Uno de los santos más populares y adorados en el mundo es San Antonio de Padua, Doctor de la Iglesia y patrono de los humildes. A este santo, de acuerdo a la tradición, se le implora para conseguir objetos que se han extraviado. La Oración a San Antonio de Padua cuenta con numerosas versiones en las cuales se hacen peticiones de todo tipo. Entérate de mucho más a continuación.
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Oración a San Antonio de Padua
¿Está necesitado de una gracia personal? ¡Como muchos cristianos, encomiende a San Antonio de Padua una oración para su petición!. Este santo que logra milagros es implorado desde siglos atrás para los objetos que se han extraviado, así como igualmente para los casados, la familia y los que se encuentran enfermos.
«¡Oh Venerable y preclaro protector mío, San Antonio de Padua! Mi confianza en ti siempre ha sido grandísima en que me has de ayudar en todo lo que necesito, implorando por mí al Señor a quien serviste, a la Virgen Santísima a quien amaste y al divino Niño Jesús que tantos favores te concedió. Ruégales por mí, para que por tu poderosa mediación me confieran lo que ruego».
«¡Oh Gloriosísimo San Antonio! Ya que las cosas que se han perdido son conseguidas por tu intercesión y obras tantos milagros con tus devotos; yo te imploro y suplico me alcances de la Divina Majestad el recuperar la gracia que he han abandonado por mis pecados, y el favor que ahora anhelo e imploro, siendo para Gloria del Señor y beneficio de mi alma. Amén».
Oración eficaz a San Antonio para cualquier necesidad
Si deseas conseguir un beneficio espiritual, sea para ti o para una persona especial, tan sólo debe rezar esta oración con fervor, ¡y de esa manera no habrá impedimento para su eficacia!
«Acuérdate ¡oh, glorioso San Antonio! compañero del Niño Jesús e hijo adorado de María Inmaculada, que nunca se oyó decir que alguno de quienes han suplicado a ti, rogando tu protección, haya sido dejados al abandono. Alentado de igual confianza, acudo a ti».
«¡Oh leal consolador de los apesadumbrados! y sollozando bajo el peso de mis faltas me arrojo a tus pies y pecador como soy he osado presentarme ante ti. No deseches, pues, mis ruegos, tú que eres tan poderoso cerca del Corazón de Jesús, pues bien, óyela favorablemente y dígnate acceder a ella. Amén».
Oración a San Antonio que triunfa sobre todos los obstáculos
Para numerosos creyentes, Dios al parecer se hacer aguardar. Pero hemos de entender que, sea lo que sea el Señor siempre contesta a nuestras suplicas. Si no nos concede de inmediato lo que le imploramos, Él siempre nos suministra aquello que más requerimos.
«Oh San Antonio, el más bondadoso de todos los santos, tu amor por el Señor y todas sus criaturas te hizo ser apto para poderes prodigiosos en esta tierra. Te lo ruego, intermedia en mi favor. Murmura mi suplica a la oreja del Niño Jesús, que tanto adoraba acurrucarse en tu brazos… (manifiesta tu petición)».
«Oh San Antonio, santo de los prodigios, cuyo corazón se encuentra colmado de caridad humana, te lo imploro, confiéreme mi oración y quedaré eternamente agradecido. Amén»
Oración diaria a San Antonio
«Te reverencio San Antonio y me alegro en los favores que nuestro Señor de manera libre te ha concedido. Te hago recordar en particular tu momento de felicidad cuando el Divino Niño Jesús consintió en abrazarte con cariño. ¡Oh, qué gran regocijo y alegría colmaría tu corazón en esa oportunidad!»
«Por este particular privilegio y por la dicha de tu santa visión, que ahora le consigues a El cara a cara, te imploro, te ruego y te imploro Oh adorado San Antonio, que me des tu ayuda en mis tristezas, dificultades y ansiedades, sobre todo en lo referente a (aquí señala tu problema, tu pedido)».
«Oh, permite que tú corazón se conmueva para mediar por mí, para oír y contestarme. Háblale al Señor de los anhelos y necesidades de tu piadoso (a) cliente. Una frase, una mirada de tu corazón que mucho adora al Niño Jesús, consumará mi éxito y me colmará de dicha y de gratitud. Amén».
«San Antonio al que el Niño Jesús adoro y honró, confiéreme lo que te pido.
San Antonio, enérgico en verbo y acción, confiéreme lo que te pido.
