a esta clase de vida terrenal.
Cuarta Parte: La Semilla que Cayó en Buena Tierra
En el caso de la última semilla que cayó en buena tierra que dio fruto, son todos aquellos que escuchan la palabra del reino y la comprenden, por lo que miremos que es lo que dice, que la “oyen y entienden”, solo en esta tierra se dice la palabra que si lo entienden, porque en la primera la misma palabra del señor dice que “no entienden”, esto quiere decir, que como cristianos debemos entender, y este tipo de entendimiento no solo es el conocimiento con la fe, porque en el libro de Santiago 1:22, dice:
“Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores engañándoos a vosotros mismos”, y para poder ser hacedores, todos debemos de tener una raíz, y también estar en la vid verdadera que llega a ser Cristo, si no permanecemos en Él no podemos lograr dar el fruto del Espíritu en el creyente, para que sea Cristo el único exaltado en todos nosotros.
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