San Antonio, siempre presto a ayudar a los que te claman, confiéreme mi petición. Amén».
V. Implora por nosotros San Antonio.
R. Para que tengamos la dignidad de lo que promete Cristo.
«Oh Dios, que te serviste elegir a San Antonio como ejemplo de todas los méritos para la bendición de toda la humanidad, y has transformado a numerosas almas por medio de sus sermones y buen ejemplo».
«Confiéreme que por sus virtudes y mediación pueda real y ciertamente transformarme, dimitir al pecado y a todo anhelo de faltar, y que me pueda hacer cada vez más y más de la complacencia divina por el ejercicio de la auténtica virtud. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén».
Oración infalible a San Antonio
«Oh Glorioso San Antonio, él más correcto de todos los santos, tu adoración por Dios y tu piedad por sus criaturas te otorgaron el mérito, cuando te encontrabas aquí en la tierra, de contar con poderes prodigiosos.
«Los milagros aguardaban tu palabra, que tu te encontrabas siempre dispuesto a manifestar por aquellos con dificultades o ansiedades. Movido por este pensamiento, te ruego logres para mí… (manifiesta tu petición). La contestación a mi rezo puede que necesite de un milagro, pero aún así a ti se te considera el santo de los milagros».
«Oh Correcto y adorado santo, cuyo corazón usualmente esta colmado de piedad humana, murmura mi pedido a los oídos del dulce Niño Jesús, a quien le encantaba estar en tus brazos, y eternamente tendrás el agradecimiento de mi corazón».
Orar 13 padrenuestros, avemarías y glorias.
Oración a San Antonio para pedir su intercesión
¡Oh Venerable San Antonio!, a quien Dios ha escogido como mediador nuestro en los aprietos y pérdidas de la existencia material, y como defensor de los humildes ante los poderosos: Ampáranos con tu favor en todo lo que necesitemos y en las complicaciones de nuestra vida».
«Otórganos honesto amor de los pobres, suma confianza en Dios y elevado aprecio de la vida perpetua, para la cual está a la orden toda la vida temporal. Particularmente rogamos tu mediación en este favor que te suplicamos.
Biografía de San Antonio de Padua
A Antonio de Padua, igualmente se le conoce como San Antonio de Lisboa y su nacimiento tuvo lugar en Lisboa, Portugal, alrededor de 1191 a 1195 y su muerte aconteció en Padua, Italia, el 13 de junio de 1231. Se le conoció como un religioso de la Congregación Franciscana, siendo predicador y teólogo y reverenciado como santo y doctor de la Iglesia por el catolicismo.
Su competencia para la prédica era notoria, tanto así que se le llamó «Arca del Testamento» de parte de Gregorio IX. Las referencias bíblicas en las Prédicas dominicales y Prédicas festivi, las dos obras de su autoría, rebasaron la cifra de los seis millares, lo que presupone un grado de conocimiento escolástico que le da justificación al reconocimiento especial que se le otorgó, «doctor evangélico».
A la santificación de Antonio de Padua se le considera como la segunda de mayor rapidez efectuada por la Iglesia, luego de San Pedro Mártir de Verona. Es uno de los santos del catolicismo de mayor popularidad y su devoción se haya ampliamente propagado, siendo su festividad conmemorada el 13 de junio.
Milagros de San Antonio de Padua
El Niño Jesús se le apareció aún siendo un fraile cuando se hallaba orando a solas en su habitación. Esa es la razón por la que en las imágenes de San Antonio de Padua siempre aparece con el Niño Jesús en brazos.
San Antonio de Padua, cuando mantenía una controversia con un hereje, fue retado a evidenciar la presencia de Jesús en la Eucaristía. Para lo cual, colocaron una mula en ayuno, para que al momento de liberarla, ésta eligiera entre el alimento y la veneración de Jesús. Al llegar el momento, el animal se apartó el heno para arrodillarse ante la presencia de Dios, lo cual ocasionó gran impresión entre los presentes.
Enorme número de de seguidores eran atraídos por la popularidad de sus predicas, por lo que, en cierta ocasión, la iglesia en la cual se hallaban no daba cabida a todos, por lo que se resolvió oficiarla al aire libre. De repente el cielo mostró amenazas de una terrible tempestad que hizo ahuyentarse a los feligreses, pero el santo los convocó y les garantizó que no se mojarían. Efectivamente, la tempestad descendió alrededor de ellos, quedando secos todos los asistentes.
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